EN EDICIÓN DE EL DOMINICAL
Leyendo con mucho escepticismo el "nuevo" El dominical de El Comercio, encuentro un interesante artículo de Diego Otero sobre las letras orientales en la literatura peruana. En el mismo se hace alusión a la obra de autores como José Watanabe, Doris Moromisato y Siu Kam Wen. Los dejo con el fragmento correspondiente al poeta de Laredo:
"El lenguado" es uno de los mejores poemas de José Watanabe (1946-2007), la gran figura de la literatura nikkéi en el Perú: "Soy / lo gris contra lo gris. Mi vida / depende de copiar incansablemente / el color de la arena, / pero ese truco sutil / que me permite comer y burlar enemigos / me ha deformado". "El lenguado" habla de adaptaciones que nos transforman y que nos obligan a ciertos sacrificios: toda supervivencia implica una pérdida; la pérdida de "la simetría de los animales bellos".
¿Hasta qué punto esa parábola del poema no es una reflexión sobre la identidad nikkéi, sobre la pulsión de una necesidad de adaptación? Watanabe cierra el poema con una alusión al sueño en que habla del arte como el vehículo de la libertad: "A veces sueño que me expando / y ondulo como una llanura, sereno y sin miedo, y más grande / que los más grandes. Yo soy entonces / toda la arena, todo el vasto fondo marino". La poesía como el espacio del que se han retirado todas las vallas. Todos los documentos de identidad. Todas las oficinas migratorias.