16 September 2006


Esquina baja, pie derecho (La cultura "combi" en Lima).

Diego Uriarte

Centro de Lima. 6:30 P.M. Abre los ojos, están ahí. El juez corrupto, el policía coimero, el vendedor informal, el que se cruza la luz roja de los semáforos, el que busca la visa para largarse de este país, el congresista caradura, el pirata, el ladronzuelo disfrazado de chatarrero. Abre los ojos, una combi te atropella ... Estás en el suelo; estás sangrado, el Perú está sangrando. ¿No nos damos cuenta?

Lo mencionado no es más que una muestra de las actitudes que – si nos quitamos las vendas que cubren nuestros ojos - podemos ver en la capital. Actitudes ante las que nos mantenemos distantes y serenos; negándonos a reconocer esa cultura combi que invade todas las esferas de nuestra vida.

La cultura combi es la formalización de la informalidad. No mostramos rechazo a las claras muestras de desacato a la autoridad. Una autoridad con una poder que ha sido rebasado por el desborde popular del siglo pasado y que fue incapaz en su momento – y lo es aún ahora – de mantener un prestigio que se le escurre entre los dedos. El desborde popular mencionado se origina con las migraciones del campo a la ciudad que socavarían el poder del estado criollo. Los emigrantes fueron personas totalmente ajenas al Perú formal durante siglos; gente que no entraba en la planificación gubernamental y de la que sólo se esperaba conseguir mano de obra barata. Pero el panorama cambió cuando la periferia de la capital empezó a poblarse.

La explosión demográfica peruana, y ante todo limeña, que devino de la emigración desbordo todos los aparatos de control del estado. Las propiedades públicas y privadas comenzaron a ser invadidas por emigrantes que llegaron a Lima en busca de una vida mejor – vida que muchos hoy buscan en el extranjero – y que no encontraron más que indiferencia por parte de la población tradicional. Marginados en la periferia limeña, los emigrantes debieron construir desde cero un mundo que hoy pinta parte de nuestra identidad: la informalidad.

Tranporte público informal, vendedor informal, negocio informal, mercancía informal ... Pareciera que en el Perú la palabra informal fuera la piedra angular de nuestro vocabulario. La informalidad, la cultura combi, se ha convertido en un ideario de la sociedad limeña en general. Nadie está ajeno a esta cultura. Pero la pregunta que surge es ¿podremos erradicar esa informalidad? Será difícil. Cada uno deberá poner el hombro para llevar adelante el proyecto de un país justo para todos y no sólo para algunos, una nación de la cual todos nos enorgullezcamos. En caso contrario, los peruanos, a nuestro pesar, tendremos que seguir soportando una función circense en la que nosotros somos los bufones. No dejemos que el Perú siga creciendo en el caos, no dejemos que esto siga siendo un burdel.