24 January 2011

CAICEDOMANÍA









Algunos amigos me preguntan el por qué del fanatismo por Andrés Caicedo.

Y la verdad que ha veces da pereza responder; sin embargo, voy a dar algunas razones de la pasión por los textos del escritor colombiano.

La primera de ellas es que Caicedo retrata una parte fundamental de la vida de cada persona que es la adolescencia, etapa en la cual se van perfilando los primeros rasgos de nuestra personalidad. Aquellos que no disfrutaron de una adolescencia alegre, callejera, vital; pero a la vez confusa, ambigua y conflictuada, no podrán disfrutar en su totalidad de los cuentos cuentos y novelas del escritor caleño.

Otra razón es la exploración intimista que hace de cada uno de sus personajes, con una agudeza e inteligencia que he visto pocas veces en narradores jóvenes.

A esto hay que añadir que la prosa de Andrés Caicedo, si bien es cierto es caótica, no deja de alcanzar niveles poéticos poco frecuentes en una narrativa juvenil y marginal.

Además, la temática que aborda, su paseo por la antesalas del infierno -para parafrasear a un escritor-, el desgarramiento interno que muestra en cada cuento, la personalidad maniaco-depresiva a la que estuvo condenado y que lo llevo hasta su irremediable final, son aspectos a los que uno no puede negarse a descubrir.

Suficientes razones para amar y querer a este angelito atravesado y empantanado.