Gracias a la generosa invitación de unos amigos escritores en Ecuador, estaré presentando la antología de literatura bizarra, Abofeteando a un cadáver, en Guayaquil, este viernes 17 de abril en La Paleta, Tasca-Bar. Posteriormente, en el mes de mayo, estaremos en Bogotá, donde estamos realizando las coordinaciones respectivas con un grupo de narradores colombianos para poder programar la presentación; y, a mediados de año, partiremos a Madrid para presentar el primer poemario de un reconocido poeta de las 90, que dará mucho que hablar. En las próximas semanas les brindaré mayores datos.
A partir de este año, Bizarro Ediciones tiene proyectado expandir su sello a nivel hispoamericano, dado que la experiencia nos enseña que las fronteras han desaparecido y algunos de los autores que han publicado y publicaran este año viven fuera del país. En este sentido, invitamos a aquellos escritores que desean enviar sus proyectos literarios a que me escriban al mail que aparece en mi perfil del blog para poder evaluarlos y conversar una posible publicación.
PRESENTACIÓN DE LIBRO
Bizarro Ediciones y La Paleta, Tasca-Bar, se complacen en invitarlo a la presentación de:
ABOFETEANDO A UN CADÁVER
(Antología de literatura bizarra )
Intervienen:
Max Palacios (Perú) y Juan Carlos Cucalón (Ecuador)
Viernes 17 de abril , 7 p.m.
La Paleta Tasca Bar
(Numa Pompilio Lllona # 174, Barrio Las Peñas)
PD: Para los lectores ecuatorianos que quieran tener una idea de los textos que se incluyen en la antología, les dejo un cuento de uno de los autores emblema de Bizarro Ediciones, Carlos Carrillo, El rapto de las Hello Kitties.
EL RAPTO DE LAS HELLO KITTIES
Por: Carlos Carrillo
Rowena secó su vaso con ron de un trago. Una joven Hello Kitty que se estaba sirviendo Coca-Cola, la miró sorprendida.
- ¿Qué le pasaba a esa cojudaza? -me preguntó Rowena, mientras se servía más ron-.
Tengo unas ganas tremendas de reventarle la cara con un martillo.
- ¿Cantando tu canción favorita de Cannibal Corpse?
- Sí, cantando “Hammer Smashed Face”.
- Te dije que esta reunión sería divertida.
En eso, Rowena se percató de la presencia de la joven Hello Kitty que tomaba gaseosa y la miraba asustada.
-¡Oye, cojuda! ¿Qué me miras?
La joven Hello Kitty no respondía. La Coca-Cola pasaba con dificultad por su garganta. Rowena se acercó a ella con esos ojos azules machacados en ron y algo más.
- ¿Acaso ... te gusto? ¿Te gustan las mujeres?
Los ojos de la joven Hello Kitty empezaron a abrirse en un clamor silencioso de auxilio a medida que Rowena se acercaba más.
- Me excita tu carita dulce -le dijo Rowena prácticamente encima suyo y pasándose la lengua entre los labios. Luego, se quitó el saco negro de mangas largas dejando al descubierto la coqueta pitufina y el hada vestida con un corsé negro y armada de un látigo que adornaban su hombro izquierdo, así como al vampiro rosado y a la serpiente de color violeta que asomaban en su hombro derecho. También surgieron las exóticas flores rojas, las cabezas reptilformes y los morbosos cráneos que pululaban en sus brazos.
Rowena pasó uno de esos brazos hermosamente tatuados alrededor del cuello de la joven Hello Kitty y la atrajo hacia ella, uniendo sus bocas en un lascivo beso que provocó una contracción anal en todos los cerebros de silicona que nos rodeaban.
Un grito desaforado interrumpió el prolongado beso entre Rowena y la joven e inocente Hello Kitty:
- ¡SUELTA A MI HERMANA, PERVERTIDA!
Era Janice y estaba realmente furiosa. La joven Hello Kitty era Flavia, su hermana menor de doce años.
-¡SUELTALA! -repitió Janice.
Rowena soltó a Flavia y sus desorbitados ojos azules se posaron en Janice.
- Me tienes que disculpar, Janice ... es que estoy ... BORRACHA Y PASADA.
-Te doy un consejo: No mezcles pepas con ron.
-¡EDGAR! ¡HAS TRAIDO A UNA DROGADICTA A MI CASA!
Rowena agarró una botella de ron Pampero, tomó un trago largo del pico de la botella, eructó y se acercó a Janice:
-¡OYE, COJUDA! ¿A QUIEN LE DICES DROGADICTA?
Uno de los amigos universitarios me hizo el siguiente comentario:
- ¡Qué tal jugadora, Edgar!
- No es una jugadora, es una chica con clase, una chica decente. ¿Acaso no lo ves, huevón? -le respondí, e inmediatamente coloqué un directo en su abdomen de silicona.
