27 November 2006

ENTREVISTA A EZIO NEYRA

A proposito de la publicación de la novela Todas mis muertes, la revista virtual La Siega realiza una entrevista al joven escritor Ezio Neyra. A continuación, algunas preguntas:

Del casi anonimato de tus personajes de la primera novela pasas en Todas mis muertes a las referencias del texto incluso personales, el nombre del protagonista (Francisco Neyra) es una clara evidencia. ¿A qué se debe el cambio? ¿Qué te impulsa esta vez usar a este recurso literario?

Porque, a diferencia de Habrá que hacer algo mientras tanto, en donde los personajes son biotipos; en Todas mis muertes se narra una historia particular que no intenta ser referente de un universo mayor. En esa medida, creí necesario valerme de nombres y lugares claramente reconocibles. De hecho no solo el protagonista lleva mi apellido; también sus abuelos llevan el nombre de mis abuelos, y su tía se llama como una hermana de mi papá, y buena parte de la novela transcurre en Camaná, lugar donde pasé varios veranos, y donde aún viven muchos familiares.

¿Qué tanto de autobiográfica tiene esta novela?

A mi entender, toda novela es autobiográfica, aunque no en el sentido estricto de la palabra. La mía no es una novela autobiográfica porque no narra fielmente nada cierto, nada que haya vivido. Pero sí es autobiográfica en tanto me parece inevitable que cada escritor no deje en su propia creación un pedazo de su universo afectivo. Y no me refiero a que la creación literaria tenga necesariamente que ser un vehículo catártico. Lo que pasa es que siempre, incluso cuando se escribe sobre el siglo XVI o sobre embarcaciones que recorren mares sin agua, aparecen los afectos y la memoria. Y en esos casos, cuando se está rodeado de afectos memoriosos, es difícil hacer algo porque se vayan. Qué se puede hacer.

Además del aparente cambio temático y de estilo entre tus dos libros, encontramos puntos comunes. ¿Cuáles son, según tu opinión, éstos?

Como bien lo has dicho, ambas son novelas en donde el viaje, en su sentido de desplazamiento, y también en el sentido emocional, son los motores que generan las acciones de sus protagonistas. Si en Habrá que hacer algo mientras tanto se trató de un viaje de huída en tanto única posibilidad de reinvención; en Todas mis muertes se trata de un viaje hacia el origen, que el narrador considera inevitable para cerrar heridas que se abrieron durante su infancia.