21 September 2008

VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS


ROCIO SILVA SANTISTEBAN SOBRE PAVESE

¿Puedo uno enamorarse de alguien muerto? Claro que sí y no solo de alguien muerto sino de seres que ni siquiera existieron, como los personajes de ficción de la literatura y el cine. Esa parece ser la respuesta de Rocío Silva Santisteban, quien el día de hoy dedica un artículo donde rinde homenaje a uno de sus íconos literarios, el poeta italiano Cesare Pavese. Para que se enamoren tambíen del autor de Trabajar cansa:

¿Puede alguien enamorarse de quien ha muerto muchos años antes de su propio nacimiento? Pues yo he pasado por ese trance: de hecho uno de mis primeros amores fue un hombre tímido, de anteojos como armaduras, de modales extraños, flaco y alto y feo, extremadamente nervioso, de ideas fijas y amores contrariados, que gustaba hablar de las mujeres fuertes, prostitutas generalmente, que se levantan solas por la mañana y beben un desayuno frugal, y sueñan que el amante de la noche anterior las sacará de la mala vida. Ese hombre, muerto trece años antes de mi propio nacimiento, hubiera cumplido el 9 de setiembre que acaba de pasar la imposible edad de cien años. Ese hombre se suicidó en un hotel de su tierra natal, en Turín, Italia, un domingo 27 de agosto de 1950: sufría, el hombre sufría demasiado por las nimiedades de una rutina solitaria, y la muerte, que tenía tus ojos, llegó para instalarse en su cuerpo y empezar a corromperlo.

Cesare Pavese: il miglior fabbro, el más bueno, el más frágil, el que re-inventó la poesía épica con protagonistas mujeres, el que se enamoró más de la cuenta, el que se perdió en la selva umbría a la mitad del camino de su vida, el que sabía que "un clavo saca a otro clavo, pero cuatro clavos forman una cruz". Ese es el primer muerto del que me enamoré en mi vida.

El centenario del nacimiento de Cesare Pavese, el mio amore, mi padre literario, mi amante imposible, ha pasado totalmente desapercibido para la piccola escena literaria local. La ignorancia ha tenido, felizmente, algunos puntos de resistencia como la columna de Alonso Cueto, pero no he leído un artículo que pueda realmente rendirle homenaje como, de alguna manera, sí se ha realizado con otros autores como la misma Simone de Beauvoir este año que también cumple cien de nacida. De hecho, claro está, Pavese no representa un giro en el pensamiento occidental, pero sí, y esto es necesario divulgarlo, una visión completamente diferente del trabajo escriturario: en poesía con su colección titulada Trabajar cansa, en narrativa con sus historias hiperdetallistas, narradas con secuencias de ambigüedad extrema, y en sus diarios personales, cuya versión no censurada se ha publicado en español sólo hace pocos años. Pavese fue además un traductor muy intenso, quien introdujo la narrativa más importante en lengua inglesa al italiano, y un divulgador de autores como Melville, Poe, Hemingway, Fitzgerald, entre otros.

Para seguir con la lectura.