SOBRE SUS INICIOS LITERARIOS Y SU RECIENTE NOVELA, PASEADOR DE PERROS
Uno de los escritores aparecidos dentro de la narrativa de los 90 y que, poco a poco, ha construido una trayectoria narrativa sólida es sin duda el escritor peruano radicado en Madrid, Sergio Galarza. Creador de un estilo realista y seguidor de la narrativa urbano-marginal inaugurada por Oswaldo Reynoso, Galarza ha ido consolidando una obra narrativa de especial consideración, mediante una prosa directa y fluida, al servicio de la historia, y se perfila como una de los narradores de mayor proyección internacional dentro de los últimos años.
En esta ocasión lo entrevistamos sobre sus inicios literarios y sobre la aparición de su última novela, Paseador de perros (Alfaguara, 2008):
SOBRE LOS INICIOS LITERARIOS
UNO
¿Cuál fue el primer libro que recuerdas entre tus manos y que sensación te causó?
Recuerdo muchos, pero esta vez quiero mencionar un par de libros que hojeo a cada rato: Guía del Observador de Nubes, de Gavin Pretor-Pinney. He dicho que los hojeo porque estoy esperando el momento adecuado para leerlos, es una costumbre que tengo con aquellos libros que prometen. Guía del ... no es una novela, es un libro de divulgación científica, categoría que le han asignado en la librería donde trabajo. Es la clase de libro que me atrae ahora. Por ejemplo, para mañana que saldré de viaje a Galicia por unos días, tengo reservado Rolling Thunder de Sam Shepard, un diario sobre Bob Dylan y su banda en la carretera. Hace unos días terminé la biografía de Ian Curtis escrita por su viuda, una historia reveladora sobre la verdadera enfermedad de Curtis: su egocentrismo.
Pero si te referías a un libro que me haya marcado cuando empecé a leer, un ejemplo es Un mundo para Julius, nunca olvidaré a Cano y su abuela. Más que lástima por el destino de estos personajes, sentía miedo hacia aquel universo y rabia porque no había una venganza pese a que yo sabía que se trataba de una ficción.
DOS
¿Qué autores determinaron tu forma de escribir y tu visión del mundo en tus inicios literarios?
Leyendo a Ribeyro me prometí que un día yo también tendría aventuras como las de sus personajes en Europa, aunque durante una época me atrajo más la idea de vivir en Estados Unidos. Leyendo a Ribeyro me preguntaba por qué algunas frases se me quedaban grabadas en la cabeza. Leyendo a Ribeyro entendí que necesitaba encontrar mi propia voz. Para soltarme hay dos autores que fueron fundamentales: Reynoso y Fuguet.
Por la edad en la cual empecé a escribir, la adolescencia era un tema que me fascinaba, me parecía un momento de mi vida que había perdido. Escribir sobre adolescentes ha sido mi forma de recuperar aquellos capítulos.
TRES
¿Tienes hábitos y costumbres a la hora de escribir? ¿Cuáles son tus horarios?
No tengo un horario fijo para escribir porque el trabajo no me lo permite, pero trato de dedicarle todas las horas posibles, sobre todo si me encuentro atascado. Siempre escucho música cuando escribo, busco canciones que puedan funcionar como el soundtrack del libro, aunque a veces me distraigo y termino escuchando solo música. Sin embargo, se acaban las canciones y de pronto escribo un párrafo de golpe. Escuchar música también es una forma de crear, caminar es una forma de crear, limpiar la casa es una forma de crear. Después de escribir hago algo de ejercicio, me ayuda a pensar en cómo seguirá la historia.
CUATRO
¿Qué recomendaciones o consejos le darías a aquellas personas que se están iniciando en la narrativa?
Para mí un escritor tiene que desarrollar su capacidad de observación al máximo, hay que aprender a captar aquellos detalles que te permiten ver el conflicto de los personajes. Un escritor no puede caer en errores como permitir que un chofer, ex policía en este caso, saque un plano para llevar a su jefe a una de las calles más conocidas de la ciudad donde viven.
Quien empieza a escribir debe preguntarse si quiere ser un escritor de verdad o solo alguien que mata el tiempo contando lo que se le ocurre. Ser escritor supone tener una actitud ante la vida, es un compromiso, no concibo que escribir sea un hobbie. Sé que mi forma de ver las cosas es radical, desde hace un tiempo no hago nada que no me exija poner todo mi esfuerzo, y lo disfruto. Un escritor solo puede sentirse satisfecho si acaba agotado después de cada jornada.
SOBRE PASEADOR DE PERROS
CINCO
5. Tu última novela , Paseador de perros, ¿se podría considerar dentro de lo que se ha venido a denominar una novela autoficcional?
Hay muchas situaciones de la novela que son parecidas a lo que yo viví, pero es como un collage, fui juntando escenas reales que en algunos casos no tenían nada que ver y las adapté para que funcionaran como ficción. La novela es una confesión de sentimientos.
SEIS
6. En la novela presentas la otra cara del Madrid cosmopolita, que es la versión marginal de la ciudad, ¿fue una propuesta conciente, desde que se inició el trabajo?
Esta es una ciudad que está cambiando a un ritmo acelerado y la inmigración es un tema que empieza a aparecer en la literatura española de un modo tímido, políticamente correcto. En mi caso, lo que empezó como una confesión fue creciendo hasta convertirse en un travelling por la intimidad de aquellos habitantes anónimos, raros, exiliados. En un momento me di cuenta de lo útil que me sería la experiencia colaborando con Etiqueta Negra. El reportaje y el ensayo me han servido para desarrollar varias ideas que me interesaba plantear. Son herramientas que me ayudaron a avanzar cuando me atascaba.
Ahora que la novela está publicada recuerdo mucho una conversación que tuve con Maya Watanabe al encontrarnos en Madrid: a ninguno le interesaba hablar de la inmigración en sus proyectos. Al final yo lo he hecho, rompí el pacto porque no se trataba de la típica historia del inmigrante que vence los obstáculos con su esfuerzo. En mi cabeza tenía un personaje con una mirada particular y yo estaba más rabioso que nunca.
SIETE
7. Después de más de una década de la aparición de Matacabros, ¿cómo ves en perspectiva la narrativa de los 90?
Durante una década surgieron propuestas muy distintas y eso es lo que hay ahora. No sé qué balance podría hacer. ¿Vivos y desaparecidos?