Hoy día lunes, en su habitual columna de Peru 21, Alonso Cueto hace una semblanza de Julio Ramón Ribeyro con motivo de la re-edición de Prosas apátridas por Seix Barral. Dice Alonso: "Una tarde de invierno de 19994, en el último piso de un edificio que miraba al mar de Barranco, me encontraba sentado frente a un tablero de ajedrez. Mi contendor, Julio Ramón Ribeyro, tenía siempre ese tablero en su casa con las fichas negras y las blancas dispuestas, lista para salir al combate". Posteriormente, hace referencia a los interminables partidas de ajedrez y los empates que sostuvo con nuestro gran cuentista.
Refieriéndose a la obra en mención, Cueto señala: "Conjunto de reflexiones de bolsillo, escritas con la naturalidad de un observador que hace apuntes en una libreta, es un libro que nunca deja de acompañar a quien lo lee. En él, como en pocos otros libros suyos, percibimos lo que Ribeyro esencialmente fue y sigue siendo: un tipo para quien la reflexión, la observación y la finura eran tan naturales como la respiración".
(En la foto: el gran Julio Ramón en una calle de París)