20 May 2008

AMPUERO Y LA REALIDAD PERUANA


UNA ENTREVISTA DE ENRIQUE SÁNCHEZ HERNANI

Por algunos ajetreos laborales había olvidado consignar la entrevista que le hace Enrique Sánchez Hernani al escritor Fernando Ampuero en la última edición de El Dominical. En la misma, Ampuero se refiere a la realidad limeña, sus referentes literarios, la polémica andinos y criollos, y los blog literarios:

¿Cómo abordas la realidad para incorporarla a tu obra?

- Yo no la abordo. Diría más bien que la realidad me tiene sitiado y yo debo andarme con cuidado. Los limeños, tú sabes, vivimos a la defensiva. Una de mis maneras de protegerme me lleva a la literatura. Escribir ficción me sirve para construir una mirada que me permita asumir la vida y, en la medida de lo posible, salir ileso. Esto no es cosa fácil. Siempre acabamos con moretones en el alma (risas). Lima es una ciudad que todo el tiempo te pone cuchillos morales debajo de la mandíbula.

¿Investigas como otros escritores?

-Mira, no hago extensas investigaciones, pero sí doy largas miradas a la calle. Observo mucho y reproceso lo que miro. Así me involucro más en un tema.

¿La ciudad te ha agredido en algo especialmente?

-La ciudad te golpea, te hiere de diferentes formas, aunque también te hechiza. Esta es la ciudad más bella del mundo, gracias a sus playas, a sus mujeres, a su buen humor, a su comida, pero también me parece la más fea. Aquí reina la zancadilla, la sonrisa falsa, la brutalidad, la mezquindad, el arreglo por lo bajo.

En la madurez de tu carrera, ¿con qué autores peruanos te emparentas?

-Tengo más amigos cercanos que parientes. Respeto y admiro al Abraham Valdelomar de los últimos años, el de los cuentos de provincias, junto a Julio Ramón Ribeyro, Mario Vargas Llosa, Luis Loayza, Edgardo Rivera Martinez y Alfredo Bryce. Me gusta asimismo Cueto, Alarcón, Benavides, Iwasaki y Niño de Guzmán y, entre los más jóvenes, Jeremías Gamboa y Susanne Noltenius.

¿Y con qué autores internacionales tienes proximidad?

-Como toda mi generación, me dejé influir por los moralistas franceses de los años cincuenta. A mí me impresionó Albert Camus, pero también la novela norteamericana: Fitzgerald, Hemingway y los novelistas negros. Mi primer libro, Paren el mundo que aquí me bajo, es casi un catálogo de técnicas y estilos, porque aún no había decidido de qué manera escribir. Finalmente opté por ser un escritor más de tono hemingwayano, no minimalista como Carver pero sí en pos de un lenguaje limpio, claro y despojado de adornos, a la manera del Steinbeck de De hombres y ratones, o de Salinger y Capote.

(...)

Tú tienes muy buena amistad con varios escritores y artistas. La gente suele tener curiosidad por saber qué se habla en esas reuniones.

-Hablamos de la vida, de la comida, de las mujeres, de la playa y de la constante preocupación por el dinero. Hablamos también de los males del mundo. Hablamos de sus posibles soluciones y, a veces, claro, hablamos de literatura. Nos recomendamos buenos libros que hayan salido.

¿Conversan sobre lo que los blogs escriben de algunos autores?

- No mucho. Los blogs son algo muy bueno porque permiten un periodismo más democrático. Gustavo Faveron, Iván Thays, Víctor Coral y Paolo de Lima figuran entre los que más visito. Pese a que nos tienen sobre-informados, reconozco su gran utilidad y rapidez. Pero, a decir verdad, el mayor tiempo lo dedico a la lectura de libros. Los blogs, de otro lado, han generado lamentablemente una nueva especie de cobarde, el comentarista anónimo.

Son muy duros, ¿no?

-Duros y hasta asquerosos, pero muy buenos insultadores (risas). Dominan el arte de la ofensa (risas), cosa que para un escritor no deja de ser interesante en la medida en que nos esclarece zonas turbias de la naturaleza humana.

¿Te ha molestado algo que hayan dicho sobre ti?

-Yo respeto todas las opiniones, excepto los agravios y las calumnias. De mí han dicho cosas que responden a meros prejuicios.