ENTREVISTA A RAÚL R. ROMERO
En la sección cultural de Perú 21, Gonzalo Pajares entrevista al musicólogo Raúl R. Romero, con ocasión de la aparición del libro Andinos y tropicales: La cumbia peruana en la ciudad global. En la misma, el autor reflexiona sobre el auge de la cumbia peruana y las diversas manifestaciones que ésta adopta; además, habla sobre el cambio de mentalidad en algunos sectores sociales con respecto a esta música que, en un primer momento, fue propia de los migrantes andinos y que, después, fue invadiendo los diferentes estratos de la sociedad.
¿Qué representa el auge de la cumbia peruana?
La irrupción de la llamada cumbia andina en el gusto popular pone de manifiesto estilos culturales distintos a las preferencias culturales oficiales. Los cambios sociales producidos en nuestro país, sobre todo desde los años 50, han favorecido la irrupción de la música popular -uno de cuyos géneros es la cumbia- que, poco a poco, ha ido ganando espacio a través de fenómenos que tienen que ver mucho con la migración y que ha hecho del Perú un país con sectores emergentes muy importantes -no solo demográficamente-, que hacen valer sus derechos culturales de una forma tan importante y notoria como hacen valer sus derechos como consumidores y como ciudadanos.
Que un joven pueda escuchar Leusemia y, luego, bailar salsa en su casa y, más tarde, ir a un concierto del Grupo 5, ¿qué nos indica?
Yo creo que siempre ha sido así. El consumo de la música siempre ha sido diversificado. En todo el mundo, no solo en el Perú, hay una voluntad por conocer otras culturas y otros estilos de vida. Me viene a la mente, por ejemplo, el auge de la world music: los consumidores del Primer Mundo quieren conocer otros géneros porque así se vinculan con otras culturas. Lo que sucede hoy -más gente oyendo géneros que antes eran mal vistos- viene desde finales de los 90 con la irrupción de la tecnocumbia, que abrió el mercado hacia otros sectores sociales. La música de Rossy War la bailaba gente de todos los sectores sociales, así como ocurre hoy con el Grupo 5. Hemos olvidado esto. Lo que impulsó la tecnocumbia fue que tenía menos contenido de huaino andino y una mayor participación de mujeres y de bailes con coreografía. Esto hizo que otros ámbitos de nuestra sociedad -aquellos que todavía tienen grandes prejuicios contra nuestra herencia andina- pudieran sentir a esta música 'desandinizada', 'digerible'. Ahora, habría que ver si esto se hace por curiosidad o significa una apertura y una mayor tolerancia cultural. Creo que, para esto, todavía falta.
Los Destellos, Los Mirlos y otros tocan con jóvenes rockeros en Barranco. ¿No cree que esto refleja un cambio en nuestra sociedad?
Hay una búsqueda de nuevas identidades a través de la música. Eso es positivo porque significa que se quiere incluir a la mayor parte de expresiones musicales y culturales y englobarlas en una sola, en una combinación que represente a los peruanos. Esta búsqueda es muy compleja, difícil y está en pleno proceso. Obedece a la voluntad de tratar de conciliar nuestra manera cosmopolita de ver las cosas y, al mismo tiempo, el deseo de conservar nuestras herencias más antiguas para poder insertarnos en el mundo moderno y seguir siendo peruanos.
Entonces, a pesar de todo, los prejuicios se mantienen.
A pesar de la celebración y de la algarabía que hay alrededor de la chicha, de la cumbia y del huaino, todavía existe un sector de gente en el Perú que ve con mucho prejuicio estas expresiones y no las valora en su real dimensión. Creo que la música popular en el Perú -andina, criolla, tropical-, en sus manifestaciones más recientes y contemporáneas, representa una riqueza que todavía está esperando ser puesta en valor, que está esperando ganarse el respeto del Perú oficial, porque este no es un proceso terminado. pero ya está en camino.