SOBRE LOS ESCOMBROS, DEBEMOS AYUDAR A RECONSTRUIR PISCO
Conocí y aprendía a amar Pisco gracias a los relatos de Abraham Valdelomar. En casi toda su obra, el escritor iqueño se refiere a esta aldeana lejana en la cual transcurrió su infancia que fue triste, serena dulce y sola. En cuentos como El caballero carmelo, El vuelo de los cóndores y Evaristo, el sauce que murió de amor, solo por nombrar algunos, pude descubrir Pisco y San Andrés. Posteriormente, un amigo me mostró unas fotos de Pisco Playa y la casa en la cual había vivido Valdelomar: todo el lugar parecía un pueblo fantasma, con construcciones de la época republica y viejas casonas de Siglo XIX, pero que conservaba la belleza de los lugares añejos y memorables.
Ahora, cuando veo por la televisión todo Pisco reducido a escombros y miles de personas durmiendo a la intemperie no me queda más que decir que este pueblo tiene que levantarse de sus cenizas y que todos los peruanos tenemos que ayudar en esta reconstrucción.
Queda al gobierno y a las instituciones benéficas la tarea de impulsar una distribución, rápida, eficiente y equitativa de las donaciones nacionales e internacionales; y a nosotros los peruanos, manifestar ese espíritu solidario y generoso que debe acompañar a las personas cuando ocurre una desgracia nacional.
Pisco se tiene que levantar porque es el pueblo que le da el nombre a nuestra bebida de bandera, porque ahí vivió Valdelomar y contextualizó la mayoría de sus cuentos, y, sobre todo, porque su gente maravillosa y pujante lo necesita; y todos nosotros tenemos que contribuir a ello.
Ahora, cuando veo por la televisión todo Pisco reducido a escombros y miles de personas durmiendo a la intemperie no me queda más que decir que este pueblo tiene que levantarse de sus cenizas y que todos los peruanos tenemos que ayudar en esta reconstrucción.
Queda al gobierno y a las instituciones benéficas la tarea de impulsar una distribución, rápida, eficiente y equitativa de las donaciones nacionales e internacionales; y a nosotros los peruanos, manifestar ese espíritu solidario y generoso que debe acompañar a las personas cuando ocurre una desgracia nacional.
Pisco se tiene que levantar porque es el pueblo que le da el nombre a nuestra bebida de bandera, porque ahí vivió Valdelomar y contextualizó la mayoría de sus cuentos, y, sobre todo, porque su gente maravillosa y pujante lo necesita; y todos nosotros tenemos que contribuir a ello.