En la sección cultural de La República, el día de hoy, entrevistan al estupendo editor Manuel Borrás, de la editorial Pre-textos de España, casa que editó a César Vallejo, Blanca Varela y José Watanabe . En la entrevista, declara el profundo respeto que tiene por los lectores, pero, sobre todo, por los autores, una cualidad fundamental en un editor, al momento de seleccionar los libros a publicar. Los dejo con algunas preguntas:
–¿Un editor acaso es una suerte de partero?
–Somos un poco parteros. El editor es aquel que tiende puentes entre dos mundos que en apariencia están separados: el mundo de los creadores y el mundo de los lectores. Para favorecer esa interrelación, lo que se necesita es tener un gran respeto por ambos mundos. Muchos de mis colegas se quejan de las manías de los autores, pues dicen que son gentes muy caprichosas, que están pidiendo el oro y el moro. Pero yo les digo, hay caprichosos en todos los ámbitos de la vida, los autores no son más caprichosos que cualquier hijo de su madre. Hay que comprenderlos.
–¿Qué debe comprender?
–Yo creo que el escritor está entregando por intermedio de nosotros algo que es producto de su estrictísima intimidad. A mí me provoca cierta violencia no tener comprensión sobre eso, algo que como escritor ha dado mucho, y el otro, el editor, puede considerarlo una bazofia. El editor tiene que saber acompañar a un escritor.
–¿Cómo consolidar una editorial?, ¿con mucho rigor?
–Mucho. Un editor que se precie de editor literario, como es mi caso, tiene que aplicar un criterio selecto, tiene que ser muy riguroso. Quizás la parte más ingrata del editor sea el de ser el crítico; y es que el crítico es aquel que fija jerarquías no solo con el ánimo de vertebrar un catálogo coherente, sino también de preservar a sus propios autores de la mala literatura. Preservar esa calidad también es una forma de respeto al lector.
–Eso supone un riego, ¿equivocarse?
–Eso es cierto. A mí una vez me preguntaron en una conferencia qué criterios objetivos utilizo. Yo les respondí que hasta donde sé no soy un objeto, soy un subjeto. Entonces el único criterio que vale es el subjetivo. Para bien o para mal, uno aplica ese criterio. El tiempo será quien te dé la razón o no.
–¿Cómo así se animó a publicar a autores peruanos?
–Primero publiqué a Vallejo. Después de Vallejo publiqué a Blanca Varela. Blanca Varela era una completa desconocida en mi país. Quizás que alguien que había leído la revista Vuelta de Octavio Paz tenía alguna noticia de que era una poeta estimable peruana. Cuando publico Concierto animal propicio la eclosión de Blanca Varela en mi país.