SOBRE LA CRÍTICA LITERARIA Y EL BOOM LATINOAMERICANO
Como lo habiamos anunciado ayer, la edición del suplemento El Dominical está íntegramente dedicado a nuestro mayor escritor dentro de las letras peruana. La parte que más he disfrutado es la entrevista que le hacen Alonso Rabí y Jeremías Gamboa al escritor. Se refiere con mucho incredulidad a cierto tipo de crítica académica que solo sirve para exponer la vanidad y el bagaje cultural del crítico, pero que nada aporta a la obra del autor. Por otro lado habla del "envecimiento" en el que ha caído la obra mayor de Julio Cortázar, Rayuela, comparación con la época en que fue publicada; sin embargo reivindica al Cortázar cuentista y afirma que sus cuentos son lo mejor del autor argentino . Les dejo algunas preguntas, bastante controversiales, con respecto a la critica literaria y el bomm:
LA CRÍTICA ACADÉMICA
Al igual que Steiner, usted ha dictado conferencias y cursos en universidades de Inglaterra y los Estados Unidos. ¿cuál es su opinión sobre ese tipo de trabajos? Ciertas notas de prensa hace unos años señalaban que usted había quedado perplejo ante unos estudios que se leyeron sobre su obra en unas jornadas literarias celebradas en Francia.
Hay un tipo de crítica universitaria que se ha vuelto casi esotérica, aquella que usa a la literatura como un pretexto para desarrollar teorías semiológicas, lingüísticas o filosóficas y que llega muchas veces al oscurantismo, a la verborrea, a un sectarismo que la hace completamente artificiosa. Eso no me interesa nada. Incluso me alarma un poco porque creo que frente a esa crítica los jóvenes que van a estudiar letras por una auténtica vocación literaria pueden perderla. Mucha de esa crítica llega a una palabrería y a una retórica tramposa que no explica la literatura; se convierte solo en un vehículo para la vanidad. Eso ha ocurrido con el estructuralismo, con la crítica lingüística. Esas formas me parecen o muy especializadas o simplemente perversiones que no tienen que ver con la gran tradición crítica, siempre al alcance de los lectores más o menos cultos y sin pretensiones. Sin embargo, hay una crítica académica indispensable debido a que hay autores clásicos a los que es imposible leer sin ayuda. Un poeta que yo admiro quizás más que ningún otro es Góngora. No se lo puede leer sin apoyo de estudios que faciliten el acceso a su poesía tan compleja. Ahora bien, cuando yo he trabajado en las universidades, cosa que hago con mucho gusto, he encontrado cosas fascinantes.
EL BOOM
Habla de autores que se caen y de otros que no. ¿Qué percepción tiene de las producciones actuales de los autores del boom? Una vez dijo que Rayuela había envejecido muchísimo.
Rayuela fue una novela que nos deslumbró, sobre todo porque demostró las posibilidades casi infinitas de la experimentación literaria. Creo que es una extraordinaria obra experimental y que a partir de todo lo que se ha escrito después ha perdido la novedad. Ya no es novedoso introducir el juego verbal, conjugar de ese modo el tiempo, los puntos de vista, usar los collages. todo eso suena a algo fechado, ¿no? Creo que es un libro importante pero que el tiempo ha hecho que pierda creatividad, originalidad. Hoy me parecen más importantes los cuentos de Cortázar que Rayuela. De Carlos Fuentes sigo prefiriendo los dos primeros libros, La región más transparente y sobre todo La muerte de Artemio Cruz. Acaso la pasión experimental y la devoción a la moda no han enriquecido su obra posterior. Se trata de una obra que es muy dependiente de la actualidad estética.
VUELTA AL PERÚ
Pensando en críticos humanistas, críticos ensayistas, mirando el Perú, ¿qué críticos tendrían para usted ese perfil?
Bueno, ¿quiénes han hecho en el Perú critica literaria?
Recuerdo que menciona a Cornejo Polar de manera muy amarga en su ensayo sobre José María Arguedas.
Él hacia un tipo de crítica ideológica que me parecía muy artificiosa. Quizás esté mal criticar a alguien que hizo una obra y escribió sobre literatura peruana pero la verdad es que la critica de Cornejo Polar a mí nunca me propició la lectura de ningún autor, ni siquiera me enriqueció la visión problemática de una literatura porque la encontré muy sesgada ideológicamente, artificiosa, poco profunda a pesar de que tenía un conocimiento serio, académico. Si la comparas con la crítica de José Miguel Oviedo, una crítica que a mí me parece más realista, más seria y sustentada en el amor a la literatura, aquella palidece. El problema de ciertos críticos es que uno se termina preguntando si realmente les gusta la literatura. José Miguel, siendo frío, rezuma clarísimamente amor por la literatura, no es un crítico al que la universidad le congelara la emoción del lector, la emoción virginal pura de quien llora o se enfurece con lo que lee. Yo creo que si eso no está en la base, la crítica se pierde el elemento vital de la literatura.
La academia adormecería el acercamiento de carácter vital a la literatura.
Y fomenta, muchas veces, una crítica vanidosa o una que cumple más con una rutina académica. Hay una especie de crítica que está ahí simplemente para cubrir un currículo, esa obligación del "publicar o morir" que prima en las universidades de Estados Unidos: hay que publicar aunque nadie lea lo que publicas y aunque te aburras tú mismo escribiendo extraordinariamente (risas). No sé, muchos de esos profesores han convertido lo suyo en una actividad tan absolutamente racionalizada que han perdido el gusto, ya no saben qué cosa es buena o mala.
Hace poco apareció una encuesta de Hueso Húmero sobre literatura peruana en la que participaron muchos escritores, críticos.
Sí, a mí me escribió Abelardo (se refiere a Oquendo). Yo no quise participar porque esas encuestas me parecen equivocadas. Eso de tratar de decidir por votación quién es el mejor escritor y quién el peor me parece equivocado. Está bien para los futbolistas. Pero entre buenos escritores es muy difícil establecer esa jerarquía, es arbitrario, un poco provinciano también, y por otra parte, entre los malos, ¿para qué establecer jerarquías? Por otra parte, las encuestas las hace el tiempo en literatura. Nosotros no podemos ahora anticipar. Uno puede decir de esta época que Borges va a quedar, pero ni siquiera eso es algo tan absolutamente seguro.