31 December 2008

TALLER DE NARRATIVA (NIVEL AVANZADO)


TALLER DE NARRATIVA

(NIVEL AVANZADO)

Librería Ksa Tomada y Bizarro Ediciones invitan a estudiantes, profesionales y público en general al Taller de Narrativa (Nivel Avanzado), interesados en la creación de textos narrativos que en el mes de enero dictará el escritor y editor Max Palacios.

Cada sesión contará con la presencia de un reconocido escritor, que compartirá con los talleristas su experiencia narrativa.

INICIO: Miércoles 7 de enero de 2009.

DURACIÓN: 4 sesiones de 8 horas lectivas

HORARIO: Miércoles de 6 a 8 p.m.

INFORMES E INSCRIPCIONES: Librería Ksa Tomada (Conquistadores 1238, San Isidro. Teléfono: 421-1123 / 421-1432)

CUPO LIMITADO (10 VACANTES)

TEMARIO DEL TALLER

SEMANA 1


-La planificación del trabajo narrativo: la elección de la historia y la configuración de la trama, la construcción del espacio ficcional y la personificación y caracterización de los personajes. Lectura de cuentos. Participación de escritor invitado.

SEMANA 2

-Algunas técnicas narrativas contemporáneas: la combinación de planos temporales, las perspectivas múltiples, el narrador parcialmente omnisciente, el flash-back, el monólogo interior, los vasos comunicantes, las cajas chinas. Lectura de cuentos. Participación de escritor invitado.

SEMANA 3

-Tipos de narrador: el narrador testigo y el narrador protagonista. El narrador homodiegético, y heterodiegético. Narrador en primera, segunda y tercera persona. Lectura de cuentos. Participación de escritor invitado.


SEMANA 4

-Algunos conceptos de narratología. La focalización. La focalización interna y externa. Focalización cero. El cronotopos. Lectura de cuentos. Participación de escritor invitado.

90 AÑOS DE SALINGER


EL ESCRITOR AUTOEXILIADO

Sin lugar a dudas, alrededor de la figura de J.D. Salinger se ha generado un halo de misterio que hasta ahora sigue fascinando a sus seguidores y críticos literarios. El escritor, autoxiliado desde hace muchos años en una finca a la cual nadie tiene acceso, cumple este 1 de enero 90 años, y aunque afirma que sigue escribiendo todos los días, hasta ahora no ha mandado nada nuevo a la imprenta. La nota se recoje en la sección cultural de La República:

Jerome D. Salinger, uno de los escritores más influyentes de Estados Unidos, cumple 90 años hoy sumido en la reclusión que eligió desde el comienzo de su carrera, y sin publicar un trabajo desde hace cuatro décadas.
“Me gusta escribir. Amo escribir”, dijo Salinger en 1974 en una de sus raras entrevistas con The New York Times. “Pero escribo solo para mí mismo, y para mi placer”.Este desdén por la publicidad y la empecinada defensa de su vida privada, tan alejada del culto a la exhibición y la fama de la cultura actual, han rodeado a Salinger de un “misterio” que los medios han retratado en artículos ocasionales.
Salinger tenía ya 32 años de edad cuando debutó en 1951 con The catcher in the rye (El guardián entre el centeno), la historia de un adolescente rebelde y sus experiencias quijotescas en Nueva York, que encumbró al escritor a lo más alto de la escena literaria.Su descripción de la alienación del protagonista, Holden Caufield, y la pérdida de la inocencia de los adolescentes y su paso a la vida adulta, han probado su perdurabilidad: aun ahora se venden cada año unos 250.000 ejemplares.

¡FELIZ AÑO 2009!


EL AÑO DEL BUEY

A todos los lectores de Amores bizarros les deseo un Feliz Año 2009 y que este próximo año sea bueno para todos. Mientras muchos nos aprestamos a celebrar la llegada de un nuevo año, en algunas latitudes celebrará el Año del Buey en el Horóscopo Chino, que los entendidos anuncia como una prolongación del Año de la Rata:

El año 2009 será el año del Buey de Tierra. Una leyenda cuenta que, cuando Buda convocó a los animales, la Rata viajó sobre el lomo del Buey, que llegó puntualmente a la cita antes que cualquier otro animal. Sin embargo, justo en ese instante la Rata saltó del lomo del Buey y reclamó para sí el primer lugar, a lo cual el Buey, gentilmente, no se opuso. Lo importante de esta fábula es que nos enseña que los años del Buey no los podemos interpretar aisladamente, sino a la luz de su antecesor, el año de la Rata. En efecto, se dice que “lo que la Rata comienza el Buey lo termina” y en cierto sentido el año del Buey es una prolongación del año de la Rata, en el cual lo que se inició entonces se termina de consolidar.

Los dejo con algunas cábalas para recibir el año:

Algunas cábalas de año nuevo

La noche que nos traspasa al siguiente año está llena de cábalas y supersticiones que tienen que ver con buenos augurios para el año que comienza.

En Chile, la mayoría de las supersticiones que se llevan a la práctica la noche del 31 de diciembre fueron introducidas por los colonizadores españoles y se arraigaron con más fuerza en la ciudad que en los sectores rurales. Las cábalas que más se realizan son:

- La tradición de las 12 uvas: en el sitio que ocupa cada comensal se coloca previamente un pequeño frutero con 12 uvas y, de acuerdo con el ritual, se debe comer una uva por cada una de las 12 campanadas del reloj. Idealmente seis verdes y seis moradas. De esta forma, los anhelos y aspiraciones se hacen realidad... por lo menos eso dicen.

- Sentarse y volverse a parar con cada una de las doce campanadas: trae matrimonio.

- Recibir el año nuevo con dinero dentro de los zapatos: trae prosperidad económica.

- Para tener mucha ropa nueva: la noche del 31 debes usar la ropa interior al revés.

- Poner un anillo de oro en la copa de champaña con la que se hará el brindis: te asegurarás que no falte el dinero (ojo con tragártelo).

- Cocinar una corvina sin quitarle las escamas: para asegurarse un buen pasar económico (quien la coma tendrá tanta plata como escamas haya comido).

- Encender velas de colores: las azules traen la paz; las amarillas, abundancia; las rojas, pasión; las verdes, salud; las blancas, claridad, y las naranjas, inteligencia.

- Repetir en voz alta o mentalmente la frase "Voy a ser feliz este año" junto a los doce campanadas.

- Si se sale a la calle, tratar que la primera persona que se vea sea joven, ya que mientras menor sea, mayor será la felicidad.

- Sacar las maletas a la puerta de la casa para tener muchos viajes el año que comienza. Mejor aún es dar la vuelta a la manzana arrastrando las maletas.

- Usar ropa interior amarilla la noche de fin de año, para asegurar felicidad y buenos momentos. Mejor usarla por el revés y cambiarla al derecho despues de medianoche. Mucho mejor si los calzones son regalados.

- Comer una cucharada de lentejas (cocidas) dentro de los primeros minutos del nuevo año para tener prosperidad.

-Lavarse las manos con champaña y azúcar: para tener dinero. A las 12 de la noche, se meten las manos a una fuente con azúcar. Luego se lavan con champaña.

-Repartir espigas de trigo: símbolo de la abundancia. Lo ideal es repartirlas entre todos los asistentes (que todos tengan en las manos la medionoche) y tambien esparcirlas por la casa.

-Quemar al muñeco "viejo": para desprenderse de las cosas malas del año que termina. Es necesario hacer un muñeco con la ropa vieja. Si se quiere, se le puede poner en el bolsillo una lista con todas las cosas malas del año que quieren eliminarse. Se debe poner en un lugar sin riesgos de incendio. A medianoche se le prende fuego.

La conocida astróloga Nena Borrero recomienda, como una costumbre sabia y sana, ocupar algunos momentos del último día del año que se va, limpiando y ordenando la casa, pues el estado del lugar en que vives reflejará el desarrollo de tu vida el año que comienza. "Entre más limpia, ordenada y radiante, mejor será tu vida", recomienda en su sitio web.

También propone encender velas blancas, rojas y verdes y dejarlas encendidas, en un lugar a prueba de incendios, hasta que se consuman por completo.Deben estar encendidas a la medianoche. Estas velas representan amor, armonía, salud y prosperidad para el año.

Básico, en todo caso, es tener fé en lo que estás haciendo. Y para terminar, sugiere rezar a medianoche, "por ti mismo, por tus seres queridos, por la humanidad, por el planeta y el universo entero, y que des las gracias por todos los dones que recibiste durante el año que se acaba".

30 December 2008

CENTRO CULTURAL GONZO


POETA POLISEXUAL Y CAMPAÑA NAVIDEÑA

Aunque a destiempo, quiero comentar la divertida campaña navideña que ha iniciado el poeta Giancarlo "Polisexual" Huapaya en su blog: Centro Cultural Gonzo. El mismo blogger nos invita a esta propuesta sana, divertida, ecológica y, sobre todo, barata:

Bajo la premisa: "El consumismo navideño es el Mal" se propone esta saludable campaña webcomiquera que intenta luchar contra el consumismo tradicional que degrada el medio ambiente, agota los recursos naturales y genera residuos no biodegradables. Apuesta por regalos sostenibles y compatibles con la crísis económica.

25 December 2008

BAJO FONDO + CERATI (EL MAREO)



Y ya que nos hemos puesto en una onda regalona, los dejo con un video de Bajo Fondo y Gustavo Cerati, con una letra imprescindible. Cómo no llegar a la edad de Cerati con ese espíritu juvenil que envidiamos sanamente, ¿no?

24 December 2008

UN CUENTO DE NAVIDAD



Y ya que estamos hablando de regalos navideños, no encuentro mejor forma de agradecer a mis lectores de éste y del otro lado del Atlántico que posteando un cuento mío recién salido del horno y que forma parte de los proyectos del 2009: una versión recargada de los "nuevos" Amores bizarros. Disfrútenlo y tengan una feliz navidad.

AMOR NAVIDEÑO

Por: Max Palacios

-¿Contrataste al señor para que venga a poner los clavos? –preguntó la mujer colocando las manos en la cintura, apenas salió del ascensor directo e ingresó al departamento.

-Llame, pero nadie respondía a ese teléfono –dijo el hombre, sin mirarla, sentado en el sofá con una lata de cerveza y viendo la televisión.

La mujer dejó las bolsas del centro comercial sobre el piso laminado y empezó la guerra verbal a la que estaba acostumbrada desde hacía dos meses.

-Pero, si te dejé el dinero, el teléfono y la dirección para que lo hagas todo. Hubieras ido allá mismo para contratar al hombre ése.

-Son solo unos clavos mujer, ya otro día lo hacemos.

-No se puede hacer otro día, mañana es la cena de navidad y va a venir toda “mi” familia. Necesitaba esos clavos para colgar el cuadro que compré.

El hombre se levantó y esta vez miró fijamente a la mujer. Bebió el último sorbo que quedaba de la lata y expulsó un gran eructo.

-La verdad…, no me gusta tu cuadro. Me parece ordinario y común, como salido de una tienda barata y de mal gusto –dijo esta vez, con el coraje propio de la sétima lata de cerveza de la tarde.

-¿Así que te parece ordinario mi cuadro? ¿Y tú que mierda haces por esta casa, ah? Hace dos meses que perdiste el trabajo y solo te la pasas tomando cerveza y viendo televisión. A ver, dime, ¿qué mierda haces?

-¿Acaso no querías eso? ¿Un marido que estuviera pendiente de ti las veinticuatro horas del día? ¿Un perro faldero que esté oliéndote el culo todo el día? Eso es lo que siempre me decías. Entonces, sopórtame dos meses más.

-¡Qué sinvergüenza eres! ¿Te he mantenido durante todo este tiempo y ahora quieres que te soporte dos meses más? ¿Quién te has creído, energúmeno? Mañana mismo llamo a mi abogado y empiezo los trámites del divorcio. ¡No lo soporto más!

El hombre pasó por su costado como se pasa por un poste de luz cuando se está ebrio, con cuidado de no tropezarse, sorteó un arbolito de navidad que recién habían comprado, entró al baño de huéspedes y cerró con seguro la puerta. Abrió el grifo del lavatorio, se sentó en el inodoro y sacó el teléfono celular del bolsillo para hablar en secreto.

