09 August 2006

¿Y AHORA K PASA, EH?
(Un acercamiento a la narrativa joven de los 90s)






1. INTRODUCCIÓN:

El presente ensayo pretende ser un acercamiento literario a la narrativa joven cultivada en la última década del siglo XX. En este sentido, abarcaremos el estudio de aquellos narradores nacidos después de 1960 y que publicaron sus textos entre 1990 y el 2000. Esto nos lleva a excluir de nuestro análisis a aquellos escritores de generaciones anteriores –entiéndase Ribeyro, Vargas Llosa, Bryce Echenique, Rivera Martínez, Gutiérrez, Ampuero, Niño de Guzmán, Cueto, Ollé, Riesco y la lista sigue- que publicaron en la misma década; y otros, que, habiendo publicado en la misma década, por su temática y universo narrativo corresponderían a otro estudio –léase de Trazegnies, Tord, Nieto Degregori e Iwasaki-.

Por otro lado, solo realizaremos un balance literario, mas no crítico, de esta narrativa joven. Considerando que la crítica peruana ha sido siempre miope con respecto a sus escritores nos abstendremos de realizar un juicio valorativo sobre las obras publicadas por nuestros jóvenes escritores, limitándonos a exponer y explicar la literatura que se cultivó en los últimos tiempos. Esto no quiere decir que hemos ignorado los artículos, ensayos y monografías publicados por los críticos y estudiosos de la literatura sobre la narrativa peruana última. Habiendo revisado los trabajos de Fernando Ampuero, Iván Thays, Miguel Ángel Huamán, Velásquez Castro, Selenco Vega, Peter Elmore y Carlos García Miranda sobre el tema, los cuales proyectan algunas luces sobre el mismo, citaremos dichos estudios para una mejor comprensión del fenómeno narrativo de la década del 90.


2. LA HERENCIA NARRATIVA DE LOS 80s:

La década del 80 significó para el Perú un periodo difícil y traumático como producto de la crisis económica, la corrupción política y la violencia terrorista. En este sentido, la literatura sufrió un gran silencio a nivel creativo y editorial, la mayoría de los escritores de esta década no pudieron publicar sus obras narrativas y las grandes y pequeñas editoriales no arriesgaron su presupuesto para las escasas propuestas que surgieron. Lo más visible de aquella época fueron los textos narrativos de Fernando Ampuero, Alonso Cueto y Guillermo Niño de Guzmán, autores que prefirieron evadir el referente peruano que los rodeaba para apostar por una literatura íntima y personal. De esta trilogía de escritores podemos rescatar tres aspectos: a) El abandono de un proyecto político colectivo reflejado en la obra literaria –entiéndase literatura comprometida-, b) La búsqueda de una literatura que explorara aspectos desconocidos de la condición humana y c) La pérdida de la carga ideológica que caracterizó algunos textos literarios de los años 60 y 70. Es así como la narrativa que se cultivó en la década del 80 abrió nuevas perspectivas para los narradores del 90 y permitió la aparición de una literatura posmoderna, desideologizada y sin compromisos políticos ni sociales.

3. LA NARRATIVA JOVEN DE LA DÉCADA DEL 90:

La década del 90 fue para nuestro país particularmente significativa: por un lado ingresamos al proceso de globalización -después de cinco años de aislamiento durante el gobierno de García-, por el cual el Perú pasó a formar parte de esa aldea global conectada a través del satélite, Internet y los medios masivos de comunicación; y por otra parte, sufrimos un régimen dictatorial instalado por el gobierno de turno. En este sentido, la juventud ingreso a una etapa de desconcierto y confusión, agravado por la caída del sistema socialista y lo que Francis Fukuyama llamaría “el fin de la historia”, lo cual se vio reflejado en la naciente narrativa de los 90s. No es posible hablar de una Generación del 90, pero sí podemos afirmar que existió una narrativa del 90, cultivada por una serie de jóvenes narradores que ingresaron en la escena local con un espíritu irreverente e iconoclasta, propio de los vientos que soplaban en el mundo.

