UN TRATADO SOBRE LA ESTUPIDEZ HUMANA
Recuerdo que en mis años de estudiante universitario intenté escribir un breve ensayo sobre la estupidez humana: los ejemplos en la vida universitaria abundaban y el material de investigación no me iba a faltar. Sin embargo, todo mi empeño fue a parar a saco roto, dado que por aquellos años un historiador italiano publicó un libro que se constituia en una suerte de exégesis de algunas ideas que pensaba desarrollar en mi investigación. Se trata de Carlo Cipolla y su libro Allegro ma non troppo. En este ensayo, Cipolla plantea la idea de que existen en el mundo cuatro tipo de personas:
Los Ingenuos: Son aquellas personas que realizan una acción en la que todos se benefician y ellos se perjudican. Los ejemplos abundan.
Los Inteligentes: Aquellos individuos que ejecutan una acción donde se benefician ellos y todos los demás; es decir, la mayor cantiddad de personas sale ganando.
Los Malvados: Son aquellas personas que realizan una acción en la que solo se benefiacian ellos y perjudican a la mayoría. La existencia del malvado, según Cipolla, es preferible a la del estupido porque al menos alguien sale ganando en la sociedad.
Los Estúpidos: Son aquel grupo "selecto" de individuos que, tercamente, ejecutan una serie de conductas en las que "perjudican" a algunas personas, sin que por ello obtengan algún tipo de beneficio (En la blogósfera literaria los ejemplos se hacen evidentes cada día, baste darse un par de vueltas por la realidad virtual para combrobar lo que les digo).
La mayoría de las personas estúpidas son fundamentalmente y firmemente estúpidas, en otras palabras, insisten con perseverancia en causar daños o pérdidas a otras personas sin obtener ninguna ganancia para sí, sea esto positivo o negativo. Pero aún hay más. Existen personas que con sus inverosímiles acciones, no solo causan daños a otras personas, sino también a sí mismos. Estas personas pertenecen al género de los superestúpidos.
¿Puede existir alguna persona que se tome la paciencia de leer cada una de los post que circulan en la blogósfera para despues, ingenuamente, creer que puede causar algún daño tratando de exponer algunos "supuestos" errores de aquellos que admisntran los blogs? Aunque lo duden, ese tipo de peronas existen y, para felicidad nuestras, se evidencian más de lo debido.
Habría que tener toda la ociosidad del mundo para tomarse la paciencia de realizar semejante estupidez y hacer de ello un pasatiempo igualmente estúpido. Algunas personas preferirán dedicarse a escribir, leer, ver una pela o simplemente rascarse, con total desparpajo, algo que la naturaleza nos ha dado.
Para terminar este divertido post, quiero recordar una frase Albert Einstein, cuando afirmaba: "Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro de la primera".
Pero no seamos mezquinos, los estúpidos cumplen una noble función: al menos nos divierten.