03 October 2006


FIGUERAS EN DEFENSA DE LO LATINOAMERICANO

Copio del blog de Iván Thays, íntegramente, una nota que hace de Marcelo Figueras acerca de la producción cinematográfica y literaria latinoamericana. El asunto es de bastante interes dado que coloca en el tapete la discusión sobre los procesos de "selección" que tienen los europeos con respecto de nuestra producción artística. A continuación la nota, que debe de leerse con mucha atención:

Bastante irritado se muestra el argentino Marcelo Figueras (autor de la novela que originó la película Kamchatka, cuyo guión escribió también) en un post titulado "¿Cómo debemos vernos, cómo debemos contarnos?" y publicado en Boomerang. Comienza interrogándose por cuál es el criterio de selección de los jurados que eligen las películas latinoamericanas que competirán en los festivales de cine internacional y concluye que muchas veces prefieren las películas "que nos pintan como marginales pintorescos, las películas que narran con una desprolijidad que asumen propia de nuestra pobreza de medios (aun cuando la desprolijidad pueda disimular pobreza narrativa, o resultar en ella), o sea que prefieren, por ende, todas las películas hispanoamericanas que no podrían representar nunca una amenaza comercial para su propio cine".A partir de esa reflexión, pasa a preguntarse si no sucede lo mismo con la literatura: "En términos generales (lo cual significa que este es un tema complicado, y que aun no lo he pensado a fondo) diría que sí. Más aun, dado que en este caso está claro que no es el mercado externo lo que nos compele o limita, creo que aquí se ve con mayor claridad que lo que compele y limita son las voces del establishment cultural –expresadas en buena medida por el periodismo y por lo que podríamos denominar “la Academia”. Intuyo que aquí también existe un deber ser: debemos escribir de determinada manera y no de otra, y aun cuando nos decidimos a tocar ciertos temas o a abordar momentos históricos precisos debemos hacerlo de acuerdo al mismo método, de mirada oblicua, deprovista de toda acción y asfixiante en su retórica. Imagino que periodistas y académicos tendrán sus razones, que expondrían con florida verba, pero todo lo que consiguen es frustrarme. Me pasa que no puedo enfrentarme a las novelas que se editan y a las películas que se estrenan como un artista, yo reacciono ante todo como público, quiero que esta nueva novela mexicana, argentina o española sea lo mejor que he leído en años, quiero que esta película colombiana o brasileña me parta la cabeza, y al encontrarme que la mayor parte de la producción pasa por esta criba a medias industrial y a medias periodística, resulto casi siempre frustrado. Yo busco a un Shakespeare hispanoamericano, y no sé si no lo encuentro porque no existe o porque no lo editan ni le financian sus películas."El final del artículo es de indignación: "Me resisto a asumir el tono menor que tratan de echarnos encima como un destino. Siento que están tratando de manipularme, como artista pero ante todo como público. Y a mí, qué quieren que les diga, no me gusta un carajo que me digan lo que debo hacer.

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