EL SR. MIYAGUI CONTRAATACA
El joven artista Jorge Miyagui acaba de inaugurar página web en la que presenta su trabajo. En la misma podemos leer algo sobre su trayectoria artística:
A los 12 o 13 años a mí me gustaba mucho leer y hacer historietas: inventaba personajes, tiras cómicas, historias en capítulos, etc. Me gustaba mucho Astérix, Olafo, Mafalda, todas las de Juan Acevedo, etc. Para mejorar en eso le pedí a mi papá que me metiera al Taller de Pequeños Artistas del Museo de Arte de Lima a estudiar dibujo y pintura. Tuve dos profesores de la Escuela Nacional de Bellas Artes: Juan Valdivieso y Teodoro Ayala. Cuando entramos a pintar al óleo la cuestión de la pintura me empezó a interesar más. Eso y revisar un libro que tenía mi papá sobre Van Gogh, terminó de convencerme que quería ser pintor. Una frase que Van Gogh le escribe a si hermano me conmovió mucho: “si oyes una voz interior que dice: no eres pintor. Pinta de todos modos muchacho y esa voz quedará silenciada.” Yo no sentía tener mucha disposición para el dibujo y la pintura así que esa frase me resultó muy pertinente y motivadora.
Fiel a la consigna seguí con las clases en el Museo y luego en el Taller de Juan Villacorta Paredes, profesor que escribía los libros de arte para el nivel escolar y que tiene su taller a una cuadra de la casa donde vivíamos en el Callao. Fue allí donde me preparé para ingresar a Bellas Artes, todas las tardes después del colegio me la pasaba metido en ese taller, era un ambiente muy bonito y lo recuerdo con mucho cariño.
Yo no quería estudiar en la PUCP porque me parecía un espacio para los sectores medios y altos de la sociedad, y yo a los quince años estaba lleno de todo tipo de prejuicios. Además que todos los profesores que había tenido hasta el momento eran de Bellas Artes y estaba, con mucho de romanticismo de por medio, bastante influenciado por ellos. Terminé estudiando en la Facultad de Arte de la PUCP (1995-2000) porque el examen de ingreso se daba semanas antes que el de la Escuela de Bellas Artes, postulé solo para probar pensando después postular a la Escuela , pero ingresé y terminé quedándome.
A los 12 o 13 años a mí me gustaba mucho leer y hacer historietas: inventaba personajes, tiras cómicas, historias en capítulos, etc. Me gustaba mucho Astérix, Olafo, Mafalda, todas las de Juan Acevedo, etc. Para mejorar en eso le pedí a mi papá que me metiera al Taller de Pequeños Artistas del Museo de Arte de Lima a estudiar dibujo y pintura. Tuve dos profesores de la Escuela Nacional de Bellas Artes: Juan Valdivieso y Teodoro Ayala. Cuando entramos a pintar al óleo la cuestión de la pintura me empezó a interesar más. Eso y revisar un libro que tenía mi papá sobre Van Gogh, terminó de convencerme que quería ser pintor. Una frase que Van Gogh le escribe a si hermano me conmovió mucho: “si oyes una voz interior que dice: no eres pintor. Pinta de todos modos muchacho y esa voz quedará silenciada.” Yo no sentía tener mucha disposición para el dibujo y la pintura así que esa frase me resultó muy pertinente y motivadora.
Fiel a la consigna seguí con las clases en el Museo y luego en el Taller de Juan Villacorta Paredes, profesor que escribía los libros de arte para el nivel escolar y que tiene su taller a una cuadra de la casa donde vivíamos en el Callao. Fue allí donde me preparé para ingresar a Bellas Artes, todas las tardes después del colegio me la pasaba metido en ese taller, era un ambiente muy bonito y lo recuerdo con mucho cariño.
Yo no quería estudiar en la PUCP porque me parecía un espacio para los sectores medios y altos de la sociedad, y yo a los quince años estaba lleno de todo tipo de prejuicios. Además que todos los profesores que había tenido hasta el momento eran de Bellas Artes y estaba, con mucho de romanticismo de por medio, bastante influenciado por ellos. Terminé estudiando en la Facultad de Arte de la PUCP (1995-2000) porque el examen de ingreso se daba semanas antes que el de la Escuela de Bellas Artes, postulé solo para probar pensando después postular a la Escuela , pero ingresé y terminé quedándome.