En la siempre concurrida pagina virtual de literatura, Letras S5, encuentro una interesante reseña al libro de relatos de Orlando Mazeyra Guillén, Urgente: Necesito un retazo de feliciad, recientemente publicado en Bizarro Ediciones.
Parte de la reseña, escrita por Erick Tejada Sánchez, dice lo siguiente:
Las ficciones de Orlando Mazeyra Guillén, como él mismo sugiere con el epígrafe que toma de Ernesto Sábato, brotan de un mundo defectuoso e imperfecto. La postmodernidad es, pues, un tiempo definido no por lo que es, sino por lo que ha dejado de ser, y donde, como ya se ha dicho, lo único que se da por descontado, es decir, las únicas certezas, son la inseguridad y la incertidumbre.
Así, uno puede encontrarse con una hija con sobrepeso para los cánones estéticos dominantes del occidente, a la que Mazeyra hace balbucear entre sus malestares anímicos el discurso postmoderno del cuerpo como el último reducto de la libertad y de la agencia humana. Nótese la paradoja, subrayada por Zygmunt Bauman, donde la libertad supuestamente conquistada por la humanidad en nuestros días, sólo puede redundar en la angustiante sensación de impotencia para modificar nuestro entorno. Así, la preocupación obsesiva por la gordura, y a fin de cuentas el cuerpo, es, como ha explicado este gran pensador contemporáneo, uno de los últimos recursos de la autonomía individual sobre una de esas parcelas del sufrimiento producidas por la condición postmoderna, a través de la cual se canaliza el terror por la desprotección y la disolución del sentido de comunidad y de lo público. Se trata pues, de la privatización también de los miedos, lo que hace imposible enfrentarlos colectivamente.