12 October 2007

DESDE LA CIUDAD IMPERIAL DEL CUSCO


UN ENCUENTRO CON LA CULTURA ANDINA

Desde hace unos días estoy en Cusco y las visitas obligadas a los lugares turísticos no me han permitido postear con regularidad. Sin embargo, no quiero dejar pasar la ocasión para contarles algunas experiencias que vale la pena relatar, como el tributo a la Pachamama y la bención de algunas Chakanas que realizamos el día miercoles.

Para empezar, quisiera mencionar que en la Ciudad Imperial del antiguo Perú existe una perfecta convivencia entre tradición y modernidad: los cusqueños han sabido adaptarse a los cambios de la sociedad contemporánea y han sacado un gran provecho de la afluencia de turistas durante todo el año. Si antes se veía en cada esquina a niños pidiendo limosna, ahora vemos pequeños y prósperos negocios que ofrecen a los visitantes desde botellas de agua hasta todo lo que se necesite para hacer treeking, raffting o montain bike. Además, en el centro de la ciudad, podemos encontrar edificaciones modernas sobre construcciones coloniales o prehispánicas. Por ejemplo, en la Plaza de Armas existe una establecimiento de Bembos contruidos sobre muros incaicos, lo que le otorga al lugar un especial atractivo, sin perder la comodidad que se ofrece a los clientes.

El día miercoles, después de contactar a un curandero, nos fuimos al Templo de la Luna, ubicado en las afueras del Cusco. Antes, tuvimos que pasar por un mercado para comprar una bolsita de hoja de coca, una botella de chicha de jora, un pan serrano y algo de dulces para rendirle tributo a la Pachamama. Cuando llegamos al templo, en las afueras, el curandero, con una oración en quechua, le rindió las ofrendas a la madre tierra y bendijo las chakanas que habiamos comprado en un mercado indio. Posteriormente, ingresamos al templo, no sin antes pedirle permiso a los apus vigilantes. Enterramos las ofrendas y rezamos, nuevamente, otra oración quechua. Dentro del reciento pude sentir una energía cósmica superior a la que encontramos en algunos lugares sagrados: un frío intenso invadió todo mi cuerpo y la presencia de los apus y las divinidades regentes se pudo palpar en todo el templo. Una experiencia que se la recomiendo a cualquier visitante que llegue por unos días a la antigua capital de los Incas.