Este domingo 27 de julio, en la Feria Internacional del Libro, se presenta el poemario del joven poeta Alex Morillo, que lleva por titulo Fragilidad de lo visible. Además, se presentará el poemario de José Cabrera Alva, Ombligo de Ángel. La presentación estará a cargo de Hildebrando Perez y Marcel Velasquez. Una estupenda ocasión para encontrase con la buena poesía. A manera de anticipo, los dejo con un par de poemas del libro de Alex Morillo. Para no perderselos:
las piedras del monte
Es humilde la conquista de perderse en el aire que marca
migraciones,
nos arrodillamos sobre las piedras del monte
y la silvestre confabulación
de animales que se frotan a sí mismos
detiene el golpe seco
de la naturaleza cuando gira.
La faena del celo sosiega sobre nuestros lomos
de pelaje tostado,
la fragilidad de las hebras nos ata al mundo
en la agitación que comulga,
en el instante en que tu cuerpo afiebrado
incendia las flores oscuras
y sobre el monte, nuevamente,
quedan tus senos alumbrando
las hierbas fronterizas
y el desvelo.
la azotea
La azotea de mi casa es una espera de concreto
una maqueta de arena
que confunde a los pájaros
y comparte con la otra mitad del mundo
la sospecha por el infinito.
La traición del viento
era nuestro pasatiempo,
los muchachos nocturnos nos pasábamos el vaso
y bebíamos en memoria de la mujer
en forma de nube
en eso el ámbar
la parcela de cables aéreos
el boulevard de antenas
la piedra es la piel
la plaza escogida se encuentra lejos
no cabemos en las habitaciones
tampoco en los pasadizos
y mis manos de braille sobre tu ausencia superpoblada
es mi armadura de héroe invisible.
Aquí, en la azotea
es posible amar tus tobillos de cometa
entre ocho millones de habitantes.
Es humilde la conquista de perderse en el aire que marca
migraciones,
nos arrodillamos sobre las piedras del monte
y la silvestre confabulación
de animales que se frotan a sí mismos
detiene el golpe seco
de la naturaleza cuando gira.
La faena del celo sosiega sobre nuestros lomos
de pelaje tostado,
la fragilidad de las hebras nos ata al mundo
en la agitación que comulga,
en el instante en que tu cuerpo afiebrado
incendia las flores oscuras
y sobre el monte, nuevamente,
quedan tus senos alumbrando
las hierbas fronterizas
y el desvelo.
la azotea
La azotea de mi casa es una espera de concreto
una maqueta de arena
que confunde a los pájaros
y comparte con la otra mitad del mundo
la sospecha por el infinito.
La traición del viento
era nuestro pasatiempo,
los muchachos nocturnos nos pasábamos el vaso
y bebíamos en memoria de la mujer
en forma de nube
en eso el ámbar
la parcela de cables aéreos
el boulevard de antenas
la piedra es la piel
la plaza escogida se encuentra lejos
no cabemos en las habitaciones
tampoco en los pasadizos
y mis manos de braille sobre tu ausencia superpoblada
es mi armadura de héroe invisible.
Aquí, en la azotea
es posible amar tus tobillos de cometa
entre ocho millones de habitantes.