ESCRITORES PERUANOS CONTEMPORÁNEOS
Richar Primo se ha propuesto reunir a los más destacados narradores peruanos dentro de su blog Zona del Escribidor y para tal fin ha convocado a todos aquellos escrtores que pertenecen a las últimas generaciones de la narrativa peruana. Ahora, a esta esforzada tarea, se suman las plumas de Gustavo Rodríguez y Eduardo González Viaña. Hace algunos días también hemos podido leer cuentos de Carlos Dávalos y Ricardo Sumalavia.
Los dejo con el cuento de Gustavo Rodríguez:
MI PAPÁ ES EL LOCO CIENFUEGOS
Por: Gustavo Rodríguez
La última vez que viajé a Trujillo en un ómnibus de estos tenía tu edad. Nada ha cambiado. Siguen siendo nueve horas mirando en esta pantalla la misma película, la arena como protagonista omnipresente y alguno que otro matorral marrón que entra en escena para desaparecer como un extra cualquiera. En vez de acomodadores tenemos a toda esta gente que sube ofreciendo pacaes, pacaes, ahí tiene los ricos pacaes.Lo único bueno es que si vas al baño, al fondo, no te pierdes nada. Todo sigue igual. Hasta los baches por los que estamos pasando ahora. Maldito aeropuerto. Felizmente aquí no proyectan el famoso cartelito de la disposición municipal con el cigarro tachado.¿Te molesta si fumo? Qué bien. Espero que tampoco te moleste mi conversación. En todo caso, si te aburre, será mejor para ti. Te puedes quedar dormido mientras mis palabras te entran por un oído y te salen por el otro. Por si acaso, si te llego al pincho, no te molestes en contestarme. Yo te comprendo. Yo tuve tu edad hace no mucho y los tíos habladores eran un suplicio para mí. Hasta eso sigue igual.Ya sé en qué estás pensando. Si le molesta viajar por tierra, porqué no tomó el avión, huevón. Ah, sonríes. Yo hubiera pensado lo mismo. Ha sido esa maldita huelga de aeropuertos. Justo hoy, que tengo que llegar a Trujillo a como dé lugar. Tengo que despedir a un amigo que se está yendo. ¿A dónde? Es una buena pregunta. Nando, carajo. A Nando lo he salvado de muchas, pero de ésta ya no lo va a sacar nadie. La primera vez que lo salvé, era menor que tú. Un pata que estudiaba en nuestro colegio, un ídolo por su forma de trompear, se lo estaba llevando para estropearlo. Ese cojudo era un caso para ser estudiado. En los recreos agarraba a la gente del cuello y la atenazaba bajo el brazo preguntándole quién es tu papá, di, quién es tu papá. Y si no le contestabas mi papá es el Loco Cienfuegos, te sacaba la mierda.Se llamaba Agustín. Pero todos lo conocían por esta chapa: El Loco Cienfuegos. Pero antes de que agarrara de punto a Nando, ya me había echado el ojo a mí.Para que entiendas bien lo que te voy a contar, déjame explicarte mejor cómo era el Loco. Por esa época yo tenía catorce años y estaba en tercero de secundaria. El tenía dieciocho o diecinueve, y estaba en quinto. Lo recuerdo enorme, con el pelo siempre corto, y con un ropero en vez de cuerpo, sin duda por la disciplina del Ramón Castilla. Sí, ese mismo, el colegio militar...
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