26 August 2007

EL ILUSO DEL DEPORTE


¡ESTE MUCHACHO NO APRENDE!

A pesar de las muchas advertencias que le he hecho y de lo mal que queda cada vez que este muchacho abre la boca y depatarra algún escrito, Gabriel Ruiz no aprende y se aferra a su estupidez involuntaria para escribir cada texto (mal redactado) y, según él, atacar a sus enemigos. Esta vez, el terrorista de la redacción, la orto-grafìa y el estilo habla sobre la tibia victoria de "los ojitas" y su actuación en el Mundial de Corea Sub-17.

Celebra este muchacho perdido en el limbo de la cultura los logro de tan esforzado equipo y alega que triunfos como éste levantan la moral del golpeado pueblo peruano por los últimos acontecimiento. Lo que ignora este pobre muchacho, es que, mientras que él está viendo la actuación de los "calichines" de la selección, rascándose el ombligo y mas abajo de la zona en mención, en el pueblo de Pisco, muchos niños, jóvenes, mujeres y ancianos padecen de hambre, sed y frío, y que ningún triunfo deportivo pírrico va a aplacar sus necesidades.

Se autodenomina un gran conocedor del tema futbolístico, cuando este muchacho ni siquiera a visto al Perú en el mundial (ni lo verá, tampoco); porque su generación, a diferencia de las anteriores, no ha disfrutado de las actuaciones de Cueto, Chumpitaz, Challe, "Cachito" Ramírez o Cubillas, por citar algunas figuras. En el mejor de los casos, habrá visto las repeticiones que hace Alberto Beingolea en su programa de recuerdos de éxitos futbolístico.

Este palomilla de óvalo, de ventana y de sotano se ufana de tener calle, cuando a lo mucho ha deslizado su existencia por las calles de Apolo en La Victoria. ¿Conocerá este chico lo que es despertarse en 5 Esquinas de Barrios Altos?, ¿tendrá noticas de Corongo, Puerto Nuevo, Sarita Colonia o Las Chacaritas en el Callao, por no hablar de los Barracones o de Esperanza? ¿Habrá camino por Renovación, Cárcamo o Contumazá en busca de alguna sustancia poco lícita?

Ya pues, palomilla de azotea, la calle se conoce caminando al filo de la navaja, sumergiéndose en lo más profundo de la marginalidad, conociendo "in situ" la verdadera "lleca", no refugiándose en una oscura habitación para descargar las frustraciones en una página de Word.

Te aconsejamos, con toda la "buena leche" del mundo, que te pongas a vender en el cruce de Aramburú con Corpac aquella antología que le ha costado mucho a la familia Sanseviero, en lugar de perder tu tiempo jodiendo a la gente. De paso te consigues un "billetito" para pagarte un curso intensivo de redacción.