20 October 2006


La Debacle del CD: ¿Por fin se humaniza la música por medio de la tecnología?

Raúl Alfonso Allaìn



“En esta era digital y de la multimedia, es fácil olvidar que hace tan sólo un poco más de 100 años vivíamos en un mundo donde lo único que se podía llamar “medio masivo de comunicación” consistía únicamente de tinta sobre papel”

Durante siglos, el hombre soñó con poder capturar los sonidos de la naturaleza y la música de su alrededor. Muchos lo intentaron pero nadie lo logró… hasta que Thomas Alva Edison descubrió un método para grabar y reproducir el sonido. Pero este método no llegaba a la perfección, y fue cuando Berliner creó un método de grabación y reproducción que se podía usar muchas veces; pero aún la reproducción no llegaba a su suma exquisitez debido a que se tenía que usar las manos para girar la dichosa manivela y esto era un inconveniente porque resultaba molesto y, al final, la música se reproducía con menor calidad porque bajaba la velocidad de motor del reproductor.
Es aquí donde el no muy reconocido Jhonson crea un motor que daría la velocidad precisa para reproducir la música en la cadencia real, ahora sí siendo una delicia para los oídos de esa época.

“Los 4 auténticos pioneros del mundo del sonido son: Edison, Bell, Berliner y Jhonson”

Los primeros discos planos tampoco fueron los de acetato o vinilo, sino de un material que se llamaba vulcanita o ebonita, que era en realidad una especie de goma endurecida.

Algunos se habrán fijado que hay discos que en el centro tienen un agujero pequeño y otros más grandes para el que se utiliza un adaptador. La explicación de esta diferencia es que los de agujero grande estaban destinados al mercado del Reino Unido. Sabiendo que los ingleses son muy originales, conducen al revés, miden en pies, pulgadas y yardas, se empecinan en no usar el euro y no hay forma de que coman como es debido (esto es verdaderamente grave).

En 1945 después de la Segunda Guerra Mundial, el ansia de paz conllevó la fiebre por la música y fue entonces cuando las compañías musicales se esforzaron por culminar la creación del disco de vinilo sin inconvenientes, tras los intentos fallidos que resultaron ser frágiles, y por ende desfavorecían la audición.

Después de un largo reinado del vinilo, y con un breve pero fulgurante mandato del “Cassete” que trajo la revolución social del “Mp3” de ese entonces, el “WALKMAN”; llega el CD y consigo la pesadumbre de los refinados de la música puesto que en la digitalización se perdían frecuencias consideradas imperceptibles por el oído humano, en donde se conglomeraban zumbidos (característicos del casete y del vinilo, parte bien eliminada) y gamas de frecuencias que daban ese ambiente delicioso, primoroso, de donde los melómanos se alimentaban (parte mal eliminada). Esta digitalización era necesaria para que la música pueda caber en los 80 minutos del Cd, e imagínense si “inteligentemente” se crea un formato análogo pero más suprimido aún (El minidisco). Si ya Con el estándar CD, los timbres resultaban más pobres, y esto se hacía patente muy especialmente en los bajos. Con la aparición del Minidisco, el problema aún iba más lejos: Nuevamente se trataba de conseguir un mayor ahorro de espacio, y nuevamente se conseguía mediante la supresión de más y más frecuencias, siempre bajo la excusa de "que son imperceptibles para el oído humano". Ahora se trataba de supresiones tan salvajes como esta: "De dos frecuencias idénticas que se producen en un mismo instante (muestra) se suprime aquella que tiene menos intensidad, sin que el oído humano lo advierta"

Esta sonoridad perdida refleja la escasez de artistas verdaderamente comprometidos y entregados, puesto que a primera impresión nunca se logra identificar los diferentes instrumentos que hay en una canción, y sobre todo en el bajo casi siempre imperceptible o con fuerza de menor intensidad, predominando este acontecimiento en los artistas mediocres, que al aparecer es su intención para tabicar sus deficiencias musicales o darle mayor importancia a letras obtusas que van limitar nuestro sentido verbal y musical.
Esta misma vulgar mediocridad, en la música, no va a servir de verdadera influencia para el desarrollo los niños y jóvenes que muestren alguna cualidad musical debido a la nubosidad e insuficiencia de los diversos instrumentos en la música que taladra sus cerebros todos los días, música que le es conveniente pasar a los medios de comunicación por dinero o que por algún capricho estúpido desean mostrar, en su prepotencia y ambición.

Pero en este túnel obscuro y degradante hay una luz que va mejorar en alguna medida, o poner un tope para que la música no siga decayendo en su nivel de reproducción, es el magistral “Mp3”, la novedad ha sido que la compresión no se fundamenta siempre en la supresión de frecuencias "aparentemente imperceptibles", sino en la forma de codificar los datos. La supresión se limita, básicamente, a aquellas frecuencias del espectro que verdaderamente no existen, o sea que su valor efectivo es igual a 0, y no aquellas que existen por debajo de 0.
La compresión en mp3 aún responde a un modelo de discriminación "psicoacústico", o sea basado en suprimir lo que el oído verdaderamente no percibe, pero el modelo en si ha evolucionado bastante y ahora quizás se ajusta mejor a un sonido realmente rico en matices.

La gran pregunta sería, cómo reproducir una canción en formato “mp3” sin tener que pasarlo a un CD, perdiendo calidad, al volver los archivos de ese disco a ser copiados, creando una cadena. La gran respuesta y que en el futuro va a acarrear la debacle y olvido del CD, son los reproductores “mp3” e incluso las memorias usb, debido a que ya existen y se comercializan equipos de sonido con conexión usb es decir la música que se baje o compre por Internet, sólo se va a tener que copiar en un mp3 o memoria usb y conectar a un equipo.

Mundo Futuro
Este fenómeno magistral para la reproducción también porta muchos espejismos, porque esta humanización conlleva que la comercialización va a ser exclusiva del Internet y que algunos artistas sólo van a estar preocupados en crear un “hit” y no ofrecer todo un concepto de 12 o 14 canciones como en un CD, aunque se pierdan algunos matices. Y aún peor la piratería comprendería en “hackear” las páginas Web para bajar ilegalmente gratuitas las canciones, porque después de la debacle del CD los programas para bajar música también sufrirían un tenaz golpe debido a que las matrices, los usuarios, que proporcionan las canciones mayormente copian las canciones del CD del artista; en esta parte resultaría plena la inserción de este método de venta, pero la diversidad de artistas abrumaría a los débiles, musicalmente hablando, pero siendo casi ideal en conclusión porque las personas van a poder tener un gusto más personalizado, más humanizado.
Y así el mundo va desarmando pasos por tratar de correr, social y musicalmente, pero correr no siempre nos hace avanzar y en esta ocasión parece que si hay un futuro mayormente dichoso, sonoramente hablando. Pero aunque logremos la mayor de la humanización en la reproducción de la música por medio de la tecnología, nunca se va comparar y siempre va a estar sometido a la “reproducción real”, esa reproducción que nunca va a ser igual por mas que se trate de la mismas notas musicales que conjeturadas hacen una canción, dichosa y deliciosa reproducción en la cual el intérprete está a unos centímetros o metros de ti, sintiendo su calor, su sufrir, su alegría al cantar con todo la profundidad y el alma digna seres celestiales, exquisitos. Esa reproducción a la cual mezquinamente llamamos “concierto”, porque el significado es escaso, se queda corto, y pobre al denotar la maravilla de sentir que te causa, que hace de la “utopía” una realidad.

“Concierto, única forma de encontrase con la música en su estado natural; causándote un sentimiento por encima de la catarsis o esta misma en su nivel más agudo”