13 March 2007

ENTREVISTA A GERMÁN CORONADO

Hoy día, en la sección cultural de Perú 21, se entrevista al editor Germán Coronado sobre la norma que elimina las exoneraciones del pago de impuesto a los escritores y traductores peruanos, una medida francamente arbitraria y abusiva y que delata la estupidez y la miopía del Estado peruano para con sus creadores. Los dejo con la entrevista:

¿Por qué la Ley del Libro, aprobada en el gobierno de Toledo, era buena?
Era buena porque fomentaba el hábito de la lectura -a través de la divulgación del libro, tarea que iba a realizar el Estado implementando bibliotecas- y establecía las condiciones para que se desarrolle una industria editorial, incorporando, incluso, a los piratas. Creaba además Promolibro, organismo que iba a establecer un mecanismo de captación de recursos, tanto del Estado como de organismos multilaterales, para establecer fondos bibliográficos y poner los libros a disposición de los lectores. Sin embargo, lo que hace ahora Promolibro es un mamarracho, una pantomima. Salir a los parques y hacerles leer a cuarenta personas es un chiste comparado con el tamaño del problema. ¿Dónde quedan los 28 millones de peruanos que no tienen acceso al libro?

¿Qué exoneraciones tributarias establecía esta ley?
La ley partía del principio de que la de los libros es una industria cultural. Entonces, para que pueda surgir esta industria, los autores, los traductores, lo correctores, los diagramadores, el librero, el editor y los demás integrantes de esta cadena, necesitaban estímulos. Así, se exoneraba del Impuesto General a las Ventas (IGV) al libro y al público, se establecía el reintegro tributario del IGV y se exoneraba del Impuesto a la Renta a autores y traductores.

¿Cuánto dinero mueve al año la industria editorial en el Perú?
No más de diez millones de dólares.

Es decir, el Estado deja de recaudar 1.9 millones de dólares. ¿En cuánto se convertirían en el cerebro de los lectores?
Es difícil cuantificarlo. Sin embargo, con este beneficio, el precio del libro baja y se crea, a través de la lectura, una verdadera ciudadanía, consciente, inteligente y crítica. Por ello, estos 1.9 millones el Estado no los regala; los invierte. Es un beneficio directo para el lector. Y al editor le permite crear más libros.

¿Por qué los técnicos del MEF no entienden que leer es bueno?
Acá entra el dogma. Son liberales a ultranza y parece que Luis Carranza es más ortodoxo que Kuckszynski. La Ley del Libro nos ofrecía una estabilidad tributaria de 15 años. Por ello, nosotros planificamos un trabajo a largo plazo. Sin embargo, la ley fue atacada -solo siete meses después de promulgada- por su reglamento, que la mutiló e impidió que, por ejemplo, la industria editorial despegara.

Uno de los beneficios que dejó el reglamento fue la exoneración del Impuesto a la Renta a los autores.
Este es un beneficio importante para los escritores, pero insignificante para el Estado, que recaudaría, como máximo, 30 mil dólares. Si un autor va a recibir dos mil soles por derechos de autor -y son pocos quienes cobran esta suma-, que los reciba completos, pues, y no mutilados. Lo que ha hecho el MEF perjudica a miles de creadores locales, quienes con esto pueden dejar de escribir simplemente porque hacerlo no paga.