La narrativa joven de los 90s se inaugura con un libro de Ivan Thays titulado Las fotografías de Francis Farmer (1992), conjunto de cuentos que ofrecía una literatura personal, subjetiva e intimista, en donde el mundo exterior poco importa o no existe, todo ello expresado en una prosa cuidada y una estructura narrativa bien construida. Dicho libro, aunque de escasa circulación, tuvo una buena acogida entre el público lector y la crítica especializada y anunciaba la aparición de una nueva figura dentro de la nueva narrativa peruana, lo cual se verá reflejado en obras posteriores como Escenas de caza (1996), El viaje interior (1999) y La disciplina de la vanidad (2000).

Poco después aparecería la novela Al final de la calle (1993) de Oscar Malca, libro que inicia lo que Velásquez Castro(1) denomina la Narrativa Joven Urbano Marginal (Narrativa JUM). Si bien es cierto que esta novela privilegia el plano de la historia, en desmedro de las estrategias narrativas, no podemos negar el aporte de este libro dentro de la narrativa juvenil de fin de siglo, dado que a través de ella se presenta un universo narrativo que va a constituirse en un tópico dentro de la literatura de los 90s: el mundo adolescente urbano marginal de la Lima clasemediera. Por otro lado no podemos desconocer el hecho que la novela se convirtió en un libro de culto y concitó la atención de los medios masivos, llegando, incluso, a realizarse una versión fílmica del mismo que llevó por título Ciudad de M, lo que contribuyó a movilizar el frío escenario cultural limeño.

En 1994 aparece Salón de Belleza de Mario Bellatín, novela que introduce un nuevo universo dentro de la narrativa peruana y un lenguaje preciso y cautivante. El mérito de este autor, al margen de sus aciertos narrativos, es el haber creado un universo que se sostiene por sí solo (personajes anónimos, diálogos inexistentes, mundo externo incierto) y en el cual el referente peruano es casi nulo, y por otro lado, el hecho de inaugurar una literatura en la cual la mirada del narrador se desplaza hacia la introspección de los personajes, explorando aspectos como la muerte, la soledad, la incomprensión y la incomunicación, características que marcaron a los jóvenes del 90. Otro aspecto destacable de la novela es el empleo de un lenguaje lacónico, espartano, que no se detiene en detalles innecesarios y que está al servicio de la atmósfera opresiva de la historia.

Ese mismo año, 1994, en una plano más mediático, aparece No se lo digas a nadie de Jaime Bayly. La novela contribuyó a alborotar el gallinero de la pacata y conservadora sociedad limeña y gracias al escándalo provocado por la publicación del libro su autor se convirtió, más que en una figura literaria, en una estrella farandulera que llamó la atención de toda clase de público. A pesar de que Bayly no ofrece una propuesta narrativa experimental e innovadora, no podemos desconocer los aportes de este autor dentro de la narrativa peruana contemporánea. Estos son, a decir de Peter Elmore (2): a) la representación del mundo de la clase media alta con sus excesos y defectos, como son la doble moral, la hipocresía, el racismo y la discriminación, aspectos pocas veces abordados a nivel literario, b) el acertado manejo de los diálogos que configuran a sus personajes; y, c) la introducción del humor y la ironía como crítica social, siguiendo la tradición de Bryce Echenique. Estos aciertos se consolidan con Los últimos días de la prensa (1996), obra considerada por la crítica como la mejor novela de este joven escritor.

Además de los escritores reseñados, dentro de la narrativa de los 90 aparecieron otras figuras que no podemos dejar de mencionar, entre ellos figuran Manuel Rilo con la novela Contraeltreáfico (1997), obra que nos presenta el mundo de la clase media baja con sus aspiraciones y frustraciones. Lo importante del libro es la intención del autor para configurar personajes cínicos y nihilistas que solo buscan el disfrute personal y hedonista, características propias de los héroes posmodernos, como bien señala Miguel Ángel Huamán en uno de sus artículos (3). Otra figura destacable es la de Sergio Galarza, autor que se suma a la narrativa joven urbano marginal con sus libros de cuentos Matacabros, El infierno es un buen lugar y Todas las mujeres son galgos, relatos que nos ofrecen la imagen de una Lima violenta, achorada y alocada de fines del siglo XX.





