25 February 2008

NO COUNTRY FOR OLD MEN




Esta es una de las pocas veces en que la entrega del Oscar a mejor película coincide con el gusto de los cinéfilos y críticos de cine de muchos países. Y es que No country for old men es una película sólida, con actuaciones extraordinarias y una historia muy singular. Sin embargo, quien se lleva todos los laureles es el actor español Javier Bardem. Los dejo con una entrevista que apareció el domingo en El Comercio, horas antes de la entrega del Oscar:



Usted es uno de los favoritos para llevarse el Óscar a Mejor actor de reparto. ¿Cómo se sentirá si esto llega a ocurrir?


Bueno, creo que lo difícil para cualquier persona es aceptar las cosas buenas y las malas que a uno le suceden (ríe). Sin hacer psicología barata, creo que tiene que ver con la capacidad que tiene uno para poder realmente recibir y dejarse tocar por este tipo de sucesos. Un Óscar no es más que un accidente fortuito. Si lo obtuviera lo aceptaría con la modestia que carga el hecho de que reconozcan tu trabajo. Desde nuestra vanidad y nuestro orgullo, nos gusta sentirnos reconocidos, pero realmente solo significa que tu trabajo ha gustado. Considerar que eres mejor que los otros y que mereces más laureles, es absurdo. En primer lugar, la creatividad es inmedible. En las olimpiadas, hay cinco tipos que corren y el primero que queda es el mejor. Eso es incuestionable. Aquí no es así, depende de la subjetividad. Es un bonito 'accidente' lo que ha ocurrido.


¿Cree que el éxito reflejado en ser postulado a este galardón pueda llegar a cambiar la visión que tiene de sí mismo?


Me acuerdo de una experiencia en "Mar adentro" que puede servir de ejemplo. Mi personaje era Ramón Sampedro, un tetrapléjico, y para prepararme me fui a un hospital excelente en Toledo (España), donde tratan a muchos enfermos de este tipo. Vi casos realmente espeluznantes. Sin embargo, había gente con un gran humor, muchas ganas de vivir, optimismo y alegría, y un día me pregunté, "¿de dónde sacan tanta alegría si no pueden mover ni siquiera el cuello?" El doctor me respondió: "Aquel que era optimista antes del accidente es un enfermo optimista, pero aquel que era pesimista después del accidente es un enfermo pesimista".


Todo depende del tipo de experiencias que uno cargue desde antes...


Bueno, este tipo de premios genera una evidente revolución emocional y psicológica. Al final, la personalidad vuelve a salir a flote, y vuelves a ser quien eras antes. En mi caso yo tengo muy claro cuál es mi objetivo: el pertenecer a un grupo de personas que considero talentosas y que me ayudarán a desarrollar mi propio talento. No importa a dónde me lleve esto: si al fracaso, al éxito o a la mediocridad. Me da igual. Para mí, la experiencia de trabajar con los hermanos Coen y gente muy talentosa está por encima de la experiencia del éxito. En mi caso, he vivido en este ambiente artístico por 20 años.