Por: Camilo Fernández Cozman
Leer un primer poemario de un escritor joven es siempre una aventura. Tal es el caso de Itinerario* de Arturo Córdova (Lima, 1980). Tengo la sensación de que este libro es sinónimo de búsqueda de un estilo. Verso libre a la manera de la poesía de lengua inglesa (hay un epígrafe de Dylan Thomas y otro de Lawrence Ferlinghetti), combinado con poemas en prosa. Las referencias a otros autores son como radares que iluminan la senda: Octavio Paz y Jean Baudrillard ("Transitar es una forma especular de amnesia") aparecen convocados por la magia de la poesía.
¿El tema medular del poemario? La ciudad de Lima y el trajinar de un sujeto que comprueba, con meridiana claridad, el reinado imperturbable del insomnio y del caos. Ya César Moro y Sebastián Salazar Bondy habían hablado de "Lima, la horrible". Córdova recrea el tópico del migrante a través de una amalgama de metáforas y de la fluencia rítmica del verso: "Ese hombre sacude su cráneo como una sonaja vacía/ e indaga algún recuerdo que ha perdido entre las bermas". Se trata de la imposibilidad de recuperar el pasado en un presente donde asedia "un desangrar peregrino", pero el yo poético intenta ser "un manojo de voces", es decir, una polifonía en medio del desierto.
Me cautiva del libro el trabajo con el lenguaje, pues Córdova no se deja seducir por la facilidad del vacuo prosaísmo, sino que mantiene la musicalidad del poema, aunque asimile los aportes de Thomas o Ferlinghetti. Para muestra basta un botón:
Pasajero
Abismado en la extensión de su afilada sombra,
saluda el fugaz hallazgo: viejo crápula de trapo y pies
encallados
que casi transparente se erige
sobre la respiración precaria de una tela de araña
con una sonrisa que es horror y que es sospecha.
Viejo náufrago de voces diluidas,
de canciones rapaces y lejanas,
extraviado
como un ebrio espejismo de sus soledades
en el rumbo agrietado de tus límites de cera.
Arturo Córdova. Itinerario. Lima, Santo oficio, 2007.
(Tomado de La soledad de la página en blanco)