EL ESCRITOR DE LA IMPLACABLE SOLEDAD
El centenario de uno de los escritores más destacados de Italia del siglo XX pasó desapercibido en las secciones culturales de los diarios peruanos, salvo uno que otro blog literario, fueron poco los homenajes a este atormentado poeta y narrador italiano que terminó sus días por voluntad propia. Hoy sábado, en la revista Somos, Giovanna Pollarolo le rinde un homenaje al autor de Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, y lo señala como uno de los escritores que más luchó contra el estigma de la soledad:
"Ante la constatación de que la soledad es un mal irremediable que conduce al suicidio en tanto que Rosetta (uno de sus personajes) la busca y desea pero al mismo tiempo atormenta su vida, la soledad es, para Pavese, un vicio malsano, un placer peligroso, un dolor que destruye. "Todo esto da asco. Basta de palabras. Un gesto No escribiré más", fueron sus penúltimas palabras que escribió en su diario personal, aquel que había empezado a escribir en 1936 y que fue publicado postumamente como El oficio de vivir. Y uno piensa que la ambivalencia entre el deseo y el rechazo es la causa de se asco que lo condujo al silencio y a la muerte: No escribiré más".
El centenario de uno de los escritores más destacados de Italia del siglo XX pasó desapercibido en las secciones culturales de los diarios peruanos, salvo uno que otro blog literario, fueron poco los homenajes a este atormentado poeta y narrador italiano que terminó sus días por voluntad propia. Hoy sábado, en la revista Somos, Giovanna Pollarolo le rinde un homenaje al autor de Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, y lo señala como uno de los escritores que más luchó contra el estigma de la soledad:
"Ante la constatación de que la soledad es un mal irremediable que conduce al suicidio en tanto que Rosetta (uno de sus personajes) la busca y desea pero al mismo tiempo atormenta su vida, la soledad es, para Pavese, un vicio malsano, un placer peligroso, un dolor que destruye. "Todo esto da asco. Basta de palabras. Un gesto No escribiré más", fueron sus penúltimas palabras que escribió en su diario personal, aquel que había empezado a escribir en 1936 y que fue publicado postumamente como El oficio de vivir. Y uno piensa que la ambivalencia entre el deseo y el rechazo es la causa de se asco que lo condujo al silencio y a la muerte: No escribiré más".
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