 
 Ningún poema resume esto, por más que quieran poner justificaciones:
Mientras bajaba por la infame escalera, 
tú salías por la puerta, 
y por un momento vi tu rostro nada familiar y tú me viste. 
Luego me escondí donde no me vieses de nuevo, 
y tú pasaste rápido ocultando tu rostro, 
y te metiste a la casa infame donde no podrías encontrar placer, 
como yo no lo había encontrado.
Y aún así, el amor que buscabas,
Y aún así, el amor que buscabas,
yo lo tenía para dártelo; 
el amor que yo quería– tus ojos me lo dijeron tus cansados y desconfiados ojos– tú lo tenías para dármelo. 
Nuestros cuerpos se sintieron y se buscaron; 
nuestra sangre y nuestra piel entendieron.
Pero ambos nos ocultamos turbados.
Pero ambos nos ocultamos turbados.
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
.jpg) 
 
 
 