-Hola, mi amor…¿Recibiste mis regalos de navidad?...Qué bien que te hayan gustado…Aquí, lo mismo de siempre, mi mujer jodiendo por unos clavos…Está dando resultados tu plan…Sí, me acaba de hablar de divorcio…Ya te cuento apenas nos veamos…Otro beso inmenso para ti.

Posteriormente se levantó, abrió el cierre, vació sus ansias y, mientras se cerraba el pantalón, exhaló un suspiro de felicidad que anunciaba una etapa de cambio y libertad.

BURN AFTER READING (TRAILER)



Si alguien dudaba de la genialidad de los Hermanos Cohen, aquí tienen una película que despejará cualquier suspicacia mezquina. No sé si alguna vez hablé de mi debilidad por John Malkovich, pero en esta película actúa en forma extraordinaria (con un papel en el cual más de un lector se va a sentir identificado).

En lugar de atiborrar los centros comerciales comprando alguna tontería navideña, regálense esta película que les va a remover los esquemas mentales. El plato está servido.

23 December 2008

EL "OTRO YO" DE LOS ESCRITORES


LOS AUTORES Y EL DEPORTE

La imagen del escritor como una persona bohemia y con una vida nocturna acelerada se viene al piso con el último artículo publicado en Domingo de La República por Rafael Robles sobre los escritores y el deporte. Y ahi lo vemos a Jorge Eslava como Boxeador, a Iván Thays como fanático del Winning Eleven, a Alonso Cueto en su faceta de tenista, a Sergio Galarza en plena cancha de fútbol y a Santiago Roncagliolo sentado frente a un tablero de ajedrez:

JORGE ESLAVA (BOXEADOR):

“Todo comenzó por accidente. Fui convocado para completar el equipo de San Marcos. Me dieron una paliza en mi primera pelea, pero me quedó la afición por este deporte”, cuenta el autor de “Cuentos horribles“, quien, sin embargo, es un golpeador tierno, un poeta que hace 400 abdominales al día. “El deporte me ha salvado porque ha sido un soporte emocional en mi vida. A mí me parece muy útil que los chicos lo practiquen, que se cuiden y aprendan a amar su cuerpo”, confiesa el Premio Internacional IBBY de literatura infantil.

IVÁN THAYS (JUGADOR DE WINNING ELEVEN)

Así como arqueros y boxeadores, los jugadores de PlayStation dependen de sus manos. Iván Thays es uno de ellos. Se reúne todos los viernes con 11 amigos (entre los que se encuentran los narradores Edwin Chávez, Johan Page y el poeta José Miguel Herbozo) para competir en campeonatos por parejas. Muy de vez en cuando los acompaña alguna bebida alcohólica. “Yo nunca tomo mientras juego. Al contrario, me enojo cuando mi pareja sí lo hace porque siento que baja su nivel”, confiesa, en ejemplar demostración de profesionalismo, el autor de la novela “La disciplina de la vanidad”, reconocida en el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos y en la que varios de sus personajes –escritores latinoamericanos jóvenes– también compartían el gusto por la consola.

SERGIO GALARZA (FUTBOLISTA)

El autor de “La soledad de los aviones” es hincha de Alianza Lima y fue campeón del torneo entre facultades de la Universidad de Lima, haciendo equipo con Jorge Eslava. “Era difícil hacerle un gol. También vehemente como yo, solía ser un poco difícil tenernos a ambos defendiendo una misma camiseta. Reclamábamos mucho”, recuerda con la satisfacción de haberla pasado bien con una pelota, la misma que hoy patea dando al 100%, la que lo obliga a meter la pierna fuerte como un adjetivo en alguna de sus historias de personas solas cuando el fútbol le deja un tiempo libre para la literatura, lo segundo más importante en su vida.

ALONSO CUETO (TENISTA)

“En el momento en que el tenista lanza magistralmente su bala, le posee una inocencia totalmente animal”, dice César Vallejo en uno de sus poemas. Para Alonso Cueto el tenis es una mezcla de elegancia y violencia que lo atrae desde el día en que, cuando tenía 9 años, su padre le regaló su primera raqueta. “Entreno dos veces por semana. Cuando mi entrenador no está, mi obsesión por este deporte me hace jugar contra la pared”, cuenta el autor de “La hora azul”, premio Herralde de Novela 2005. “Uno está totalmente solo en el momento en el que el otro va a sacar, sin nadie que te ayude. El escritor se encuentra igual frente a la página en blanco”, reflexiona después de dar un derechazo y clavar la bola en el vértice de la cancha número 3 del Club Suizo.

SANTIAGO RONCAGLIOLO (AJEDRECISTA)

“Mi pasatiempo es el ajedrez, pero no es un juego muy popular, así que solo tengo un rival: un viejo amigo peruano con quien me reúno dos veces al mes para jugar y tomar cervezas. Es un juego perfecto para un escritor, porque igual que las novelas, forma un universo cerrado, sin lugar para el azar, donde solo ocurre lo que el autor decide. Pero además, hay otro autor que arma su propio universo en conflicto con el de uno. Y cada rival expresa su personalidad en el juego.

SIU KAM WEN EN REEDICIÓN

UNA BUENA NOTICIA PARA LOS LECTORES

Hace unas semanas comentaba el hecho de que había leído el libro El tramo final de Siu Kam Wen en una versión en fotocopia porque no existía la versión original. Al parecer, la Editorial Casatomada ha tomado en serio este problema y va a subsanar tal vacío. Leo en el blog del escritor peruano-chino la buena noticia de que esta editorial independiente va a reeditar el primer libro de este autor a inicios del próximo año. El propio escritor nos cuenta la noticia en su blog:

La editorial Casatomada de Lima ha decidido reeditar El tramo final en su nueva colección Clásicos Contemporáneos. Mi primer libro de cuentos ha tenido el honor de ser escogido como el abanderado de la colección.

El tramo final fue publicado en 1986 por Lluvia Editores, contiene el cuento del mismo nombre que ha sido incluido en varias antologías; el cuento "Historia de dos viejos", que obtuvo una mención honrosa en el Premio Copé de 1981; y el cuento "Vigilia", traducido al inglés e incluido en la antología From the Threshold de Luis Ramos García y Luis Fernando Vidal. El tramo final ha sido traducido íntegramente al francés por Béatrice Cáceres Letourneaux. El tramo final fue seleccionado como uno de los diez mejores libros de la década de los ochenta por críticos y escritores en una encuesta conducida por la revista Debate.

La reedición estará en las librerías de Lima en febrero del año 2009.

22 December 2008

ENTREVISTA A GABRIELA WIENER


SOBRE SEXOGRAFÍAS

Después del éxito de la presentación de Sexografías, en la Feria del Libro Ricardo Palma, este fin de semana Gabriela Wiener fue entrevistada por María Paz de la Cruz para la Revista Domingo de La República. En la misma, la autora se refiere a su preferencia por el periodismo gonzo y los temas sexuales y controvertidos. Los dejo con las preguntas más atractivas:

–Se refieren a ti como periodista gonzo, ¿en qué consiste tu método de trabajo?

–Trato de conseguir una empatía con las personas que me van a contar su historia y mostrar su mundo. Me acerco, doy besos y lo que haga falta. Suelo hacerles confesiones, les propongo intercambiar intimidades. Me gusta devolverles la confianza depositada en mí mostrando también algo de mí. También intento pasar mucho tiempo con mis personajes para que ocurran cosas y hasta desencadeno algunas.

–Humpter Thompson, el padre del periodismo gonzo, llegó a tener una vinculación tan fuerte con las drogas durante sus reportajes que terminó volviéndose adicto al crack, ¿tú te involucrarías tanto con este método de trabajo?

–Lo haría solo si está justificado, cada uno tiene sus límites, tu cuerpo tiene unos límites. Yo por ejemplo ahora estaba pensando hacer un gonzo con testosterona. Hay una escritora que se llama Beatriz Preciado que ha hecho un libro que se llama “Testo Yonki” sobre su experiencia con la testosterona que tuvo un sentido político y de reivindicación de la transgeneridad por encima del sexo biológico. Es un gel que se pasa por el cuerpo y los efectos pueden ir desde que te salgan pelos hasta cuestiones psíquicas, emocionales y sexuales. Ese me parece un modelo de gonzo con sentido. No me interesa solo juerguearme, aunque si las drogas me hicieran escribir como lo hace Humpter Thompson en “Miedo y asco en Las Vegas” no lo dudaría.

(...)

–¿Dónde se desata tu liberalismo, en Perú o en España?

–Aunque aquí ya escribía en primera persona y coqueteaba con temática sexuales, realmente salí del clóset cuando me fui a vivir fuera. Desde ahí escribí que había hecho tríos o que estaba casada, pero también me gustaban las mujeres o los gays. Es verdad que en España se habla abiertamente de sexo, pero en realidad largarse a cualquier país te ayuda a liberarte, estar lejos de Lima te ayuda a centrarte, a dejar los prejuicios estúpidos y el miedo a lo que piense tu pequeño círculo familiar y amical. Por último mi “liberación” coincide con la liberación de muchos. En este momento miles de chicos están contando su vida sexual en los blogs. Somos una generación de gente que comparte su intimidad con los otros y reflexiona sobre ella.

–Siendo tu papá un periodista ex político de izquierda radical, ¿qué reacción ha habido en tu entorno familiar en cuanto a tu trabajo?

–Soy tan radical como mi papá. Él no ha leído el libro, pero fue el primero que se me tiró encima después de la presentación para llenarme de besos. Yo tampoco leo todos sus artículos. Ya lo leerá, pero dale su tiempo, creo que es difícil para cualquier papá, no solo para un papá trostkista.

17 December 2008

BLOG DE DOMINGO DE RAMOS


DORADA APOKALYPSIS

Una de las voces más destacadas del Movimiento Kloaka es la del poeta Domingo de Ramos, quien hace poco, después de una gira por Estados Unidos y Europa, acaba de incursionar en la blogósfera literaria con su espacio virtual DORADA APOKALYPSIS, blog que reúne algunos textos recopilados por el autor y que aún no han sido reunidos en un libro.

Los dejo con una breve e informal entrevista (sin editar) realizada por el poeta chiclayano Stanley Vega al autor de Pastor de perros:

¿Hace cuántos días que has llegado a Lima?

Hace unos días, cerca de una semana, venido de las Europas.

¿Y qué tal el recital en el King Juan Carlos I Center de New York University?

Fue muy bueno, hubo un recibimiento cálido y con organizadores que saben de poesía y lo valoran por supuesto, muy diferente con los de aquí.

Y tu experiencia en Europa, ¿en qué consistió el vacilón en países como Alemania, Italia y España?

Los viajes siempre enseñan y uno aprende mucho, confrontas tus trabajos con otros y en ámbitos diferentes y eso es sumamente estimulante.

¿Extrañaste Lima? ¿Compadre, te ha entrado la nostalgia al alma en algún momento?

Extrañar, no, para nada .Lo que extrañaba era dormir tranquilo para luego escribir. A veces estos viajes son agotadores y estresantes.

Fácil te hubieras quedado por allá, acá no pasa nada, ¿lo has pensado? No importa de ilegal brother.

Ya lo he pensado pero por ahora todavía, quizás mas adelante.

¿Harás una presentación oficial de tu reciente libro, Dorada Apocalipsis, publicado por el sello de Cecilia Podestá?

En eso estoy, quisiera presentarlo en todas partes de Lima y el Perú.

Ahora que estás de vuelta a Lima, ¿qué proyectos vienen en camino?

Estoy viendo mis dos libros inéditos que lo anuncio en mi blog y no sé qué me depara el futuro, yo no pienso ni me hago paltas por eso del mañana.

A ver si luego haces una gira por el norte de peruavian pues

Gracias por la invitación, me gustaría hacerlo.

PALABRA DE MASTURBADOR


INTERRELACIONES ENTRE EROS Y LENGUAJE

El gran George Steiner examina las relaciones entre los actos sexuales y el habla, ya que "la enunciación es la punta del iceberg de los significados sumergidos, implícitos" y "en ninguna parte esto es más omnipresente y más formativo que en las cámaras de resonancia de lo erótico".

