07 August 2008

UN ESCRITOR INSULAR


ENRIQUE PROCHAZKA Y UN ÚNICO DESIERTO

Hace diez años apareció un libro insular dentro de la narrativa peruana de los últimos años, Un único desierto, de Enrique Prochazka. Después de una década de su publicación, Editorial Matalamanga ha decidido lanzar una nueva edición de este libro, que no es facil encontrar en su edición original. El día de hoy, en la sección cultural del diario Correo, Carlos Sotomayor realiza una entrevista a autor sobre la aparición del libro:

Correo: Han pasado diez años de la publicación de Un único desierto, ¿cómo tomas la aparición de esta reedición?

Enrique Prochazka: Es una prolongación de la misma maldición que ha tenido Un único desierto durante toda su existencia. El libro está hecho de cuentos que fueron de taller, cuentos muy tempranos y que yo no pensé que estaban constituyendo un libro. Por lo tanto, se demoraron mucho en alcanzar forma de libro. Entre la fecha de Taylor, que es el primero de los cuentos, y la publicación, pasan 17 años; que cuando tienes 34 es toda tu vida (risas). Es un libro demorado. Y a mí me ha parecido que ese es su destino.

C: ¿Por qué demoró en publicarse la primera vez?

EP: Aquella vez se demoró producto de un error: Alex Forsyth me estaba esperando a mí y yo lo estaba esperando a él. No nos comunicábamos. Y eso nos tomó un año y medio. Y lo que ha pasado con esta edición de Matalamanga es lo mismo, un poco a escala menor.Pero también con la misma sensación de voy a dejar que salga a su ritmo, pero a su ritmo nunca salía. Los amigos de Matalamanga, que están aprendiendo el oficio, lo hacen bien, pero seguimos afectados de informalidad, por aquí y por allá. Y yo decía: Si no me agito, nada sucede (risas), y no me agité, entonces las cosas se demoraron mucho. Enrique Vila Matas me escribió para decirme oye, Enrique, el texto que te escribí no veo que lo estés usando y te pido permiso para hacer otra cosa con él. Le dije no, sí lo estamos usando, ahorita sale. Y de allí hasta que salió pasó un año.

C: Tras la primera edición, Un único desierto se convirtió en un libro de culto, inhallable...

EP: Creo que los primeros lectores entusiastas del libro fueron mi tía y mi prima; y algunos amigos del círculo entre los que estaba Limache. Pero luego ha ido ganando espacios, principalmente, yo diría, en las facultades de literatura. En San Marcos y en la Católica comenzó a circular el libro de mano en mano. Pronto hubo en el piso, afuera de San Marcos, fotocopias de Un único desierto. Pero nadie encontraba el libro impreso. Entonces empieza a formarse la leyenda negra de libro inhallable. Y lo mismo le ha pasado a Casa y a Cuarenta sílabas, catorce palabras.

C: Con el tiempo el libro ha cobrado importancia...

EP: Sí, ahora veo que lo celebran como un libro importante de los noventa, un libro un poco inclasificable. Pero los noventa se caracterizaron por eso. Está Mario Bellatin, algunas cosas de Fernando Iwasaki, Oscar Malca, Iván Thays; abriendo género cada uno.

C: En tu literatura advierto dos características principales: el extremado cuidado del lenguaje y el entramado complejo de las estructuras...

EP: La primera no sé si es tan importante como la segunda. La pondría en otro orden. Yo fundamentalmente hago estructuras. Creo que el lenguaje es una capacidad que no puedes dejar una vez que la tienes. Entonces, ya no cuesta tanto esfuerzo. Recuerdo que cuando hacía algunos de los cuentos de Un único desierto me proponía escribir un par de palabras difíciles. Pero no era para fastidiar a nadie, era porque me gusta el lenguaje, me gusta la precisión. Si tienes una llave inglesa de 3/16 en vez de una llave inglesa de 5 mm. prefiero usar la llave inglesa de 3/16 si es exactamente el formato. De manera que las palabras exactas me dan un gusto enorme. Pero ya está, no lo estoy trabajando, dejo que fluya. Lo que sí estoy trabajando más son las estructuras.

C: No hace mucho hiciste una nueva versión, para una editorial española, de un clásico de Shakespeare: Romeo y Julieta...

EP: Claro, por no decir un remake, porque no es un remake. La experiencia fue interesante. Lo que buscaba era ver qué se podía hacer con un argumento tan manido. Entonces, me vino a salvar el nombre, porque yo le puse Averno a mi historia antes de escribirla. Y me di cuenta que al trasponer las letras de Verona a Averno, sucedían ciertas cosas en el orden de las letras que me parecía muy interesante desde el punto de vista circular. Entonces me propuse hacer con las secciones de la obra lo mismo que le estaba pasando a las letras del libro. Traté de hacer eso. Al final incluso eso lo trastorné. Pero el proyecto salió como un proyecto estructural.