20 May 2007

UN CUENTO DE GLAUCONAR YUE


EL UNIVERSO FANTÁSTICO DE JOVEN NARRADOR

A continuación, posteó un cuento del joven narrador Glauconar Yue, quien se prepara a publicar en Bizarro Ediciones lo que sería la primera novela gótica dentro de nuestra narrativa peruana: El Empalador, un texto que recrea parte de la vida del célebre personaje que alimentó la fantasía de muchos escritores y realizadores cinematográficos: El Conde Drácula.

DEMONBEARER

El tío de Lucía había venido de Estados Unidos a visitarlos y los padres decidieron que era propicio invitarlo a cenar. Así que fueron todos en familia, los dos padres, el tío y Lucía, a uno de los restaurantes más conocidos. Ella llevaba una blusa blanca, una faldita corta y una bincha roja reteniendo su pelo negro lacio, el cual cubría solo parte de su cuello. Encontraron un lugar en la terraza, frente a la gran fuente con luces de colores. Había muchísima gente hablando y en el fondo sonaba una música ligera. El tío contaba sobre Manhattan y cómo eran las cosas ahí, y en, cierto modo, todos ya lo sabían porque salía en todas las películas. Hacía un leve viento de primavera, fresco pero no frío, que cargaba el perfume de las señoras y el humo de los fumadores. Pronto vino el mozo vestido impecablemente y preguntó qué querían. Cuando le preguntaron a Lucía, ella no supo bien qué decir, murmuró algo sin dejar de clavar sus ojos en el mantel. Así que el padre pidió algo por ella, milanesa de pollo, eso siempre le gustaba. Poco después de haberse ido el mozo Lucía se levantó y dijo que tenía que ir al baño. El tío se quedó mirándola mientras se iba y comentó que era una niña muy linda pero algo extraña. El padre lo tranquilizó que eso siempre sucedía con los adolescentes, a ella le daba de vez en cuando, pero pronto se le pasaba.


Mientras, Lucía en el baño se miraba al espejo y sentía el sudor frío correr por su frente. El colegio se había puesto pesado y además estaba el chico de al lado, del que no sabía lo que quería en verdad, y ahora venía su tío y ella tenía que quedar bien, tantas cosas, eran todas importantes. Pero justo entonces le tenía que suceder eso, justo en ese momento. La vez pasada nadie se había dado cuenta, por suerte, nadie lo había visto, ella luego había también llegado a creer que había sido un sueño, pero entonces estaba ahí de nuevo: el sudor frío, las náuseas y ese algo moviéndose dentro de ella sin parar. Se echó agua fría a la cara pero se sintió aún más mareada y tuvo que sentarse en el escusado porque perdía el equilibrio. Después se apoyó en la pared, abrió la tapa del water y escupió dentro. De pronto se sintió ridícula, se olvidó de todo y de puso de pie de nuevo. Las cosas tenían un extraño silbido, ya no tenía jaqueca sino un completo vacío en la cabeza que no le dejaba pensar en nada, las luces se veían mucho más claras y distantes, todo como en video. Salió caminando de ahí, sintiéndose quizá algo mejor, pasó por entre la gente que conversaba banalidades y frente a los mozos y se paró al medio de la plaza, frente a la fuente iluminada. Y dejó que suceda. Su pecho estalló, arrojando una cosa que se abalanzó contra la gente, gruñendo, mientras Lucía lo observaba sin moverse, completamente ilesa.