Por George Steiner *

¿Cómo es la vida sexual de un sordomudo? ¿Con qué incitaciones y cadencia se masturba? ¿Cómo experimenta el sordomudo la libido y la consumación? Sería extremadamente difícil obtener testimonios fiables. No conozco ningún corpus de investigación sistemática. Sin embargo, la cuestión posee una marcada importancia. Atañe a los centros nerviosos de las interrelaciones entre eros y lenguaje. Pone en el perplejo centro de la atención el tema, absolutamente decisivo, de la estructura semántica de la sexualidad, de su dinámica lingüística. Se habla y se oye hablar de sexo, en voz alta o en silencio, exterior o interiormente, antes, durante y después de las relaciones. Las dos corrientes de comunicación, las dos puestas en escena son indisolubes. La emisión es parte integrante de ambas. La retórica del deseo es una categoría del discurso en la que la generación neurofisiológica de actos de habla y de actos amorosos se implican recíprocamente. La puntuación es análoga: el orgasmo es el signo de admiración. Lo que se sabe de la sexualidad de los ciegos demuestra las esenciales funciones de la representación interiorizada, de una imaginería verbal en la cual los valores lingüísticos y táctiles se determinan y se refuerzan entre sí. En ninguna otra interfaz de la estructura humana están tan íntimamente unidos los componentes neuroquímicos y lo que consideramos como los circuitos de la conciencia y del subconsciente. Aquí, la mentalidad y lo orgánico forman una sinapsis unificada. La neurología atribuye reflejos sexuales al sistema nervioso parasimpático. La psicología aduce impulsos y respuestas voluntarios cuando se analizan los procederes sexuales humanos. El concepto de "instinto", por su parte, sólo escasamente comprendido, caracteriza la fundamental zona de interacción entre lo carnal y lo cerebral, los genitales y el espíritu. Esta zona está saturada de lenguaje.

Los elementos de esta inmersión lingüística –entramos y salimos del lenguaje cuando preparamos, mantenemos y recordamos relaciones sexuales– son tan numerosos y complejos que desafía cualquier intento de enumeración exhaustiva y más aún a una clasificación sobre la que haya acuerdo. Se afirma que el lenguaje es al mismo tiempo universal y privado, colectivo e individual. Todo hombre y toda mujer no impedido recurre de manera automática, si podemos decirlo así, a un almacén de palabras y construcciones gramaticales preexistentes y accesible. Nos movemos dentro del diccionario y la gramática de la posibilidad. En proporción con nuestras capacidades mentales, entorno social, formación académica, origen geográfico y patrimonio histórico, imaginamos nuestro lenguaje propio. Pero aun estando imbuidos del mismo ethos y entorno social étnico, económico y social, todos y cada uno de los seres humanos, desde el imbécil y casi incapaz de expresarse hasta el verbalmente dotado, desarrollan un "idiolecto" más o menos eficiente, es decir, su peculiar código de medios léxicos y sintácticos. Apodos, asociaciones fonéticas y referencias ocultas marcan estas singularidades. Cuando no se propone la tautología, como en la lógica formal y simbólica, el lenguaje, aun el rudimentario, es polisémico, de estratos múltiples, expresivo de intenciones sólo imperfectamente reveladas o articuladas. Codifica. Esta codificación puede desde luego ser perceptible, originarse en recuerdos compartidos, aspiraciones históricas, contextos políticos y sociales. Pero también puede ocultar necesidades y significaciones esenciales, individualizadas, intensamente privatizadas. El lenguaje es en sí y por sí multilingüe. Contiene mundos. Considérese simplemente el lenguaje de los niños. La mayoría de las veces, la enunciación articulada es la punta del iceberg de los significados sumergidos, implícitos. Hablamos, oímos "entre líneas". La comprensión y la recepción son actos que intentan descifrar un código, entrar en él.

En ninguna parte es más omnipresente y más formativa esta "linealidad" que en las cámaras de resonancia de lo erótico. Es un lugar común que la dirección escénica, tanto retórica como verbal, de la seducción está repleta de verdades a medias, con tópicos adoptados o falsedades que, a su vez, han de ser glosadas por el objeto de deseo. Los sonidos que acompañan al orgasmo, a menudo situados en el umbral de la verbalización y que en ocasiones parecen retroceder a la prehistoria del lenguaje, pueden ser deliberadamente mendaces. Tienen su brutal poética de la hipocresía, como la tienen los floreos y las sinceridades, hechas drama, de la elocuencia erótica. El monólogo y el diálogo –o más exactamente el monólogo en tándem– pueden alternarse, pueden fundirse en una riqueza de cadencia y matiz casi imposible de analizar sistemáticamente. Se intuye que durante la masturbación palabra e imagen están más estrechamente relacionadas, más "dialécticamente" vigorizadas que en cualquier otro proceso comunicativo humano. Las cartas de Joyce a Nora constituyen un palpitante testimonio de esta interacción. Incluso por sí solos, una palabra, un grupo de sonidos pueden desencadenar una jadeante excitación (el célebre faire catleya de Proust). La imagen se despliega dentro del sonido. Así, la masturbación tiene su gramática muda. Sin embargo, dentro de sus intimidades, en los recovecos de la íntimo, están funcionando factores públicos. La fraseología erótica y sensual de los medios de comunicación, la jerga amorosa del cine y la televisión, la declamación de la publicidad con sus vaivenes y el mercado de masas estilizan y convencionalizan el ritmo, la marcha, los elementos discursivos de millones de parejas. En el mundo desarrollado, con su corrosiva pornografía, incontables amantes, sobre todo entre los jóvenes, "programan" sus relaciones amorosas, conscientemente o no, con arreglo a unas líneas semióticas precocinadas. Lo que debería ser el más espontáneamente anárquico, individualmente exploratorio e inventivo de los encuentros humanos se ajusta, en gran medida, a un "guión". Hasta es posible que la última libertad, la autenticidad final sea la de los sordomudos. No lo sabemos.

"Furiosamente inspirado"

La bendición de la variedad creativa se obtiene no sólo entre lenguas distintas, es decir, "intelingualmente". Actúa profusamente dentro de cualquier lengua determinada, "intralingualmente". El más exhaustivo de los diccionarios no es más que una abreviatura resumida, obsoleta ya cuando se publica. El uso léxico y gramatical está en perpetuo movimiento y fisión. Se escinde en dialectos locales y regionales. Los factores de diferenciación funcionan como entre clases sociales, ideologías explícitas o sumergidas, credos, profesiones. La jerga puede variar de un barrio de la ciudad a otro, de una aldea a otra. De una manera que sólo se ha dilucidado parcialmente, la lengua es moldeada por el género. Muchas veces, hombres y mujeres no quieren decir lo mismo cuando pronuncian o escriben la misma palabra. No entender "no" como una contestación es un indicador simbólico. Los cambios en significado e intención dentro de una generación y entre una y otra son constantes. En ciertos momentos de la historia social, de la conciencia familiar, de los reflejos del reconocimiento mutuo, estos cambios pueden tornarse espectaculares. Esto parece ser así en nuestro acelerado presente, entre grupos de edad separados por la mecánica misma de la información. Así, diferentes niveles de la sociedad, diferentes localizaciones geográficas, géneros y grupos de edad pueden llegar a estar al borde de la mutua incomprensión. La pluma estilográfica no habla con el iPod.

La fragmentación lingüística está al servicio de necesidades tanto agresivas como defensivas. Hablamos "por" nosotros mismos y solicitando al otro, rebelándose contra él o desafiándolo. Hasta las expresiones más corteses y gramaticalmente instruidas contendrán partículas de slang calculadas para acentuar la intimidad o la exclusión. Se obliga al muchacho de la escuela de elite, al novato, al cadete pardillo a memorizarlas cuando se reúnen con sus iguales. La jerga de la banda callejera o del hooligan futbolístico no es menos esnob, menos ritualizada. Se deduce que todos y cada uno de los intercambios semánticos, aunque se hagan en la misma lengua e incluso entre íntimos –quizá más marcadamente aquí–, comportan un proceso más o menos consciente, más o menos elaborado, de traducción. No hay mensaje, no hay arco de comunicación entre fuente y recepción que no tenga que ser descodificado. La inmediatez de la comprensión es una idealización del silencio. Habitualmente, la descodificación tiene lugar en el instante y, por así decirlo, pasa inadvertida. Pero cuando surgen las tensiones, privadas o públicas, cuando la desconfianza o la ironía o algún elemento de falsedad dejan oír su ruido de fondo, la interpretación recíproca, el acto hermenéutico puede devenir arduo e incierto. Entran en juego unos signos auxiliares. El tono, la inflexión, la entonación, el lenguaje corporal tanto pueden aclarar como ocultar. Es lo no dicho lo que se dice más alto.

En los lenguajes del erotismo y el seco, estos atributos y opacidades alcanzan su más alto grado de complicada intensidad. Como he sugerido, no hay otro ámbito de la conducta humana en el que la fisiología presione tanto a la mente (una demarcación ya de por sí problemática y discutida). En el transcurso de las relaciones sexuales, el subconsciente se abre camino machaconamente hacia cada fibra de sensibilidad e impulso nervioso. La imaginación se hace carne, adquiere forma corporal, por citar la consumada expresión de Shakespeare, bodies forth. A su vez, la carne imagina y clama. Esto es encarnación y lo demás es cuento. La concordancia etimológica es engañosa, pero "semen" y "semántico" se unen en las emisiones, tanto corporales como lingüísticas. Ya he aludido a las partes "privadas" de la oración. Activan tanto el monólogo como el diálogo. Tanto el lenguaje habitual del onanismo como el de la relación compartida, a su vez un término de comunicación, alternan entre los encuentros diacrónicos y sociales, por una parte, y la referencia personal, oculta y singular, por otra. Es aquí donde florecen los "lenguajes privados". El giro más manido y llanamente coloquial puede asumir una abundancia de comunicación secreta, de incitación hermética. La masturbación pone en escena las paradojas del soliloquio. Inaudiblemente o en voz alta, la corriente verbal hace implosionar voces, sonidos, metáforas, recuerdos y anticipaciones. Nos oímos a nosotros mismos en un complicado proceso de voyeurismo auditivo. En el caso de los semianalfabetos, esta condensación es previsiblemente un tanto trillada y repetitiva. Cuanto más rico es nuestro inventario léxico y gramatical, más inventiva es nuestra orquestación interior. Me refiero una vez más a los coruscantes virtuosismos del autoenvío erótico en las cartas de Joyce y en Ulises; pero John Cowper Powys, un "marturbador furiosamente inspirado", apenas es menos dotado. Cuando están implicadas dos o más partes –la masturbación mutua es un tema perenne en el género erótico y en la pornografía– las variantes son demasiado matizadas y numerosas para enumerarlas (aunque Sade intenta precisamente hacer este índice exhaustivo, una obsesiva parodia de las enciclopedias de la Ilustración). Las parejas inventan sus dialectos particulares del deseo y la satisfacción. Sus lenguajes de alcoba proceden la mayoría de las veces de fuentes de carácter público, la imprenta y las técnicas gráficas. Pero si se dispone de recursos imaginativos puede asumir modos esotéricos, neológicos, totalmente privados. Las novelas de Updike tienen oído fino para estas compulsivas intimidades e invenciones del intercambio sexual. Los amantes se hacen regalos recíprocos que tienen un significado oculto. Dan nombre a los objetos y a las circunstancias que amueblan sus espacios en un adánico impulso de recreación. Literalmente ponen título a partes de sus cuerpos, a posturas sexuales, a las intimidades que preceden a la desnudez. Nabokov celebra estas palpitantes donaciones, en especial entre amantes cuyas lenguas maternas son distintas. El amante rogará a la persona amada que pronuncie estas palabras, aumentando la excitación. Hay un vertiginoso relato de este ritual en una obra de ficción de Edna O'Brien. Cuando el congreso sexual, una designación arcaica pero reveladora, se convierte en lo que los físicos denominan el irresoluble "problema de los tres cuerpos", la confluencia del discurso privado y el público, del lugar común y la novedad, puede tornarse casi indescifrable. En el léxico y en la sintaxis –entretejidos y polisémicos– de los sonetos de Shakespeare hay momentos en los que una tercera voz parece entrometerse en la pareja, enriquecerla, pero también deconstruirla. Este juego se hace más polifónico por el notorio enmascaramiento del género o por sus ambigüedades. Contemplamos el pas de deux y de trois de grupos de palabras como spend, expend y expense en todo el tejido del verso.

