31 October 2009

CAVAFIS BIZARRO

Ningún poema resume esto, por más que quieran poner justificaciones:

Mientras bajaba por la infame escalera,
tú salías por la puerta,
y por un momento vi tu rostro nada familiar y tú me viste.
Luego me escondí donde no me vieses de nuevo,
y tú pasaste rápido ocultando tu rostro,
y te metiste a la casa infame donde no podrías encontrar placer,
como yo no lo había encontrado.

Y aún así, el amor que buscabas,
yo lo tenía para dártelo;
el amor que yo quería– tus ojos me lo dijeron tus cansados y desconfiados ojos– tú lo tenías para dármelo.
Nuestros cuerpos se sintieron y se buscaron;
nuestra sangre y nuestra piel entendieron.
Pero ambos nos ocultamos turbados.