Hace algunos años, en un artículo periodístico, Vargas Llosa lamentaba la desaparición del escritor como hombre público, como persona interesada en los asuntos de su país, ante el surgimiento de los escritores aislados de su realidad y desinteresados de su país. Sin embargo, existen algunos escritores que al margen de su vocación literaria tienen las cosas claras con respecto a la realidad nacional y eso lo ha demostrado Alonso Cueto en la entrevista que el día de ayer le hizo Francisco Tumi para la sección rpincipal de El Comercio. Los dejo con algunas preguntas:
Tú vas a tener 67 años cuando, en julio del 2021, el Perú celebre el bicentenario de su independencia. ¿Cómo te imaginas al país de entonces?
A mí me parece que el Perú es un país excepcional, pues es el único del mundo en donde, de alguna manera, se han dado cita las razas de todos los continentes para probar --si es posible-- convivir entre ellas. Nuestra tradición es una en la que se fusionan componentes andinos, europeos, africanos y asiáticos. Esto no es un fenómeno reciente, sino que tiene que ver con varios siglos de historia. Pero hay algo más: esta variedad étnica y cultural se corresponde con una variedad geográfica y ambiental.
Sin embargo, pese a esta riqueza y variedad envidiables
Un biólogo estadounidense dijo una vez que si tuviera que salvar a algún país en el mundo, ese país sería el Perú, pues es el único que contiene dentro de sus fronteras prácticamente todos los ambientes, todos los climas y todos los microclimas posibles. Es decir, el Perú es un país dramático, si le damos al drama el sentido de encuentro o de nudo de conflicto. Por eso es también un país muy atractivo para un narrador, para un contador de historias, pues las historias se alimentan esencialmente de conflictos.
Pero el conflicto es, al mismo tiempo, uno de nuestros principales males.
Aquí en nuestro país el género humano está haciendo una serie de experimentos de convivencia, para ver si funciona. El asunto de la convivencia de contrarios o de seres distintos será el gran tema del siglo XXI en Europa, en Estados Unidos y en todas partes. Aquí en el Perú llevamos siglos experimentando con eso. Sin embargo, esta riqueza, esta diversidad, tiene una contraparte negativa muy arraigada, que es como la otra cara de la misma moneda: la exclusión y la división, que se expresan a través del racismo y la discriminación.
¿Cómo crees que evolucione este asunto en las siguientes décadas?
Este es nuestro gran obstáculo como país, obstáculo que coexiste con la gran riqueza de la que hablamos antes. La discriminación es lo que más ha influido en nuestro subdesarrollo, en nuestras dificultades, en nuestras deficiencias, en la falta de un sentido de pertenencia. Por fortuna, está comenzando a transformarse. Yo creo que el gran acontecimiento del siglo XX en el Perú es el de la migración de personas del mundo andino a la costa.
Que han hecho que el Perú sea ahora mucho más viable.
Han creado una mayor conciencia en Lima y en las ciudades de la presencia de la sierra y de la selva. Ahora tenemos una conciencia mucho mayor que antes de la existencia de un país. Cuando Humboldt llegó a Lima, a comienzos del siglo XIX, dijo que Lima estaba más cerca de Londres que de la sierra. Es decir, Lima miraba a Europa, sin ningún interés en la sierra. Eso ha cambiado en gran parte gracias a las migraciones, que han roto las mallas sociales. Hoy tenemos una generación de empresarios de 50 o 60 años, de origen humilde, que ha roto el esquema de sociedad estática. Si continúa este proceso, si se siguen rompiendo las mallas y las divisiones sociales, vamos a llegar a los 200 años con una sociedad mucho más integrada. Soy moderadamente optimista.
¿No crees que el componente económico es clave? Si el país se vuelve a desplomar económicamente, las divisiones se ensancharán.
Creo que la política del presidente García ha sido hasta ahora bastante acertada y que el buen momento actual se va a sostener. Pero el gran reto ahora es el de la distribución y el de la inclusión. Finalmente, lo menos complicado es aplicar fórmulas económicas y políticas para que las cosas mejoren. Estamos en eso. El problema de fondo son los estratos culturales y sociales. Si no hay una transformación social y cultural, no importa que los problemas políticos o económicos se arreglen: seguiremos siendo un país deficiente. La solución de fondo tiene que ver con la mentalidad, con la actitud, con la educación de nuestra población.
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