Por tanto, todo lenguaje y subconjunto dentro del lenguaje vigoriza, narra, recuerda el sexo en su propia clave específica. Este procedimiento está en perpetuo movimiento; cambia constantemente. Hay incluso claras numerologías del eros. Considérese el significado de "69" en la alusión occidental moderna. Estas variables dan forma a todos los componentes de la relación íntima y de la verbalización sexual, ya sea privada o pública, solitaria o combinatoria. La seducción, la estimulación previa, el coito, el epílogo al orgasmo, el relato subsiguiente, interiorizado o expresado, difieren tanto como los mismos vocabularios y gramáticas. Cada lengua y estrato dentro de esa lengua trazará fronteras diferentes entre las expresiones adecuadas y las que son tabú, entre palabras nocturnas y usos lícitos. De una manera sutil pero imperiosa, segmentarán y marcarán el ritmo de la relación, del cronómetro de la excitación y la satisfacción masturbatoria o conjunta. Diferentes lenguajes y lenguajes dentro de lenguajes delinean, simbolizan, evalúan eróticamente diferentes partes y funciones del cuerpo en su propia perspectiva. Los nombran o los disfrazan en consonancia. La poesía renacentista detalla la corporalidad sexual humana; reside en les blasons du corps. Lo que en un sistema de actos de habla es una designación y desnudez permitida es algo oculto, incluso sacramental, en otro. En el ardiente centro de este laberinto están las asociaciones performativas entre la oralidad semántica y las múltiples prácticas del sexo oral. Las "lenguas" son esenciales tanto en el repertorio discursivo como en el fisiológico. Los labios desempeñan un papel decisivo en ambos. Los epigramas de Marcial son una guía a este quid híbrido. Discretamente veladas, las referencias cruzadas entre elocuencia y felación o cunnilingus refulgen en los sobrentendidos de la poesía barroca y libertina.

* Fragmento de "Los idiomas de Eros", en Los libros que nunca he escrito, de reciente aparición (Fondo de Cultura Económica).

16 December 2008

ESPACIO DE ARTE C.A.L.A.T.O.


Inauguración Espacio de Arte C.A.L.A.T.O

Bajo la dirección de la artista plástica Anahí Vásquez de Velasco, este jueves 18 de diciembre se inaugura un nuevo espacio para el arte en Lima: C.A.L.A.T.O.

Ubicado en el distrito cultural de Barranco (Jr. 2 de Mayo 126), C.A.L.A.T.O se presenta como una propuesta fresca y joven que busca ser una opción alternativa al tradicional circuito limeño. La característica de C.A.L.A.T.O ( Club de Artistas Libres y Activos en Tránsito Operativo) es el arte producido por jóvenes artistas locales pero dentro de una corriente figurativa que busca rescatar el valor del oficio del dibujo y la composición en medio del actual panorama contemporáneo del “todo vale”.

Los artistas que participan en esta muestra inaugural son:

Anahí Vásquez de Velasco
Elizabeth López Avilés
Patt Monroy
Pablo Villaizán
Martin León
Jode Velayarse
Iván Fernández-Dávila


DETALLES:
Lugar: Espacio de Arte C.A.L.A.T.O
Dirección: Jr. 2 de Mayo 126 – Barranco
Inauguración: 18 de diciembre de 2008
Temporada: del 18 de diciembre al 30 de diciembre 2008.
Informes al: 993249100


(En la imagen: Oleo de Iván Fernández-Dávila)

HÉCTOR ÑAUPARI PRESENTA LIBRO


La Red Liberal de América Latina, el Instituto de Estudios de la Acción Humana y Runayay Perú tienen el agrado de invitar a usted a la presentación del libro

“Libertad para todos”

del escritor Héctor Ñaupari,

que se realizará el día Miércoles 17 de diciembre del 2008 en el “Salón Colca” del Hotel Casa Andina, sito en Av. La Paz 463 Miraflores (cruce de Av. La Paz con Jr. Diez Canseco)
a horas 19:00 (hora exacta)

Comentarán el libro Gerardo Bongiovanni, Director Ejecutivo de la Fundación Libertad (Argentina) , Daniel Córdova, Decano de Economía de la UPC (Perú), y Betford Betalleluz, Doctor en Historia de la UNMSM (Perú)

Los organizadores agradecen su asistencia.

Vino de honor

DEL PUEBLO Y DEL BARRIO PRESENTA DVD EN LA CASONA DE SAN MARCOS (MIERCOLES 17 DE DICIEMBRE)



DELPUEBLO Y DELBARRIO PRESENTA DVD
Recopilatorio por sus 20 años de trayectoria se presentará en la Casona de San Marcos.

El grupo Delpueblo y Delbarrio ha lanzado al mercado el DVD “Imágenes del kombate”, compilatorio que contiene imágenes recogidas a lo largo de sus más de 20 años de trabajo. Este esfuerzo compartido con la Fundación YACANA, ha contado con la participación de los artistas gráficos: Jorge Miyagui, Yuyo Márquez y Lenin Vásquez; y de los videastas: Fermín Tanguis y Karen Bernedo, entre otros.

Este trabajo fílmico reúne entrevistas, video clips, filmaciones de conciertos y apariciones televisivas hechas por la banda, caracterizada desde su aparición por fusionar la música andina y costeña con el rock y otros ritmos.

Formado en el barrio de Matute, del distrito limeño de La Victoria, Delpueblo y Delbarrio también ha privilegiado una temática social en sus letras. Estas muestran el lenguaje propio de los habitantes de las calles de la capital.

La presentación se llevará a cabo el miércoles 17 de diciembre, a las 6:30 p.m. en Centro Cultural de San Marcos – La Casona (Parque Universitario). El cineasta Mario Pozzi-Escot y la poeta Dalmacia Ruiz Rosas presentarán el dvd. Delpueblo y Delbarrio se encargará de la parte musical. El ingreso es libre.

ANDRÉS CAICEDO NO SABÍA BAILAR SALSA


SOBRE "MI CUERPO ES UNA CELDA"

Por falta de tiempo, olvidé consignar un artículo de Enrique Planas, aparecido el día domingo en la sección Luces de El Comercio, sobre Mi cuerpo es una celda, el libro que Alberto Fuguet ha escrito en base a los archivos dejados por el colombiano Andrés Caicedo, escritor del cual me declaro ferviente seguidor y admirador (e invito a los lectores a crear una página en Facebook para los fanáticos del escritor empantanado, tal como lo ha hecho Iván Thays con respecto de Mario Bellatín). En el mencionado artículo, Fuguet sugiere que una de las razones del temparno suicidio de Caicedo no fue su personalidad maniaco-depresiva sino su rechazo en Hollywood de los proyecto que había pensado realizar en la ciudad del cine. Los dejo con fragmentos del artículo:

Sin duda, profundizar en la vida de un escritor maníaco depresivo, brutalmente obsesivo, y contradictorio hasta el límite, era una empresa agotadora. "A pesar de que yo le tenía cariño como personaje, y había tomado la decisión de protegerlo, a veces me hacía la vida insoportable", confiesa Fuguet. Pero la fascinación por este personaje genial y complicado compensaba cualquier agotamiento.

Por cierto, aquel lector que busque una clave que explique la razón de su suicidio, encontrará más bien una suma de razones y sinrazones. "Para nada tengo la respuesta de por qué se suicidó. Pero lo que sí tengo claro es que no tenía que ver con lo que él decía, que la vida no valía la pena vivirse después de cumplir los 25 años. Creo que el libro logra desenmascarar la pose. En verdad, Caicedo no era tan rocanrolero como él mismo se creía. Y tampoco sabía bailar salsa, algo increíble para quien escribió una novela como "¡Que viva la música!" Al final, Andrés era un tartamudo, un tipo que veía películas todo el día, una persona dañada y escindida", explica.

Sin embargo, en la estructura de esta autobiografía editada 30 años después de su muerte, Fuguet muestra cómo un fracasado viaje que Caicedo hace con 24 años a Hollywood con la ingenua idea de vender un guion cinematográfico motivó el derrumbe anímico del escritor.

"Claramente el viaje a Estados Unidos marcó un antes y un después en su vida. Caicedo no volvió a ser el mismo. Este chico con un apellido que le abría puertas en Cali llega a Hollywood, donde cree que por saber tanto de cine le abrirían las puertas como si llevara una tarjeta Gold Visa. Pero solo hace el ridículo. Caicedo quedó dañado de ese golpe. A partir de allí el edificio empezó a derrumbarse", afirma el escritor.

15 December 2008

ENTREVISTA A IVÁN THAYS


"YA NO PIENSO VOLVER A ESA PROSA CASI POÉTICA DE MIS PRIMERAS NOVELAS"

Como un anticipo a la presentación (esta noche, a las 6 p.m., en Pescados Capitales) de la novela finalista del Premio Herralde, Un lugar llamado Oreja de perro, el escritor Iván Thays responde a nuestra acostumbrada entrevista sobre los inicios literarios de los narradores peruanos, y sobre la novela galardonada. Los dejo con las preguntas:

SOBRE LOS INICIOS LITERARIOS

UNO

¿Cuál fue el primer libro que recuerdas entre tus manos y qué sensación te causó?

Bueno, recuerdo muchos libros de cuentos infantiles, en especial de Hans Christian Andersen, pues era el nombre de mi colegio y me intrigaba. Pero el primer libro que realmente recuerdo en mis manos es del cura franciscano Francis Finn, en realidad una saga de libros sobre alumnos de un colegio. Cada novela estaba dedicada a un alumno, y las historias se entrecruzaban. Inspirado por ella, estando en tercero de media, escribna novela llamada Diego Swann sobre un supuesto alumno de esa escuela. Lo más extraó es que terminé esa novela y hasta le hice una carátula.

DOS

¿Qué autores determinaron tu forma de escribir y tu visión del mundo en tus inicios literarios?

Luis Loayza y Vladimir Nabokov.

TRES

¿Tienes hábitos y costumbres a la hora de escribir? ¿Cuáles son tus horarios?

Antes de escribir: Hacer un soundtrack del libro que estoy escribiendo, ver muchas películas que me recuerdan a la novela, tomar muchas notas. Mientras escribo: comer uvas frías. Y no hay horario, desde luego, siendo un hombre de tres trabajos al día y con un hijo que cae de improviso en mi casa los días de semana el fijarme un horario es una utopía que no me puedo permitir, o me volvería loco.

CUATRO

¿Qué recomendaciones o consejos le darías a aquellas personas que se están iniciando en la narrativa?


Que le recen al Dios de la Persistencia (lo he repetido mucho, pero es que no sé qué mejor consejo darles) y que, como dijo Puig, escriban solo sobre aquello en lo que se sienten testigos privilegiados.

SOBRE UN LUGAR LLAMADO OREJA DE PERRO:

CINCO

¿Cómio nació el proyecto de novelar sobre la época de la violencia interna en el país?, ¿fue algo planificado o las cosas se fueron dando a través del tiempo?

Yo no he intentado novelar la violencia interna del país. Ese tema está en la obra como parte de un contexto, como la Guerra de Troya es parte de la Iliada. Pero la Iliada trata sobre un hombre-dios, loco e iracundo, que está enamorado de su mejor amigo y que se venga de un buen hombre porque no puede vengarse contra los dioses. Y mi novela trata sobre un hombre nomás que pierde a un hijo y a una mujer.

SEIS

Una reseña aparecida en España afirma que la visión que presenta la novela sobre la violencia terrorista es una mirada intimista y subjetiva. ¿Digamos que ese es el giro de tuerca que le das en tu obra al tema de la violencia interna en el Perú?