Rowena me imitó y se avalanzó sobre Janice, tomándola por los cabellos y tirándola sobre el bar. El estrépito de botellas, vasos y otros utensilios ahogó el grito de Janice.
Rowena se disponía a echarse encima de Janice nuevamente, cuando la detuve. Todos los amigos universitarios habían hecho un círculo alrededor de nosotros y en un coro de voces plásticas repetían:
-¡VAYANSE! ¡VAYANSE! ¡VAYANSE! ¡VAYANSE!
Una sonrisa de triunfo afloró en el rostro de Janice. Se incorporó, se arregló su fina falda y, mirándonos con rabia y desdén, sentenció:
-¡VAYANSE! ¡VAYANSE INMEDIATAMENTE DE MI CASA!
Janice, la Gran Hello Kitty, expulsaba a Rowena y al Pitufo Sodomita del Edén de Silicona. Habíamos atentado contra esa frágil burbuja de rosada felicidad que los rodeaba.
Tomé a Rowena por la cintura y nos disponíamos a abandonar el Edén de Silicona donde vivían los amigos universitarios, cuando Rowena empezó a convulsionarse.
Se acercó tambaleándose a la Gran Hello Kitty, se arrodilló ante ella, e invocando a su Diosa de los Retretes, vomitó ron, pepas y bilis sobre sus lindos y caros zapatos. Al incorporarse, Rowena se limpió la boca en la falda de Janice y me pregunté: ¿Y si Eva hubiese hecho lo mismo cuando la expulsaron del Edén?
Días después, el pitufimóvil se deslizaba raudamente por las calles de San Isidro, siguiendo muy de cerca al auto en el cual viajaban Janice y Flavia, las Hello Kitties. Rowena y Wanda me acompañaban en esta cacería y todos llevábamos encima uicamente impermeables negros y botines.
-Sangre roja y nutritiva debe circular por las venas de ese par de cojudas Hello Kitties -murmuraba Rowena mientras aumentaba el volumen a “Criminally Insane” de Slayer.
Las Hello Kitties se estacionaron en la farmacia Deza.
-¡Mierda! ¡Este sitio es muy público!
Esperamos casi media hora hasta que las Hello Kitties terminaron sus compras. Arranqué nuevamente tras nuestras presas. La oportunidad llegó cuando las Hello Kitties incursionaron por Miraflores.
Se bajaron de su auto-feliz y se metieron a una peluquería. Esperamos pacientemente, y cuando finalmente salieron de la peluquería, saltamos del pitufimóvil con nuestros impermeables negros abiertos. Sujeté a Flavia tapando su delicada boquita mientras Rowena y Wanda echaban en el piso a Janice, amordazándola y amarrándola. Luego, hicieron lo propio con Flavia. Abrí la maletera y las Hello Kitties fueron depositadas en su interior.
La Gran Hello Kitty lucía completamente indefensa encadenada desnuda a la pared, ofreciendo sus blancas e inmaculadas nalgas a nuestra lujuria. La Joven Hello Kitty se encontraba amarrada, amordazada y desnuda sobre un sofá.
-¡Qué sabrosas! -exclamó Wanda besando cada una de las nalgas.
La Gran Hello Kitty empezó a gimotear. Rowena se acercó y tiró de sus cabellos. Ella gritó.
- Sí, grita puta de mierda. ¿Así que soy una drogadicta? -le murmuraba Rowena al oído- ¿ASI QUE SOY UNA DROGADICTA?
El llanto de la Gran Hello Kitty empezó.
- Janice -prosiguió mi infernal lamia-, ya no existen esos rosados, blandos y putrefactos finales felices de los cuentos de hadas que tanto acostumbras.
La lengua de Wanda recorría las nalgas de Janice, introduciéndose y disfrutando el olor a excremento.
No te has lavado bien el culo, inocente mía -le dijo acusadoramente a Janice.
Sus felinos ojos verdes brillaron perversos cuando se colocó unos guantes negros y cogió el temible látigo de siete colas en cuyas puntas se habían incorporado hojas de afeitar.
- Tienes que ser una buena Hello Kitty -le decía Wanda a Janice-. Tienes que aprender a limpiarte bien el culito, inmaculada mía.
Wanda acariciaba la desnuda espalda de la Gran Hello Kitty con el mango del látigo mientras silbaba una alegre melodía. Cuando terminó, la sonrisa torva de Wanda afloró y azotó con furia las nalgas de Janice. Rojos surcos se abrieron en esa deliciosa carne.
-¡NO GRITES PUTA DE MIERDA! -gritó Rowena.
Rowena empujó a Wanda, tomó el temible látigo y azotó una y otra vez esas nalgas, deleitándose con la sangre que corría por los muslos de Janice. Rowena jaló nuevamente los cabellos de la sollozante Hello Kitty y le dijo:
-¿Así que soy una drogadicta, puta de mierda?
