Y ya que estamos hablando de regalos navideños, no encuentro mejor forma de agradecer a mis lectores de éste y del otro lado del Atlántico que posteando un cuento mío recién salido del horno y que forma parte de los proyectos del 2009: una versión recargada de los "nuevos" Amores bizarros. Disfrútenlo y tengan una feliz navidad.
AMOR NAVIDEÑO
Por: Max Palacios
-¿Contrataste al señor para que venga a poner los clavos? –preguntó la mujer colocando las manos en la cintura, apenas salió del ascensor directo e ingresó al departamento.
-Llame, pero nadie respondía a ese teléfono –dijo el hombre, sin mirarla, sentado en el sofá con una lata de cerveza y viendo la televisión.
La mujer dejó las bolsas del centro comercial sobre el piso laminado y empezó la guerra verbal a la que estaba acostumbrada desde hacía dos meses.
-Pero, si te dejé el dinero, el teléfono y la dirección para que lo hagas todo. Hubieras ido allá mismo para contratar al hombre ése.
-Son solo unos clavos mujer, ya otro día lo hacemos.
-No se puede hacer otro día, mañana es la cena de navidad y va a venir toda “mi” familia. Necesitaba esos clavos para colgar el cuadro que compré.
El hombre se levantó y esta vez miró fijamente a la mujer. Bebió el último sorbo que quedaba de la lata y expulsó un gran eructo.
-La verdad…, no me gusta tu cuadro. Me parece ordinario y común, como salido de una tienda barata y de mal gusto –dijo esta vez, con el coraje propio de la sétima lata de cerveza de la tarde.
-¿Así que te parece ordinario mi cuadro? ¿Y tú que mierda haces por esta casa, ah? Hace dos meses que perdiste el trabajo y solo te la pasas tomando cerveza y viendo televisión. A ver, dime, ¿qué mierda haces?
-¿Acaso no querías eso? ¿Un marido que estuviera pendiente de ti las veinticuatro horas del día? ¿Un perro faldero que esté oliéndote el culo todo el día? Eso es lo que siempre me decías. Entonces, sopórtame dos meses más.
-¡Qué sinvergüenza eres! ¿Te he mantenido durante todo este tiempo y ahora quieres que te soporte dos meses más? ¿Quién te has creído, energúmeno? Mañana mismo llamo a mi abogado y empiezo los trámites del divorcio. ¡No lo soporto más!
El hombre pasó por su costado como se pasa por un poste de luz cuando se está ebrio, con cuidado de no tropezarse, sorteó un arbolito de navidad que recién habían comprado, entró al baño de huéspedes y cerró con seguro la puerta. Abrió el grifo del lavatorio, se sentó en el inodoro y sacó el teléfono celular del bolsillo para hablar en secreto.
-Hola, mi amor…¿Recibiste mis regalos de navidad?...Qué bien que te hayan gustado…Aquí, lo mismo de siempre, mi mujer jodiendo por unos clavos…Está dando resultados tu plan…Sí, me acaba de hablar de divorcio…Ya te cuento apenas nos veamos…Otro beso inmenso para ti.
Posteriormente se levantó, abrió el cierre, vació sus ansias y, mientras se cerraba el pantalón, exhaló un suspiro de felicidad que anunciaba una etapa de cambio y libertad.
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