Ver la respuesta anterior. No es que yo mire de manera \"intimista y subjetiva\" los años de violencia. Simplemente, esos años se cruzan en el conflicto interno del personaje, como se cruzaron en nuestras vidas.

SIETE

Desde Las fotografías de Francis Farmer hasta Un lugar llamadoOreja de Perro, podemos hablar de una evoloción que va desde una suerte de falta de referente peruano en tus textos hasta tocar un tema bastante crudo y descarnado como el de la violencia terrorista, ¿qué debemos esperar en tus próximos libros los lectores peruanos?


Bueno, al menos mis protagonistas femeninas ya tienen nombres más reales. Y ya no pienso volver a esa prosa casi poética de mis primeras novelas. \"El sol, algo que suele suceder...\" Ya nunca más escribiré así. Lo que pueden esperar es la novela nueva que terminé asi el mismo día que supe que fui finalista del Herralde. Y creo que es lo mejor que he escrito en mi vida, aunque no sabría si mi opinión al respecto signifique o valga algo en realidad.

14 December 2008

MARIO MONTALBETTI, UN POETA MAYOR


ENTREVISTA EN EL DOMINICAL

Uno de los poetas más lúcidos y experimentales de los últimos años es sin duda Mario Montalbetti, cuyo trabajo poético permite apreciar una obra que no consiste en regodearse en el lenguaje sino en una lucha constante contra sus límites expresivos. El día de hoy, en la edición de El Dominical, que cada semana va perdiendo interés, Diego Otero entrevista al autor de 5 segundos de horizonte con motivo de la aparición de su nuevo poemario, 8 cuartetas en contra del caballo de paso peruano (8 CCCPP). Los dejo con algunas preguntas:

Poemas como "Amplia fría blanca sucia nube que cubre el sol", que habla sobre Pisco posterremoto, o "Ciudad máxima", que es un comentario sobre la Lima actual, recurren a un lenguaje fragmentario, como reproduciendo en la propia sintaxis el efecto sísmico o la desestructuración urbana...

Podemos jugar el juego de la diversidad con redes de seguridad o sin redes de seguridad. Si lo hacemos con redes de seguridad reproducimos un poco la idea que tiene el Estado: somos muchos pero si nos juntamos formamos un uno, como si fuéramos las piezas de un rompecabezas y como si la caja de ese rompecabezas mostrara una foto del mapa del Perú, es decir, una foto de la imagen que se genera si encajamos todas las piezas. La otra posibilidad es sin redes: somos muchos, somos diversos, ¿pero si juntamos todo esto formamos algún tipo de uno? Quizá no. Esa es la diversidad que me interesa.

El poema "Lejos de mí decirles compañeros" es una especie de arte poética que incordia, que busca despertar una voluntad crítica con respecto al uso del lenguaje en la poesía. ¿La poesía peruana está demasiado cómoda, no se enfrenta al lenguaje?

Yo creo que hay un regodeo en ciertos hallazgos que se reiteran. La propuesta de "8 CCCPP" va por ahí, es una forma de intentar decir que el lenguaje se puede usar para otras cosas, no solo para comunicarnos o para construir significados. En mi poesía, sobre todo en este libro, el sentido se manifiesta como una dirección, como un camino que se abre pero que no nos muestra su final.

"8CCCPP", más que cualquiera de tus otros libros, propone una poesía del lenguaje. Es decir, una poesía que ausculta los mecanismos de la representación verbal y no los de la experiencia. ¿No crees que hay un riesgo ahí?

Mucho de lo que llamamos realidad no es sino una construcción del lenguaje. Para los lacanianos, por ejemplo, existe el real, que es esta especie de excreción del orden simbólico, del lenguaje, de modo que el lenguaje se construye casi como una defensa frente a ese real indomable. Piera Alaugnier es una analista francesa que afirma que la primera violencia que sufre un niño sucede cuando no puede entender lo que le dice la madre. Y creo que esa violencia es la que de alguna manera reproduce el poeta.

PRESENTACIÓN DE NOVELA


La editorial Anagrama y la distribuidora Océano tienen el agrado de invitarlo a la presentación de la novela Un lugar llamado Oreja de perro, de Iván Thays, Finalista del Premio Herralde 2008.

La presentación estará a cargo de Alonso Cueto y Edwin Chávez.

Lugar:
Pescados Capitales (Av La Mar 1337- Miraflores)
Día: Lunes 15 de diciembre 2008
Hora: 6:00 pm

Luego de la presentación celebraremos con el autor con un vino de honor.

13 December 2008

ENTREVISTA A SIU KAM WEN


"COMO ESCRITOR ESTOY EN LA OBLIGACIÓN DE RECLAMAR MI CIUDADANÍA PERUANA"

Recuerdo haber leído en una versión en fotocopia el primer libro de cuentos de Siu Kam Wen, El tramo final, dado que el libro original era inhallable. Recuerdo, también, que quedé cautivado por el extraño universo narrativo creado por este escritor peruano-chino en este libro de relatos, altamente recomendable. Con motivo de la aparición en edición bilingüe (castellano y chino) de un fragmento de su próxima novela, Excursión a Huampaní, bajo la Colección Underwood de la Pontificia Universidad Católica, Enrique Sánchez Hernani lo entrevista para la revista Somos de hoy sábado.

Los dejo con las dos preguntas más resaltantes:

-¿Ya ha resuelto el dilema de a qué país pertenece?

Mi "solución" al dilema es no pensar mucho en él, aunque, a pesar de tener pasaporte para probarlo, no me siento nada americano. O usar lo que llamo la solución de 50 %, o sea, decir a todo el mundo que soy medio chino y medio peruano. O usar una estrategia ladina, admitiendo que no me siento ni completamente chino ni completamente peruano. En el plano literario y afectivo, sin embargo, el Perú ocupa el lugar más prominente, porque pasé la mayor parte de mi niñez, toda mi adolescencia y juventud allí, y esos son lo más impresionables en la vida de una persona, las vivencias dejan huella más profundas.

-Usted aparece a menudo en antologías y reseñas literarias como un escritor cuasi peruano. ¿Cómo se siente ante eso?

Bueno, un poco incomodo y enojado con eso de "cuasi". Como un individuo, no me importa que piensen de mí como chino o como un chino americanizado, pero, como escritor, creo que estoy en la obligación de reclamar mi ciudadanía peruana y los críticos peruanos en la de otorgármela(unos pocos, como González Vigil y Guillermo Niño de Guzmán ya lo han hecho, por lo que les estoy muy agradecido). Escribo en la lengua de este país, escribo sobre gentes, sucesos y mis experiencias en el Perú, aun cuando no siempre, ¿y todavía me ponen en el limbo?

Para acceder a la página del escritor:




DOS PRESENTACIONES IMPERDIBLES




12 December 2008

MESA REDONDA EN FERIA RICARDO PALMA DE MIRAFLORES


Mesa Redonda y Recital “Novísimas voces de la literatura en el Perú”

Participan: Jennifer Thorndike, Luisa Fernanda Lindo, Alex Morillo
Modera: Doris Moromisato
Organiza: Cámara Peruana del Libro
Día: sábado 13 de diciembreHora: 5:30 a 6:45 pm
Lugar: Feria del Libro Ricardo Palma, Anfiteatro Chabuca Granda

ABELARDO OQUENDO SOBRE "SUEÑOS REALES" DE ALONSO CUETO


Escribiendo sobre Henry James, Alonso Cueto nos cuenta: "A lo largo de mi vida he leído varias veces, con una identificación creciente, las novelas más largas y elaboradas como El retrato de una dama, y también las obras maestras de la concisión y la alusión, como Washington Square. La escena en la que el protagonista se arroja sobre la tumba de su posible novia en La bestia en la jungla todavía me atraviesa el corazón. En las discusiones con amigos, es el único autor por el que estoy dispuesto a ser intolerante y, al menos en un caso, me he distanciado de alguien solamente porque me dijo que James le parecía un autor superficial".


Esa pasión por la literatura, por los autores que admira, da vida a los textos que ha reunido en Sueños reales, su más reciente libro (Seix Barral, Lima, 2008). Aunque el acusado carácter personal de la cita que acaba de hacerse no sea propiamente el que preside el volumen, ha sido elegida porque da el tono del libro, tan alejado del de los estudios académicos como de los trabajos críticos. No es por lo que pueden aportar al estado de la cuestión, relativo a los autores o las obras tratados que cabe apreciar estos escritos, sino por algo no menos necesario para la vida literaria: porque hablan con lucidez, amor y competencia, llanamente, sobre ese quehacer que abarca todos los quehaceres y configura un universo que insume todos los universos: la literatura.


Hablar de literatura crea las condiciones para que se establezca en el mundo, se difunda y prospere. Ese discurso, que es su aire, va desde la erudición y la cátedra hasta la tertulia. Sueños reales se ubica en una posición que combina las densas gravedades de aquellas con la levedad grata de esta última, a la vez que asume la subjetividad de una voz que habla desde su propia poética y desde sus filias personales. Son el fervor, la celebración, el entusiasmo los que mueven a Cueto a hablar de literatura, a elegir lo autores y los libros a cuya lectura busca inducirnos, deseoso de compartir el placer de leerlos. La suya es una empresa generosa.


Sueños reales es el libro de un narrador que escribe gozosamente de otros narradores. De Henry James, Joyce, José María Arguedas, Conrad, Faulkner, Julio Ramón Ribeyro, Raymond Carver, Alfredo Bryce, Italo Svevo, de Lewis Carroll y otros a quienes nos acerca con amenidad, juicio equilibrado y una sobria devoción contagiosa.

Este libro de Alonso Cueto, se presentará este Sábado,13 de diciembre, en la Feria del Libro Ricardo Palma de Miraflores, a las 8:30 p.m. Los comentarios estarán a cargo de Iván Thays y Miguel Giusti.

PRESENTACIÓN DE LIBRO

PRESENTACIÓN DE ANTOLOGÍA: LA MALA NOTA. EL COLEGIO EN EL CUENTO PERUANO (Selección, estudio y notas de Jorge Eslava)

DIA: Viernes 12 de diciembre de 2008
HORA: 7 p.m.
LUGAR: Colegio Los Reyes Rojos (Cdra. 5 de Av. Grau, Barranco)

10 December 2008

¿SE PUEDE ENSEÑAR A ESCRIBIR FICCIÓN?


SOBRE LOS TALLERES DE ESCRITURA

Ahora que estoy abocado en un taller de narrativa, con alumnos que me han sorprendido gratamente con sus trabajos creativos, leo en el diario La Nación de Argentina una reflexión de Adriana Schettini sobre los talleres de escritura creativa y los invito a reflexionar sobre el tema. Hay una cosa cierta que dice, se puede enseñar algunas técincas, estrategias, recursos y trucos literarios, pero no se puede insuflar talento y creatividad. Sin embargo, cabe destacar que las lecturas que se comparten dentro del taller bien valen la experiencia de compartir algunas semanas con los talleristas. Los dejo con el artículo:


¿Se puede enseñar a escribir ficción?

A partir de la década de 1960, los talleres literarios empezaron a proliferar en la Argentina. Como en las universidades no se dictaba escritura creativa, algunos escritores tuvieron la idea de dar clases en sus casas o en institutos. Buscaban transmitir su experiencia a quienes tenían la vocación de narrar y carecían de recursos técnicos para ello. Los referentes de esta actividad señalan los límites de su trabajo. Pueden adiestrar a los alumnos en el empleo de ciertos trucos, pero no insuflan talento donde no lo hay. En cambio, afinan la calidad de lectura de sus discípulos y los guían en la corrección de los textos, la tarea más difícil para un autor.

Por Adriana Schettini
Para LA NACION

La pedagogía mueve el mundo. La mecánica es simple: el dueño de un saber se lo transmite a otro que a su turno le entregará el tesoro, corregido y aumentado, a un tercero, en la certeza de que oportunamente éste hará lo propio con el siguiente interesado en sumarse a la cadena de la enseñanza y el aprendizaje. Esa suerte de carrera de posta se ha largado en la noche de los tiempos y no terminará ni un segundo antes del Apocalipsis. Es gracias a ese eterno maratón como progresan las ciencias y las artes. ¿Es posible enseñar? La pregunta sólo podría ser formulada por un devoto de las respuestas obvias.