4. BALANCE DE LA NARRATIVA DEL 90:

Realizando un análisis de los aportes de la narrativa cultivada en la década del 90 podemos señalar los siguientes:

a) La reactivación del circuito narrativo limeño, que había quedado estancado durante los años 80s. Esta reactivación, como bien anota Velásquez Castro, comprende la aparición de una nueva hornada de narradores con diferentes temáticas y universos narrativos, la emergencia de pequeñas y medianas editoriales que han contribuido a la movilización del mercado limeño y la creación de un público lector juvenil que se interesa más por el fenómeno literario, ya sea con la lectura de los jóvenes escritores, la asistencia a actividades culturales o la participación en talleres de creatividad literaria.

b) El intento de representar la realidad compleja, caótica y fragmentada de la sociedad peruana, sobre todo de la sociedad limeña, de fin de siglo con sus costumbres, virtudes, taras y defectos.

c) La construcción de personajes urbanos cosmopolitas, cínicos, hedonistas y nihilistas, que recogen las características del mundo juvenil urbano y contribuyen a caracterizar a la literatura posmoderna de fines del milenio. Al respecto, Selenco Vega (4) señala que todos los personajes de la narrativa del 90 están atravesados por una racionalidad cínica que les impide cuestionar el medio en que viven, sin embargo esta racionalidad cínica de la que habla este autor corresponde no solo a los personajes del 90 sino a toda la sociedad contemporánea.

d) La introducción de una literatura desahuevada y desideologizada, cuyo único compromiso es la creación de una obra personal, intimista y subjetiva, que permita expresar el universo interior de los personajes, renunciando a la carga ideológica, política y comprometida que caracterizó a la narrativa de décadas anteriores.

e) La apertura de nuevos horizontes dentro de la narrativa peruana contemporánea que prepara el camino hacia la literatura del nuevo siglo, con un público peruano cautivo y expectante y con editoriales que apuestan por los nuevos valores de nuestra literatura.

Como podemos apreciar, no son pocos los aportes de la narrativa joven de la década del 90, a despecho de algunos críticos miopes, que, como los maridos engañados, son los últimos en enterarse de las cosas. De esta manera podemos concluir que la narrativa peruana última goza de buena salud y espera la llegada de nuevos libros y nuevos autores que contribuyan al avance de nuestra tradición literaria tan rica y variada.


NOTAS:

(1) Velásquez Castro, Marcel. Nuevos sujetos y escenarios de la novela en los 90. Revista Ajos y zafiros # 2.

(2) Entrevista a Meter Elmore. Revista Ajos y zafiros # 1.

(3) Huamán, Miguel Ángel. ¿Existe una narrativa light en el Perú? Revista Cuestión de Estado # 24.

(4) Vega, Selenco. ¿Cuál narrativa de los 90? Revista Quehacer # 122.


BIBLIOGRAFIA ADICIONAL:

AMPUERO, Fernando
1999 La teoría de la Malagua. Narradores peruanos de fin de siglo. Suplemento El Dominical, Año 47, 44: 6-11 (El Comercio, 14 de noviembre de 1999).

THAYS, Iván
1999 La edad de la inocencia. Acerca de la narrativa peruana última. Revista Vórtice 5: 43-54.
(En la foto: Iván Thays, uno de los iniciadores de la narrativa de los 90s)

1 comment:

Anonymous said...

He leído a muchos de esta década de la literatura peruana. Debo confesar que el que más me interesó en nivel literario fue y sigue siendo Iván Thays. "La disciplina de la vanidad" es la obra que mejor habla de él. Claro, no menosprecio sus demás obras. Por otro lado también seria mezquino si no menciono a los demás: Galarza, Bellatín, Tola, Malca, y más. Algunos de ellos fueron creciendo con el pasar de los años. Recuerdo una palabras de Mario Vargas Llosa en la que decía que cada época tiene su propia literatura. Si estuvimos en un mundo muy conflictivo, como el de los 90, su literatura sería igual.

¡Buen estudio Profesor!

Saludos...