14 February 2007


LEONARDO AGUIRRE RELOADED

En la Bitácora El Hablador encuentro una entrevista a Leonardo Aguirre sobre sus ultimos avatares literarios y sus "paltas" con algunos miembros del mundillo literario limeño y algunos "roches" con cierto blogger, que lo pintan de cuerpo entero. Odío a la musica, como dicía el recordado Veco:

Ya sé que has hablado muchas veces de eso, pero siempre me dio curiosidad saber qué pasó exactamente antes de los golpes, en qué parte de la discusión estaban…

–Él fue decidido a que yo le respondiera por cada una de las cosas que había escrito en la reseña de su librito. Yo sólo le dije que todo ya estaba publicado en esa reseña, que era inútil repetir lo escrito, y que francamente me parecía patético que el escritor tenga que salir a defender su libro cuando el libro se defiende solo. Justo ahí, cuando dije lo de patético, él se paró y, bueno, yo pensé que simplemente se estaba quitando. Por eso te digo que me agarró de sorpresa. El caso es que el golpe me tiró al suelo, volaron los lentes, me dio un par de patadas, y eso sucedió durante varios segundos sin que nadie atinara a nada. Supongo que todos se quedaron paralizados por la sorpresa hasta que apareció Johann Page, lo abrazó por detrás y lo sacó de la sala. Yo me levanté, cogí mis lentes, encendí un pucho, salí, y afuera Page pugnaba por sujetar a Galarza, que seguro quería continuarla. Cuando estaba bajando las escaleras, escuché que Galarza gritaba a voz en cuello: “¡Intelectuales de mierda!” (risas). Pero después se disculpó. Fue a mi casa y no sé quién diablos le dio mi dirección… No, no me encontró. Luego llamó a mi celular y tampoco sé cómo cuernos consiguió mi celular. Entonces sí habló conmigo. Me dijo que en esos días había tenido una serie de problemas domésticos y laborales y que conmigo explotó. Así que nada: se disculpó y punto. Para mí eso fue suficiente.

Cuéntame sobre tu novela, ¿también es humorística?

–Totalmente. Una ópera bufa. Y medio tarantinesca, además…

Siempre lo audiovisual antes que lo libresco…

–Exacto. Supongo que eso tiene que ver con mi carrera… ya sabes que estudié Comunicaciones. Últimamente, más que leer, estuve consumiendo mucho cine y series de televisión. Lo cual también es lógico si tienes en cuenta que estuve escribiendo casi todo el día, o sea, después de terminar la jornada de escritura, lo que menos quieres hacer es volver a la literatura. Y de lo poco que he estado leyendo en los últimos meses, lo único que me llamó la atención fue un libro de cuentos escrito por el director de cine Ethan Cohen.

¿Hay algo que decir sobre tu comentado affaire con Cecilia Zero?

–No hubo ningún affaire. Y es falso que yo haya intentado seducirla, como dicen por ahí. Es más, en una revista llamada Urbania, ella misma dice textualmente que le invité un café y… no, pues, nunca lo hice, no sé de dónde sacó eso. Seguro que alguien se hizo pasar por mí y le escribió un mail o chateó con ella, sabrá Dios. No es la primera vez que sucede. Yo tengo serias sospechas de Víctor Coral, que tiene esa costumbre. Claro, él suele crear direcciones falsas con nombres reales. Si no, que lo diga Gabriel Ruiz Ortega, que conoce sus mañas y ya las ha documentado sobradamente.

¿Qué problema tienes con Coral?

–Muy simple. Me propuso un canje. Aunque la palabra correcta quizá sea chantaje. Yo ya sabía que ése era su modus operandi. Coral me hizo el cuestionario para la columna Mesa de Noche, que en ese entonces salía en la página de libros de la revista Somos, y luego no quería publicarla. Me estuvo peloteando por un buen tiempo y entonces, una tarde, me lo crucé en la Feria del Libro de Miraflores. Me regaló la reedición de su poemario Luz de limbo. Así que, días más tarde, cuando me lo encontré en el chat y le pregunté, una vez más, por mi Mesa de Noche, Coral me propuso la cochinada: haz una reseña favorable de mi poemario en Lamujerdemivida y entonces yo publico al toque tu Mesa de Noche. ¿Te das cuenta de la catadura moral de este fulano? Por supuesto que nunca acepté ese chantaje.