¿Es posible enseñar a escribir? Basta agregar esas dos palabras al interrogante inicial para que la contestación deje de ser un sí monolítico e incondicional. En su lugar, aparece la delimitación de los territorios. Nadie niega la posibilidad de enseñar a escribir textos periodísticos, artículos académicos o ensayos. Pero la mayoría pone en tela de juicio que exista una pedagogía capaz de convertir a un individuo con buen manejo del idioma en un escritor de cuentos o novelas. Indiscutida en otras disciplinas, la dupla maestro-discípulo es zarandeada con vehemencia en el terreno de la narrativa.

La discusión viene de lejos y nunca fue saldada. A William Faulkner, por ejemplo, la sola mención del tema le encendía la ira: "Que el escritor se dedique a la cirugía o a la albañilería si está interesado en la técnica –le respondió a Jean Stein cuando lo entrevistó, en 1956–. No hay ninguna manera mecánica de escribir, no hay atajos. El escritor joven que siga la buena teoría es un tonto. Hay que aprender de los propios errores: las personas sólo aprenden por el error. El buen artista cree que no hay nadie suficientemente bueno para darle consejo. Su vanidad es suprema. Por más que admire al escritor más viejo, quiere superarlo".

Pero a diferencia del ganador del Premio Nobel de Literatura, en 1949, que no reconocía otro modo de aprendizaje que desplegar las alas de la suprema vanidad y largarse a volar, aun a riesgo de estrellarse una y otra vez contra la propia torpeza, Raymond Carver sometió su talento al rigor pedagógico del novelista John Gardner, su maestro en la Universidad de Chico, California. Y además, le quedó agradecido: "[Gardner] Me hacía una crítica concienzuda, línea por línea, y me explicaba los porqués de que algo tuviera que ser de tal forma y no de otra; y me prestó una ayuda inapreciable en mi desarrollo como escritor", contó el autor de Catedral en el prólogo al libro de su maestro, Para ser novelista.

En los Estados Unidos, la universidad de Iowa fue la primera en organizar cursos de "Creación literaria", a principios del siglo XX. La iniciativa hizo escuela: en la actualidad, "Escritura Creativa" está presente en los claustros universitarios estadounidenses. No es así en la Argentina donde, no obstante, los talleres literarios crecieron y se multiplicaron tanto que la oferta es hoy menor a la demanda. La lógica lleva a suponer que los escritores que dictan clases o talleres lo hacen en el convencimiento de que es posible enseñar a escribir. Sin embargo, la lógica y la narrativa a veces se repelen. Antes que un mundo razonable la literatura es una usina de paradojas. Para muestra, los dichos de dos grandes autores: el británico de origen paquistaní Hanif Kureishi y el argentino Abelardo Castillo.

"Los cursos, sobre todo cuando se llaman de escritura creativa, son los nuevos hospitales psiquiátricos", declaró Kureishi a The Guardian. Aunque virulenta, su afirmación no debería ser la piedra de ningún escándalo: al fin y al cabo, el autor de Mi oído en su corazón no hizo más que considerar locos a los que Faulkner ya había llamado tontos. Pero la diferencia entre ambas apreciaciones se vuelve abismo cuando se considera que Faulkner se abstenía de dar clases, mientras que Kureishi es profesor asociado en un curso de escritura creativa de Kingston University. Para colmo de la provocación, Kureishi agregó: "Una de las primeras cosas que uno advierte es que cuando pone la televisión y se entera de que un estudiante se ha vuelto loco y ha matado gente con una ametralladora en un campus de los Estados Unidos, siempre se trata de un alumno que asiste a esos cursos".

Puesto a opinar sobre sus propios alumnos, aceptó que cuando terminan el curso son "mejores" pero también "más desdichados", porque "tienen la fantasía de que todos los estudiantes llegarán a ser escritores famosos, y nadie puede convencerlos de lo contrario. Yo siempre les pongo la misma nota: 71 sobre 100 –confesó–. Y además, el profesor tiene que escribir un informe sobre cada uno. Yo siempre digo que se comportan bien y asisten a clase correctamente vestidos. ¿Cómo podría ponerles una nota en escritura creativa? ".

En la Argentina, los talleres literarios se convirtieron en un boom en la segunda mitad de la década del 70, cuando al público amante de la buena lectura e interesado en aprender a escribir de la mano de los grandes maestros se sumaron los jóvenes con inquietudes políticas que, a causa de la dictadura, ya no podían discutir sus textos en los bares. Algunos tomaron la práctica de los talleres como una forma de resistencia cultural; otros, como una actividad puramente literaria. Pero para ese entonces, la enseñanza de la narrativa en grupos reducidos ya tenía antecedentes exitosos. Isidoro Blaisten, en Anticonferencias, recuerda:


[...] este asunto de los talleres literarios no es tan nuevo como se cree. Habría que remontarse al año 1965. No sé por qué incierto destino yo di clases en un instituto de Técnica Literaria, en una casona de la valle Viamonte al dos mil seiscientos, Viamonte y Pueyrredón más o menos. [...] Lo dirigía el doctor Rodolfo Carcavallo, que es poeta y entomólogo, y fue el primer intento de taller literario quese hizo en el país. Venían señoras gordas y chicos con talento. Las señoras gordas eran insoportables y debían ser echadas. Los chicos con talento no tenían un peso y había que becarlos. [...] En ese instituto dieron clases Sabato, Borges, Marechal, Ulyses Petit de Murat, Conrado Nalé Roxlo, Bernardo Kordon, Agustín Cuzzani, Dalmiro Sáenz, Abelardo Arias, Abelardo Castillo, Marta Lynch, Humberto Constantini, Haroldo Conti, Carlos Mastronardi y yo.

Además, estaban los talleres que tenían como sede la casa de un escritor, alrededor del cual se agrupaban los alumnos. En 1968, por caso, a raíz de un aviso publicado en LA NACION, Inés Malinow recibió doscientos llamados de personas interesadas en su taller literario y más de la mitad optó por inscribirse. Ella daba clase en su departamento. Un taller de mucho prestigio era el de Félix della Paolera. Entre sus discípulos estaba Hugo Correa Luna. En 1973, surgió Grafein, que proponía una nueva manera de generar y comentar textos, basada en técnicas lúdicas. Se daban consignas y después se trabajaba sobre los resultados. En España, se publicó Grafein. Teoría y práctica de un taller de escritura (Altalena), que incluía reflexiones teóricas, ejercicios y ejemplos. Había, evidentemente, un público para la enseñanza y los cursos proliferaron.

Abelardo Castillo, a pedido de un grupo que quería estudiar con él, abrió su primer taller mientras dirigía la prestigiosa revista El escarabajo de oro. "Miren que los talleres no sirven para nada", así recibe desde entonces a los que quieren estudiar con él. De los talleres de Castillo han surgido autores cuyas obras desmienten la advertencia del maestro: Juan Forn, Inés Fernández Moreno, Paola Kaufmann, Susana Silvestre, y siguen las firmas. "Yo no formé a toda esa gente; ellos ya eran escritores –retruca Castillo–. En la selección entre los aspirantes, sólo me quedo con los que siento que potencialmente son escritores. Y los trato como pares, tanto que suelo someter mis propios textos a la discusión del taller".

–¿Por qué dice que el taller literario no sirve?

–Porque el taller literario es un invento nacional que aparece en los años 70 por una razón política e histórica y no por una razón literaria –responde el autor de El que tiene sed –. Con la dictadura, desaparecen las revistas literarias y son reemplazadas por los talleres. Han venido de España a preguntarme cómo doy mis talleres. Les dije que no hay ningún misterio, que esto es una reunión de escritores que leen sus textos y se critican entre ellos. El taller literario tomado estrictamente como un método de enseñanza es muy dudoso, porque no nació como un fenómeno cultural, educativo o pedagógico sino como un fenómeno histórico. Mi taller lo dan los alumnos, funciona como una gestalt. Yo lo único que hago es enseñarles, tal vez, a leer. Si de mis talleres de cuentos sale un escritor es porque ya era escritor cuando llegó.

–Si los talleres no convierten a nadie en escritor, ¿por qué tienen cada vez más inscriptos?

–No lo sé. Pero hay un crecimiento real y notorio de la literatura argentina que está basado en los talleres. En lo personal, busco que sólo vengan los que son escritores en potencia.

–¿Cómo los identifica?

–Porque siento que para ellos la literatura es esencial, que no es adjetiva, que no es aleatoria. Si no escriben (y no por grafomanía sino por necesidad literaria), no resuelven su problema con el mundo. Necesitan contar algo y tienen algo para contar. Necesitan decir algo y el único instrumento que tienen para hacerlo es la palabra. A mi taller entran los que yo siento que son autores de ficción, sin importar si son buenos o malos, porque eso no lo garantiza nadie. Hay escritores de raza que no son necesariamente grandes escritores. Hay hombres que viven apasionados por la literatura y, sin embargo, no escriben grandes libros; son mejores lectores que escritores. Es imposible saber quién distribuye el talento en este mundo… Esto se ve muy bien en la película Amadeus: Salieri, el amigo de Mozart, daba la vida por la música, la amaba, le suplicaba a Dios que le permitiera ser músico… Pero el talento lo tenía Mozart, que era un irresponsable. En literatura, pasa lo mismo.

Puesto a descubrir talentos literarios, Abelardo Castillo es un experto. Para muestra, su radical intervención en el destino de Liliana Heker. Ella es hoy una de las grandes narradoras argentinas y en sus talleres se formaron autores de la talla de Silvia Schujer, Ricardo Mariño, Pablo Ramos, Samanta Schweblin y Raúl Brasca, entre otros. Pero en 1959, Heker era una muchacha precoz que mientras cursaba el último año de la escuela secundaria, había dado el examen de ingreso a la Facultad de Ciencias Exactas con el propósito de estudiar Física, carrera que abandonó tras aprobar el cuarto año. Interesada por la escritura desde muy chica, el día que cayó en sus manos un ejemplar de la revista literaria El Grillo de Papel en el que se alentaba a los jóvenes a presentar sus obras, envió un poema junto a una carta de presentación. Le respondió uno de los directores, Abelardo Castillo. La contestación le traía una de cal y otra de arena: el poema estaba rechazado; la carta, en cambio, acababa de convertirse en la llave que le abriría las puertas del mundo literario. "El poema no era nada bueno pero la carta era muy buena –recuerda Castillo–. Le dije que viniera a la revista porque para mí, era una escritora en prosa y no una poeta. Liliana tenía entonces 16 años pero a esa edad, un poeta ya escribe como poeta. Y ella no escribía como Alejandra Pizarnik a la misma edad. Y a esa edad, Alejandra no escribía en prosa como Liliana, que como prosista ya era muy buena."

Con la autoridad que le otorga la experiencia de dirigir talleres desde 1978, Heker sostiene que "no se puede enseñar a escribir pero un escritor aprende su oficio. A partir de cierta predisposición cada escritor hace su búsqueda –amplía la autora de Zona de clivaje–. En ella intervienen factores como la propia experiencia y el vínculo natural que se tiene con el lenguaje. Pero ante todo, un escritor es un enamorado de la lectura, y se va formando con lo que lee. El taller no inventa escritores pero puede contribuir a la formación del que esencialmente ya es escritor.

–¿De qué modo concreto ayuda al escritor un taller?

–Le aporta la mirada de alguien que desde su conocimiento de la creación literaria puede decir qué falla en un texto, por qué una buena idea a veces consigue un cuento malo y por qué de una idea mínima puede salir un buen cuento, por qué el comienzo de un relato es demasiado alargado o demasiado informativo, por qué determinado cuento mejora si se lo narra en tercera persona y no en primera. Las miradas de ciertos otros actúan como los catalizadores en química, es decir, como sustancias mínimas que aceleran procesos que tal vez ocurrirían igual pero llevarían más tiempo. En ese sentido, a veces, los talleres funcionan.

–¿Qué buscan quienes se inscriben en sus talleres?