Empezó a besarle el cuello mientras Wanda le colocaba un pene artificial de 50 cms. Rowena acomodó el enorme aparato entre las nalgas de Janice y lo introdujo con fuerza en su ano virgen. Los gritos emprezaron de manera bestial. Wanda se arrodilló y empezó a besar las firmes y deliciosas nalgas de Rowena, debidamente adornadas por Ace Frehley y la Gatubela-Pfeiffer. Cuando Wanda empezó a lamerle el culo, mi ansioso y mostacero miembro se deslizaba en ese suculento ano.
- ¡Mierda! -dijo Rowena y se retiró.
- ¿Qué pasa? -pregunté.
- ¡Rompí a la puta! ¡Rompí a la Hello Kitty!
Janice se había desmayado y una espumosa y oscura sangre chorreaba de su recto. Bajamos a Janice y la tiramos en un rincón. El charco de sangre oscura seguía creciendo bajo ella.
- ¡No me corrí, carajo! ¡No me corrí! ¡Necesito ano! ¡NECESITO ANO!
- ¿Qué te parece Flavia, corruptor mío? -preguntó Wanda.
- ¡Sí, sí, sí, sí!
Wanda y Rowena tomaron a la Joven Hello Kitty y la amarraron a una mesita de la sala, dejando bien abiertas sus nalgas. Cuando estaba a punto de penetrarla con la mostaza bullendo en el cerebro Rowena me detuvo.
- No seas egoísta, Edgar. Déjame algo de diversión -me pidió agitando el
látigo de siete colas.
- Adelante, mi gorgona sórdida -le dije acariciando la coqueta pitufina que
adornaba su hombro izquierdo.
Rowena le quitó la mordaza a la Joven Hello Kitty y empezó a azotarla, dibujando mil surcos rojos en su espalda con los latigazos.
Los gritos de Flavia ya no eran humanos y me excitaban sobremanera. Cogí a Wanda y llevé su boca a mi miembro. Ella empezó a succionar con deleite mientras su enigmático mechón blanco resaltaba entre su enmarañado, espeso y rizado pelo negro.
- ¡Quiero ese ano! ¡Quiero el ano de esa Hello Kitty! -grité con la mostaza chorreándome por la nariz.
Rowena dejó de azotar a Flavia y me condujo de la mano hasta la mesita donde yacía exhausta después de la sesión de latigazos. Me coloqué encima de Flavia y dejé que Wanda colocase la cabeza en ese prieto y virgen ano. Empecé con violencia sodomita, escuchando un sólo grito que se fue apagando porque la Joven Hello Kitty se había quedado sin fuerzas. Roncos gemidos salían de su garganta adolescente. Rowena se acercó con unas pinzas y se colocó delante de ella. Wanda cogió la cabeza de Flavia y la obligó a abrir la boca para que Rowena cogiese la lengua con las pinzas. ¡Me imaginaba como inundarían las lágrimas el rostro de esa Hello Kitty y me venía con putrefacta furia! Rowena sujetó firmemente la lengua de la Joven Hello Kitty mientras Wanda la clavaba con un cuchillo a la mesa. Ellas empezaron a abrazarse, lamerse la cara y meterse los dedos al coño y el culo mientras que con mis estertores el cuchillo partía la lengua de Flavia en dos.
-¡ME CORRO, ME CORRO!
Rowena tomó el cuchillo y lo clavó en la yugular de Flavia. Luego hizo incisiones profundas en sus brazos. Un charco de brillante y roja sangre empezó a cubrir la mesita. Wanda se embadurnó la cara con la sangre de la Hello Kitty, introdujo su lengua en la mía y me corrí en un Orgasmo Brutal.
(Una semana después)
La cabeza disecada de la niña esclava de Wanda colgaba de la mesa mientras Morrison cantaba “When the Music is Over”.
Rowena salió de la cocina con la Cena: Piernas Asadas en Jugo de Fetos. Wanda cortó una lonja de la pierna y preguntó:
- ¿Qué queda de Janice?
- Queda lo mejor: las nalgas. El sábado serviremos nalgas rostizadas. ¡Todo un manjar! -respondió Rowena.
- Además -agregué- aún nos queda Flavia. Con ella tenemos carne para unos seis días más.
- ¡Oh! -exclamó Wanda- ¡Sólo van a quedar restos de Flavia para el Banquete en honor a la Señora de las Alas Oscuras!
- Tienes razón, necesitamos más carne para el Banquete.
- No te preocupes, perversa mía. ¡Estoy ansiosa por divertirme!
- También estoy ansiosa, Wanda. Y aún quedan muchas jodidas Hello Kitties retozando felices por ahí. ¡Romperemos sus burbujas de rosada felicidad y las enfrentaremos al hermoso Mar Negro de Caos y Desorden Primigenio que nos rodea!
- ¿Y dónde están todas esas Hello Kitties? -preguntó Wanda mientras abría otra lata de cerveza Cristal.
Rowena me guiñó un ojo mientras se servía otra lonja de la pierna de Janice. Me levanté y fui por el directorio de alumnos de la Universidad.