19 April 2007

ENTREVISTA A ZEIN ZORRILLA ( I )


ENSAYO SOBRE LA NOVELA Y EL CINE

Anticipándonos a la presentación del libro Hija de Berman y Kurosawa, nieta de Balzac: La novela en el siglo XXI de Zein Zorrilla, este viernes a las 7:30 en Salón Casino del Hotel Maria Angola, posteamos una breve entrevista al escritor, (EN LOS DÍAS SIGUIENTES, POSTEAREMOS UNA ENTREVISTA MÁS EXTENSA), en la cual plantea algunas ideas del ensayo en mención:


1. ¿Cómo nace la idea de este ensayo sobre la novela? , ¿cuál fue el leiv-motiv que dio inicio a la composición de este estudio?

Hace treinta años, o más. La UNI de los 70. Llegas equipado de tus lecturas decimonónicas y de pronto te hallas con una ciudad donde bullen los Cortázar, los Borges, los Lezama y un largo etc. Una producción literaria que rompe lo que venías leyendo hasta entonces… ¿Qué hacer? Buscar la razón, la causa, el motivo, por el que no puedes captar esa nueva creación de modo natural como has venido captando a Stevenson, a Kipling, y vienes captando a Hemingway y a Steinbeck. Y a Tolstoy, y a Dostoievsky, y a un largo etc. que podría llenar páginas y páginas. Pero estamos en los setenta. Acaba de pasar lo de mayo del 68 y los barbudos de la isla se hallan en el poder y el Ché acaba de morir en Ñancahuazú, ¿no? Ahí nace la idea, la necesidad.

2. En la parte introductoria del ensayo, encuentro una toma de partido con respecto a tu “teoría sobre la novela”, una toma de posición que recupera la concepción aristotélica del “arte de narrar”. Háblanos algo sobre este tema.

Claro, esa “toma de partido” es a posteriori. Corresponde mas bien a los criterios que rigen la composición del texto, ¿no? Pero antes de esa actitud hubo años, décadas, de incertidumbre, en la que sospecho muchos colegas se hallan aún, muchos coleguitas se irán con esa incertidumbre al cementerio. Vamos, tampoco creo haber pulsado el interruptor del ON en la oscuridad de la pieza. Es un intento de decir: “¡huevones, despierten!”, pero de un modo suave, gracioso, que llega al lector en la forma de un libro bello, gracias al arduo y fino arte de Esteban Quiroz, mi editor.

3. De acuerdo con la pregunta anterior, ¿qué opinión te merecen aquellos autores que ensayan una tipo de literatura meta-literaria, en la cual se le otorga una importancia desmesurada al cuidado del lenguaje y a los guiños literarios, supeditando a ella la historia que se narra?

Me merecen respeto. Todo hombre que renuncia a pasar sus tardes acariciando la cabeza de sus hijas, o pasar sus sábados dormitando en la playa, o frente a la TV, y las dedica a batallar con el texto, merece mi mayor respeto. TODOS, no importa qué hagan con el texto. Es un asunto personal, de cada uno. Pero los quehaceres no remunerados en cuyas piras se han consumido vidas enteras, merecen mi veneración. No me dirijo a ellos, sino a los que se hallan fuera del circo.

4. A lo largo de todo el ensayo, he podido apreciar la importante influencia que el cine ha ejercido en tu concepto del “arte de la composición literaria”. ¿En qué medida se opera el diálogo entre el arte de narrar y el arte de escenificar?

La novela y el cine no son más que dos rostros del monstruo mayor que es la Ficción. Y la narración escrita recurre a los mecanismos de la escenificación. Recuerda el párrafo inicial de “La guerra y la paz” Pura escena, y grandiosa. Y recuerda los pasajes de “Madame Bovary”. Aquella escena de Enma y su amante recorriendo la ciudad en un coche de cortinas corridas, y entregándose. Aquel otro de Lestibudois y su sembrío de patatas. “Shown, don´t tell”

5. Bergman y Kurosawa son dos importantes realizadores que muchos de los integrantes de la nueva generación narrativa desconocen, ¿qué aportes puedes rescatar de ambos directores?

Directores, ¿no? Será un motivo para que los conozcan. Para que los busquen. Y repararán que Quentin Tarantino y Woody Allen se apoyan sobre los hombros de los mencionados.

¿Aportes? Dos destacables. Dominio del lenguaje del arte que han elegido, y una voz. VOZ, VOZ, VOZ. Tendría que recurrir a la majadería de imprimir VOZ en los tamaños mayores que Windows lo permita. Ningún arte es nada sin una voz. Un algo que decir. Mas un decir expuesto no al modo de un orador, no al modo de un expositor, sino al modo de un ficcionador, con imágenes, con escenas y con sumarios. La novela se inclina por la argumentación escrita, pero tiene que mostrar –to make the shown, before to tell it-. Así como el cine tiene la tentación de irse por el espectáculo, cuando a la vez tiene que argumentar, la novela tiene la tendencia a argumentar antes que a escenificar. Pero ambos desafíos han dejado de ser un problema desde los tiempos de Dickens y Chejov, desde los tiempos de Griffith y su “Nacimiento de una nación”

6. Finalmente, ¿en qué tipo de lectores virtuales pensabas al momento de componer este ensayo?, ¿hacia qué público potencial te diriges con este estudio?

Nunca pensé en lectores virtuales. ¿Público? Pensé en el escritor que ha publicado un libro con la esperanza de paralizar el mundo con su publicación. Pensé en la gente que luego de publicar un libro y fracasar, se la jugó a un segundo, y también fracasó. En ambos casos tenían bellas historias, conmovedoras historias. Y en ninguno de los casos llegó a su lector. Ese es mi lector ideal. No me interesa el autor que publicó un solo libro; él lo sabe todo, o cree saberlo todo. La paz sea con él. Tampoco me dirijo al hombre de 50 años, profesor universitario, escritor de cientos de hojas que cree novelas y espera ávido una opinión favorable a su esfuerzo. Para ellos la compasión. No el libro.