–A mí no me importa lo que busca la gente. Cuando los entrevisto les digo lo que busco yo: la formación de escritores; es lo único que me interesa. No les pido que traigan textos a la entrevista porque no me preocupa si escriben bien o mal. Creo que todos empezamos haciendo mal todo lo que hacemos, y vamos aprendiendo.

–¿Qué requisitos hay que reunir para ser aceptado en sus talleres?

–Sólo dos condiciones. La primera, que sea un lector; quiero a los enamorados de las novelas, de los cuentos, de la poesía. La segunda, que esté convencido de que la literatura es un trabajo, que si es necesario corregir veinte veces un cuento para que sea lo que uno está buscando, vale la pena. La corrección es una parte fundamental del proceso creador: quien no lo entiende así no puede venir a un taller, porque nadie acude a un taller para deslumbrar a los otros con sus textos sino porque cree que algo está fallando en su escritura y de una manera implícita está aceptando que viene a corregir sus textos. Sé que puedo comunicar mi saber a los otros: lo hago naturalmente y me apasiona. Pero sólo les doy mi saber a quienes son capaces de pelear contra el texto hasta conseguir todo lo que ese texto puede dar.

La máquina de corregir

Uno de los grandes escritores argentinos contemporáneos, Luis Chitarroni, quien además cuenta con una larga carrera de editor, dirigió talleres desde 1986 hasta 2000. Buceando en sus declaraciones sobre la pedagogía y la literatura, aparece un concepto clave: "Creo que es posible enseñar a corregir, no a escribir", dijo el autor de El carapálida.

En la polémica acerca de la posibilidad o imposibilidad de enseñar a escribir, las opiniones se abren como un delta. Pero cuando se alude a la corrección de los textos, todas las aguas desembocan en el mismo río, el de la necesidad. "Lo difícil no es escribir sino corregir, porque no hay profundidad alguna sino infinitas superficies", declaró el portugués António Lobo Antunes, eterno candidato al premio Nobel, finalista para el Príncipe de Asturias y ganador del Premio de Literatura en Lenguas Romances de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en el mes de septiembre último.

"Escribir es humano y corregir es divino", afirma Stephen King en Mientras escribo. El novelista que saltó a la fama con Carrie se sincera con el aspirante a escritor: "Si no tienes ganas de trabajar como una mula, será inútil que intentes escribir bien. Confórmate con tu medianía y da gracias de tenerla por cojín. Existe un muso (tradicionalmente las musas eran mujeres, pero el mío es varón), pero no esperes que baje revoloteando y esparza polvos mágicos creativos sobre tu máquina de escribir u ordenador. Vive en el subsuelo. Es un habitante del sótano. Tendrás que bajar a su nivel y, cuando hayas llegado, amueblarle el piso. Digamos que te toca a ti sudar la gota gorda, mientras el muso se queda sentado, fuma, admira las copas que ha ganado en la bolera y finge ignorarte. ¿Te parece justo? Pues a mí sí".

Ganador del Premio Nacional de Literatura 1999-2000 por El buen dolor, Guillermo Saccomano suma su voz al coro que predica la cultura del esfuerzo: "No creo en la iluminación del que se sentó y le salió –apunta–. No salís escritor, el escritor se hace trabajando; el nuestro es un oficio de paciencia. Talento tenemos todos pero la literatura exige disciplina y constancia. Hay que escribir desde las cinco y media de la mañana hasta las once y luego, corregir y leer", aconseja Saccomano, quien reside en la ciudad de Villa Gesell y viaja regularmente a Buenos Aires para dar sus talleres.

Raymond Carver describió en detalle las maratónicas sesiones de reescritura que les imponía John Gardner a él y a sus compañeros en la Universidad de Chico:

A los escritores de relatos cortos que tenía en clase les exigía que escribieran uno de entre diez y quince páginas de extensión. Y a los que querían escribir novela –creo que habría uno o dos–, un capítulo de unas veinte páginas, junto con un esbozo del resto. Lo malo era que el cuento o el capítulo de la novela podían llegar a revisarse hasta diez veces durante el curso semestral, para que Gardner se quedara satisfecho. Tenía por principio básico que el escritor encontraba lo que quería decir en el continuo proceso de ver lo que había dicho. Y a ver de esta forma, o a ver con mayor claridad, se llegaba por medio de la revisión. Creía en la revisión, la revisión interminable; era algo muy serio para él y que consideraba vital para el escritor en cualquier etapa de su desarrollo como tal. Y nunca perdía la paciencia al releer la narración de un alumno, aunque la hubiera visto en cinco encarnaciones anteriores. […] No sé cómo sería Gardner con sus otros alumnos cuando llegaba el momento de entrevistarse con ellos para comentar lo que habían escrito. Supongo que demostraría un considerable interés con todos. Pero yo tenía y sigo teniendo la impresión de que durante aquel período se tomaba mis relatos con mayor seriedad y ponía al leerlos más atención de la que yo tenía derecho a esperar. Yo no estaba en absoluto preparado para el tipo de crítica que recibía de él. Antes de nuestra entrevista había corregido el relato y tachado oraciones, frases o palabras inaceptables, incluso algo de la puntuación; y me daba a entender que aquellas supresiones no eran negociables. En otros casos encerraba las oraciones, frases o palabras entre paréntesis, y ésos eran los puntos por tratar, esos casos sí eran negociables. Y no vacilaba en añadir algo a lo que yo había escrito, una o varias palabras aquí y allá y quizá hasta una frase que aclaraba lo que yo pretendía decir. Hablábamos de las comas que había en mi historia como si nada en el mundo pudiera importar más en aquel momento; y, en efecto, así era.

La prueba del marciano

"Si no tiene tiempo para leer, no tendrá el tiempo o las herramientas necesarias para escribir", advierte Stephen King. No debe haber escritor en este mundo interesado en discutir esa postura. "Nadie escribe igual después de haber leído a Proust, Tolstoi o Faulkner y de haber desmontado sus textos, de la misma manera que nadie filma igual después de haber mirado una y otra vez las películas de Coppola, Visconti o Pasolini", dice Saccomano, y confiesa que a sus alumnos les recomienda un libro de cabecera: Ser escritor, de Abelardo Castillo.

"Yo enseño a leer, no a escribir –afirma el propio Castillo–. A mis talleres no entra nadie que no tenga muy buenas lecturas o una enorme necesidad de tenerlas. Uno de los problemas de los jóvenes es que no tienen una guía para aprender a leer; no saben qué es lo que deben leer. Lo primero que les pregunto a los que quieren inscribirse en mi taller es qué leyeron cuando pasaban de la infancia a la adolescencia, porque entre todo lo que uno lee a los 10 o 12 años, siempre hay algún libro importante. En esa etapa, siempre leíste a Poe o a Mark Twain, incluso sin saber que es uno de los fundadores de la prosa norteamericana y un gran escritor de lengua inglesa. Después, pregunto qué libros eligieron por sí mismos en la adolescencia. En general, aparecen Borges, Cortázar, Bioy Casares o Sabato. Me fijo mucho si leyeron Tolstoi, Chejov, Flaubert. Los que leyeron a Faulkner, y además les gustó, tienen una enorme tendencia literaria. Al final, les hago la prueba del marciano: viene un marciano a la Tierra, tiene que irse en 15 minutos y te pide que le hagas, de apuro, la lista con los quince o veinte libros que son los fundamentos de la literatura en este planeta. Ahí entran desde la Biblia hasta la Divina Comedia, la Odisea o Crítica de la razón pura. Cuando me dan la lista, les pregunto cuáles leyeron y cuáles no. ¿Por qué no los leíste si sabías que eran fundamentales? Si la respuesta que me dan es acertada, entran a mi taller; si no, no. Una respuesta acertada es 'Porque recién tengo 20 años' o 'Porque tengo 35 años pero trabajé todo el tiempo en el mercado de Abasto para mantener a mi familia'. El que contesta 'Porque empecé leyendo literatura contemporánea y entonces ese lenguaje…' suele estar equivocado: no hay como leer a Homero para entender que es más contemporáneo que el 70 por ciento de los escritores argentinos actuales."

Además de la necesidad de corregir los textos con la obsesión de un tábano, John Gardner les inculcó a sus discípulos la pasión por la lectura, según relata Carver en el prólogo a Para ser novelista :

En clase [Gardner] siempre hacía referencia a escritores cuyos nombres yo no conocía. O si los conocía, no había leído obras suyas. Conrad, Céline, Katherine Anne Porter, Isaac Babel, Walter van Tilburg Clark, Chejov, Hortense Calisher, Curt Harnack, Robert Penn Warren… (Leímos una historia de Warren llamada "Blackberry Winter" que por la razón que fuera a mí no me gustó, y se lo dije a Gardner. "Pues vuélvela a leer", me dijo, y hablaba en serio). William Gass era otro de los que nombraba. [...] Hablaba de Henry James, Flaubert e Isaac Dinesen como si vivieran un poco más abajo siguiendo la carretera, en Yuba City. "Estoy aquí tanto para enseñaros a escribir como para deciros qué leer", decía. Yo salía de clase aturdido y me iba directamente a la biblioteca a buscar libros de los escritores de que hablaba. Los autores que estaban en boga en aquella época eran Hemingway y Faulkner. Pero en total yo había leído como máximo dos o tres libros suyos. De todos modos, eran tan conocidos y se hablaba tanto de ellos que no podían ser tan buenos, ¿no? Recuerdo que Gardner me dijo: "Lee todo el Faulkner que encuentres y luego lee todo lo de Hemingway para limpiar de Faulkner tu manera de escribir".

Cuando se escucha que el consejo compartido es leer a los más grandes de la Historia de la literatura, la cuestión se complica, porque sus obras generan tal admiración que uno queda perplejo. ¿Será posible aprender en estado de absoluto asombro? ¿No será, acaso, más prudente comenzar a aprender leyendo a los correctos, luego a las buenos, más tarde a los muy buenos y reservar la lectura de los geniales antes para el puro goce que para la pedagogía?

"Los escritores que pueden enseñar las pequeñas técnicas o trampas literarias son escritores menores, no los grandes escritores –responde Castillo–. Nadie puede imitar la técnica de Tolstoi, porque él no la tenía; era sencillamente un hombre genial. ¿Cómo se hace para escribir como Dostoievski? Recuerdo que mi encuentro con la literatura fue El lobo estepario, de Hermann Hesse, y que yo quería escribir un libro como ése. Más aún, quería escribir de nuevo El lobo estepario. Eso ocurre cuando uno empieza a escribir. Después, uno comprende que nadie salvo Tolstoi podrá llegar al nivel de Guerra y paz, pero también descubre que uno puede decir sus cosas."

Liliana Heker descarta que el estado de asombro sea un impedimento para el aprendizaje: "Nunca hay que perder esa alegría de leer, ese sentido de la aventura que implica el hecho de leer para deslumbrarse, la sensación de estar sumergido en un libro y no querer salir de él. Ése es el acto primordial de la lectura y lo mejor es no perder ese estado de inocencia. Pero uno también puede aprender a descubrir de qué está hecho eso que a uno lo ha deslumbrado".

–¿Podría dar un ejemplo concreto?

–Sí, la construcción de los diálogos. En general, los principiantes dialogan mal en literatura. Creen que el diálogo es algo prolijo, en el que alguien expone y el otro contesta. Pero la gente no dialoga así, la gente dice lo que no quiere decir, reitera frases, tiene asociaciones libres, a veces niega con los gestos lo que dice con las palabras. En literatura, los personajes dialogan y la historia ocurre debajo del diálogo.

–¿Qué autor recomienda leer para aprender a escribir diálogos?

–Salinger. Lo deslumbrante de sus textos es que debajo de los diálogos que no son explícitos, uno descubre la complejidad de los personajes. "Un día perfecto para el pez banana" es un excelente ejemplo. Si te explican por qué ese texto es deslumbrante, no sólo vas a seguir deslumbrándote y leyéndolo cien veces sin saber jamás qué le pasa a Seymour Glass sino que también vas a aprender cómo un gesto mínimo puede revelar más sobre un personaje que una larga descripción. "Corte de pelo", de Ring Lardner, deslumbra pero también es útil para aprender a trabajar el tiempo y el lenguaje coloquial en un cuento. Ring Lardner presenta a un peluquero que le cuenta al extraño que llegó al pueblo lo divertido que es todo allí. Lo dice con un lenguaje de peluquero que no tiene ninguna pretensión literaria, pero debajo de su discurso acerca de lo divertido que es el pueblo, uno descubre una historia atroz. Este tipo de observaciones se pueden comunicar en un taller.

