"SOY BÁSICA, GENÉTICAMENTRE UN HARAGÁN, UN VAGO..."
Acaba de salir a la venta la última novela de Jaime Bayly y los lectores acostumbrados a escarbar en la intimidad del escritor peruano tienen una nueva oportunidad para cotejar la ficción que plantea el libro con la realidad. El canalla sentimental es el nuevo libro que Jaime Bayly está presentando y por tal motivo Enrique Planas lo entrevista, el día de hoy, para la sección Luces de El Comercio:
Hay textos en "El canalla sentimental" que resultan un verdadero elogio a la pereza. ¿Cómo resuelves esa contradicción de defender la pereza y a la vez mantener varios programas de televisión?
Creo que la explicación parece contradictoria, pero no lo es. Soy básica, genéticamente un haragán, un vago, alguien que cultiva con deleite la pereza. Como soy un ocioso, sueño con retirarme y no hacer nada, vivir en una casa grande y leer y escribir y salir poco o nada y ver a muy poca gente. Pero para llegar a cumplir ese sueño, el de la vida reposada y sedentaria, el triunfo del perezoso sin culpa, tengo que ganar mucho dinero, ahorrar sin desmayo. Y por eso no me queda más remedio que trabajar como esclavo o mercenario de la televisión, saltando de una ciudad a otra cada fin de semana. Pero no lo hago por laborioso, sino porque el sueño improbable del perezoso retirado me da energías para ello. Y porque no conozco otra manera de ganar dinero.
El dinero y la complicada relación del protagonista con este es otro tema de la novela. Desde la tacañería más divertida hasta la incómoda situación de ser encarado por los más dudosos acreedores.
No tener dinero debe de ser una horrible desgracia. Sin embargo, tener mucho dinero sospecho que también genera considerables problemas y servidumbres. Lo peor es no tener mucho dinero, pero que la gente piense que lo tienes porque sales en televisión y escribes libros que venden más o menos bien. Esto es tremendo, porque entonces mucha gente te pide plata prestada o te propone entrar en la bolsa o te asegura inversiones muy provechosas. Y tú tienes que simular que eres muy conservador con tu fortuna, cuando en realidad no tienes dinero o tienes mucho menos de lo que imaginan. Yo creo que Borges tenía razón cuando decía que la gente más feliz es la de clase media, que no pasa apuros económicos, pero tampoco está llena de dinero y los problemas consiguientes que trae este. Es bueno saber vivir con austeridad y encontrar placer en cosas que no dependan del dinero, como montar bicicleta o mirar el mar o hacer el amor.
"Soy un rehén de la televisión, un esclavo de las señoras mayores", dice el protagonista. ¿No mina tu trabajo periodístico avisar a tus posibles entrevistados futuros que todo elogio para ellos será falso, que en el fondo muy pocos de ellos te interesan?
No lo mina. Al contrario, lo dota de valor y autenticidad, me hace más creíble y verdadero. Les estoy diciendo que no crean un solo halago de los muchos que les diré en televisión, que la naturaleza misma del encuentro en cámaras es falsa y que los elogios desmesurados que allí se dicen son parte de esa falsedad. Me parece justo advertirlo. De todos modos, es inútil. La gente siempre se cree los elogios y encuentra injustas y mezquinas las críticas.
(...)
¿Cómo definirías lo que llamas en tu libro 'la poesía incomprendida' de Tongo?
Tongo es mi amigo. Le tengo un cariño inexplicable. Siento que es un peruano ejemplar, admirable, que ha salido de abajo, que ha soportado cien mil humillaciones, que ha peleado obstinadamente por triunfar, que ha sobrevivido toda clase de naufragios, que ama a su familia, que ha triunfado contra viento y marea, que ha sido listo y avispado en hacerse el payaso bufonesco, en dejarse tomar el pelo y tocarse el culo, y que en el fondo es un tipo bueno, querendón, pícaro, condenadamente gracioso, que resume todo lo bueno y parte de lo malo que tenemos los peruanos, y que, en un país de pusilánimes y perdedores, ha logrado ser un ganador, un gran cholo ganador al que los pitucos admiran y cuyas canciones corean. Esto es notable y revelador. Tongo representa la movilidad social que hay ahora en el Perú, y es un feliz punto de encuentro entre lo pituco y lo popular, un espacio común en el que todos podemos reírnos o cantar sin importar los prejuicios o las diferencias sociales. Yo lo quiero como a un hermano.