El día de hoy, en su acostumbrada columna de Perú 21, Alonso Cueto escribe un breve artículo sobre la narrativa del extraordinario escritor brasileño Rubem Fonseca. Cueto destaca la características de los personajes del autor brasileño, motivados no por grandes ideales, sino por la perturbada y compleja naturaleza humana. Los dejo con algunos párrafos:
Rubem Fonseca es un cronista de la violencia como una señal de identidad en los seres humanos, en un contexto urbano. Sus personajes, sin embargo, no son redentores. En ellos no hay ningún impulso ligado al mensaje ni a la lección en aras de 'un mundo mejor’. Son, en cambio, seres imbricados al contexto en el que viven, un universo poblado por delincuentes, torturadores, prostitutas y corruptos. Tanto sus novelas políticas –Agosto– como sus relatos amorosos –Historias de amor–, y sus ficciones históricas –El enfermo Moliére–, llegan a la misma visión: que los seres humanos no estamos hechos de nada parecido a la grandeza, sino de una suma de pequeños impulsos.
Vivimos por lo tanto en situaciones en las que lo casual, lo trivial y lo relativo juegan un papel mucho más importante que las reglas de la moral. Sus personajes andan a tientas por este mundo, tratando de encontrar un lugar. Y en el camino, por cierto, también pueden sentir los ramalazos de la ternura por una mujer.