Escribir para ganar concursos

El mercado editorial tiene leyes no escritas. Entre otras, la que dice que el talento literario no garantiza la publicación. A los escritores inéditos los concursos se les antojan un camino difícil, pero camino al fin, para llegar a publicar y conseguir cierta notoriedad. ¿A cuántos de los que asisten a los talleres los moverá el puro deseo de escribir buenas historias y a cuántos otros la ambición de ganar un concurso?

–Cuando doy un taller, los editores y los concursos no me interesan porque a mi criterio, eso no es escribir –responde Castillo–. Lo que alguien puede aprender (ya no en un taller sino en los libros que lee y en la vida) es a contar aquello que quiere contar. A traducir en una forma poética, sea una novela, un cuento, un drama o un poema, lo que tiene para decir del mundo o lo que ve del mundo. Eso se puede aprender al lado de un escritor o en los libros que uno lee; y sobre todo, de los propios errores.

–¿Qué opinión le merecen los concursos?

–No me interesan en absoluto. Yo entré a la literatura ganando un concurso con El otro Judas, pero yo no escribía para ganar concursos. Yo escribí mi obra de teatro solo, en mi casa y por la necesidad de escribirla. No creo que el destino de un escritor sea ganar un concurso y ni siquiera editar. Hay grandes escritores para quienes la edición de sus obras es secundaria. Por ejemplo, Emily Dickinson –sin duda, la poeta lírica más grande de Norteamérica, una de las más grandes de su lengua y tal vez una de las más grandes del mundo– creía que editar era algo que no pertenecía a la literatura. Y está el caso de Kafka: si no hubiera sido por Max Brod apenas conoceríamos de él un librito de cien páginas con sus pequeños poemas en prosa, que son obras menores comparadas con El castillo, El proceso o La metamorfosis. Su obra la conocemos porque Max Brod la conservó. Y hay un ejemplo aún más poderoso: Virgilio. Virgilio quería quemar La Eneida porque la consideraba imperfecta. En el ánimo de un escritor de verdad no siempre está la necesidad de publicar o de ser conocido. La necesidad que experimenta un escritor es la de escribir eso que quiere escribir, de darle forma a aquello que conforma su mundo imaginario. Y si lo escrito no está de acuerdo con su mundo imaginario, algunos escritores prefieren renunciar a su obra a que ésta se conozca imperfecta; ése era el sentimiento de Virgilio.

–¿Existen todavía escritores capaces de tamaña renuncia?

–Tal vez estés en presencia de uno de ellos: yo prefiero quemar una obra a mandarla a imprimir imperfecta. He tardado treinta años en escribir una novela. A los que vienen a mi taller trato de explicarles lo que es la literatura en su sentido esencial. Y no acepto a alguien que me plantea que quiere publicar o ganar un concurso. Tu pregunta no es ingenua, porque cada vez que alguien vinculado a mis talleres gana un concurso, como fue el caso de Paola Kaufmann, empiezan a llamar personas que dicen estar interesadas en venir a mi taller pero lo que en verdad quieren es ver si les pasa lo mismo que a esa escritora que ganó ese concurso. Esa gente no me interesa.

Paola Kaufmann, fallecida en 2006, a la edad de 37 años, era bióloga y se empezó a dedicar con ahínco a la literatura a partir de su ingreso en un taller de Abelardo Castillo, en 1995. En 2002, obtuvo el premio del Fondo Nacional de las Artes por su libro de cuentos El campo de golf del diablo . Un año más tarde, ganó el de Casa de las Américas, por la novela La hermana. Y en 2005, El lago le valió el Premio Planeta de Novela.

Guillermo Saccomano es blanco de una humorada que circula en el ambiente literario: "Si querés ganar el Premio Clarín, anotate en el taller de Saccomano". El chiste viene a cuento de lo ocurrido con dos de sus alumnas: Ángela Pradelli ganó dicho certamen con El lugar del padre, en 2004, y Claudia Piñeiro, en 2005, con Las viudas de los jueves. Saccomano se ríe cuando se le pregunta qué hay de cierto en la broma y señala que antes de obtener el Premio Clarín, ambas habían demostrado su talento literario y que incluso, se habían destacado en otros concursos. De hecho, Piñeiro había sido finalista de "La sonrisa vertical" de Tusquets, en 1991, y del Premio Planeta, en 2003. En cuanto a Pradelli, antes de obtener el galardón de Clarín había publicado dos novelas: Las cosas ocultas y Amigas mías, que recibió el premio Emecé 2002. Alicia Steimberg escribió con intención literaria desde los 18 años pero recién se atrevió a publicar su primer libro, Músicos y relojeros, a los 38, después de que la obra resultó finalista de los concursos Barral, Barcelona y Monte Ávila, Caracas. ¿Cómo aprendió a escribir durante esos veinte años? "Escribiendo y leyendo, como se ha aprendido desde los comienzos de la narrativa", responde la autora de Aprender a escribir, quien lleva dos décadas dirigiendo talleres, convencida de que "no se puede enseñar a escribir pero sí a que la escritura mejore". Ganadora del Premio Planeta Biblioteca del Sur con Cuando digo Magdalena, finalista en el concurso Barral, Barcelona con La loca 101 y finalista única en "La sonrisa vertical" con Amatista, alienta a sus alumnos a presentarse a los certámenes. "Y les aconsejo no pagar jamás por la publicación de un libro –agrega– porque eso es como comprarse una casita de juguete y decir: 'Ésta es mi casa propia'''.

¿Es la literatura un don divino?

A fuerza de escuchar escritores que cuestionan la posibilidad de enseñar a escribir, el sentido común no resiste a la tentación de las preguntas elementales: si se puede enseñar música, escultura, pintura o ballet, ¿por qué no se puede enseñar a escribir?; ¿quién y por qué decidió que aquellas artes admiten una transmisión pedagógica mientras que la literatura es una suerte de don divino que se les concede a unos y se les niega a otros según las veleidades del destino o la genética? Abelardo Castillo ofrece una explicación.

–La diferencia reside en la importancia que tiene la técnica en cada uno de esos casos. Para bailar, necesitás un profundo conocimiento de la técnica y de tu cuerpo. Eso se aprende de un maestro que quizás ya no baila y que tal vez nunca bailó bien, pero que es capaz de enseñarte a poner el cuerpo, a respirar, a moverte. En la pintura, la técnica también es fundamental: tenés que saber mezclar los colores, conocer qué es la perspectiva, manejar nociones de volumen. Alguien te tiene que explicar todo eso. De allí que los talleres o academias de pintura tengan un sentido mucho más preciso y visible que el taller literario, porque en literatura, la técnica pasa a segundo término. No es con técnica como se escribe Guerra y paz. Hay escritores que ni siquiera sabían lo que era la literatura y, sin embargo, han escrito grandes libros.

–Pero es difícil aceptar que la capacidad de imaginar buenas historias y escribirlas bien sea genética. ¿Cómo hicieron aquellos escritores?

–No sé cómo, pero lo hicieron. Benjamin Constant es un buen ejemplo. Era político, no tenía una relación directa con la literatura aunque sí con la cultura. En cierta ocasión, alguien dijo en su presencia que era muy difícil escribir una novela con solamente dos personajes porque resultaría intolerable. "Yo puedo hacerla", lo desafió Constant. Y escribió Adolfo, una obra fundamental de la literatura francesa. Borges era un escritor natural desde los 6 o 7 años. ¿Como aprendió a escribir cuentos? Leyendo los cuentos de los otros. ¿Y por qué no escribió novelas? Porque no pudo; si no, las habría escrito. Tan poca importancia tiene la técnica en la literatura que la técnica de la novela, si es una gran novela, corresponde al novelista que la escribe. No hay una novela arquetípica. Si el Quijote es una novela, el Ulyses, de Joyce, no es una novela. Si Cuarteto de Alejandría , de Lawrence Durrell, es una novela, entonces, las de En busca del tiempo perdido, de Proust, no son novelas. Por lo tanto, ¿qué es una novela? Una novela es un género que inventa cada gran novelista cuando escribe una novela, basándose en su propia intención, en sus propias posibilidades y en su propia técnica ¿Quién le enseñó la técnica de la novela a Joyce? Nadie.

La historia de la literatura le da la razón a Castillo: hay talentos que no precisan de los talleres ni las universidades. A Faulkner, le bastó el antojo de llevar una vida relajada para convertirse en escritor. Sucedió en Nueva Orleáns, mientras ganaba el pan haciendo changas: pintaba casas, timoneaba embarcaciones o piloteaba aviones. Por las tardes, veía a Sherwood Anderson paseándose tranquilamente por las calles. A la noche, se sentaba a beber con él y a escucharlo. Pero la vida matinal de Sherwood era un enigma para Faulkner: por mucho que lo buscara, no conseguía encontrarlo jamás. ¿Dónde estaba Sherwood? Encerrado, trabajando. "Decidí que si ésa era la vida de un escritor, lo mío era convertirme en escritor", contó Faulkner. Dicho y hecho: se encerró y en tres semanas, terminó su primer libro, La paga del soldado. Pensó que su vecino podría echarle una mano para que alguien se interesara en publicarlo. Anderson le propuso un trato irrechazable: "Si no estoy obligado a leer tu manuscrito, le diré a mi editor que lo acepte".

Paul Bowles fue un niño solitario al que en vez de juguetes, le regalaban "cosas constructivas", según dijo. Entre otras, unos bloques de madera que llevan grabadas las letras del abecedario. Con ellos aprendió a leer, a los tres años. Y fue así, con cierto ánimo lúdico y en estado de gracia, como se forjó un destino de escritor. "A los dieciséis, ya escribía poesía surrealista. Leía André Breton, que explicaba cómo hacerlo, y así aprendía a escribir sin ser consciente de lo que estaba haciendo", le dijo a Jeffrey Bailey en la entrevista publicada en Paris Review. "Aprendí cómo lograr que lo que escribía fuera gramaticalmente correcto y que tuviera incluso cierto estilo sin la menor idea de lo que estaba escribiendo –confesó–. Una parte de mi mente escribía y Dios sabe lo que estaba haciendo la otra parte. Supongo que estaba excavando en el subconsciente, dragando limo. No sé cómo funcionan esas cosas, y no quiero saberlo".

En un territorio teñido de subjetividades, la pregunta del millón es quién y con qué criterio decide que alguien es escritor. "Él mismo –responde, sin dudarlo, Abelardo Castillo–. En algún momento de su vida, siente que es escritor. Yo sentí que era escritor la primera vez que me compré una libretita y anoté palabras." Lo dice y enseguida, vuelve sobre sus pasos: "La verdad es que la primera vez que me sentí escritor fue en una Feria del Libro, cuando ya tenía más de cincuenta años y ya había escrito mis obras más conocidas, incluso El que tiene sed, que para algunos es mi mejor novela".

–¿Qué sucedió en aquella Feria del Libro que lo hizo sentirse escritor?

–Lo recuerdo muy bien. En el stand de Galerna, veo a un chico que está robando un libro. Yo me pongo a hablar con Levín [N de la R: Hugo Levín, dueño del grupo Galerna] para distraerlo a fin de que el chico robe tranquilo. Lo que robó fue un libro mío. Entonces, me sentí escritor. Te sentís escritor vos mismo, por una decisión tuya en cualquier momento. De pronto has tenido un gran amor, se te ha ido o te has ido, estás deshecho del dolor y de repente, pensás: "¡Qué historia es ésta! Me parece que está para escribirla". En ese momento, decís: soy escritor. No soy un enamorado, porque el enamorado se mata o sale corriendo a buscar a la persona amada. El tipo que al perder un gran amor piensa "Qué tema para un cuento o para una novela", ése es un escritor.