03 July 2009

ENTREVISTA A JOSÉ ANTONIO GALLOSO


Hace algunos días, José Antonio Galloso estuvo en Lima para presentar su novela Adios al barrio (Alfaguara, 2009) y, como sucede cada vez que viene a nuestra capital, los días se quedan cortos para poder reunirnos y conversar un poco con algunos brebajes espirituosos. El día de hoy, en la página cultural de La República, Pedro Escribano lo entrevista con motivo de la aparición de la mencionada novela:

–Tu novela está situada en Balconcillos, de tus años juveniles. ¿Una novela de testimonios?

–Yo creo que es parte de esa experiencia de barrio, pero de una experiencia indirecta, de la generación de mi hermano. Cuando era niño yo me sentaba a escuchar sus historias, sus vivencias, sus aventuras de collera. Para mí sus relatos tenían una dimensión poderosa, mágica y yo asumo que el barrio, la esquina, la bodega o el bar son instituciones narrativas: lugares donde la gente se reúne a contar, que son aproximaciones a la literatura.

–Cuando escuchabas las historias de tu hermano y sus amigos, en realidad tú no estabas viendo, sino imaginando el barrio.

–Claro, por eso hablo de aproximaciones a la literatura porque yo estaba aproximándome a un barrio narrado, a un barrio recreado por ellos, el barrio como elemento de la literatura oral.

–Hay una narrativa de barrio, Vargas Llosa y Oswaldo Reynoso, para citar dos autores, ¿cómo te inscribes en esa tradición?

–Sí, yo creo que uno es parte de una continuidad. Yo no creo en rechazar al maestro, creo en ver al abuelo y aprender de él. Yo reconozco, por ejemplo, de los dos que has mencionado, Reynoso probablemente es una influencia clara porque yo leí Los inocentes muy joven y me marcó esa idea de fijar el barrio, de fijar el lenguaje de la calle.

–Ahora, en un personaje joven el lenguaje es la partida de su identidad.

–Claro, eso es muy importante. Un joven de barrio llega a hacerse un personaje agresivo a través del lenguaje, del código que él maneja. Para mí es fundamental recuperar y recrear el habla del barrio porque solo así el personaje va a ser sólido.

–Sin lenguaje juvenil , el personaje joven no funciona.

–Sí, la historia se desarma si un personaje joven no maneja un lenguaje que es verosímil y acorde a su realidad. Me ha pasado. Una vez en un colegio me dijeron por qué, Mateo, de mi primer libro, dice muchas lisuras. Yo les dije, si Mateo hablara de “usted” y sea formal, no creerían este personaje. Además, Mateo está haciendo un uso situacional del lenguaje, Mateo es un personaje de colegio, un muchacho de barrio y usa ese lenguaje, el de la esquina.

–En tus novelas, siempre hay jóvenes, ¿hay una vocación por el personaje joven?

–Eso es cierto. Bueno, si lo analizo puedo encontrar las razones. Un motivo, por ejemplo, es que yo soy el menor de toda la familia, de hermanos y primos. Crecí como un observador y no como partícipe; por otro lado, crecí en diferentes realidades cuando era joven: viví en Balconcillo, en Surco, Punta Negra. Lo cierto es que yo era una persona diferente en cada uno de esos barrios. Por otro lado, cuando estuve en primer año de media leí a Herman Hesse. Eso también me marcó.

–Tu novela es un discurso de la amistad, de la complicidad.

–Creo que es una poética de la amistad, pero también para decirlo de una manera real, la joda de tres amigos, de la pérdida de la inocencia y de las obligaciones de ser adulto. Una poética de lo que es crecer y cómo la vida te pone en situaciones difíciles. Yo trato de plantear en ellos diferentes conflictos: de identidad, desarraigo, adicciones, entre otros.

Escritura y conflictos

–Tú eres uno de los pocos escritores que peregrinan con sus libros a los colegios.

–Lo hago por el cariño que le tengo al lector joven. Para mí también es sumamente importante aproximarme a ellos, con humildad. Para mí no es difícil ir al colegios y hablar con los jóvenes. Cuando voy siempre me pregunto: dónde estaban los escritores. Creo que no debemos descuidar a los lectores jóvenes.

–¿Qué escribes ahora?

– Tengo un libro de cuentos que se titula Lima- Mala.

–¿Como Lima, la horrible?

–No. Viene de la idea que cuando iba al sur de Lima tomaba el ómnibus maleño. Es un libro con personajes jóvenes también. Viven diferentes realidades, vienen de diferentes estratos sociales y diversos conflictos.

–Siempre con conflictos, una narrativa nutrida de realismo.

–Sí, siempre. Y es que yo encuentro un poco que la literatura peruana y latinoamericana han perdido la condición de subversivas. Es decir, que incomode, que joda, que esté lejos del stablishment. La literatura ha devenido en cortesía regida por intereses del mercado. Para mí escribir literatura es poner el dedo en la llaga.