ESCRITOR DOMINCANO EN SU MEJOR MOMENTO
La literatura de frontera, o literatura híbrida como la denominan algunos, está dando sus mejores frutos en Estados Unidos. Uno de los autores más celebrados de esta literatura es el escritor de origen dominicano Junot Díaz, cuya primera novela, La asombrosa vida breve de Oscar Wao, ha sido galardonada con el Premio Pulitzer. El día de ayer, en el suplemneto El Dominical, Julio Ortega escribe una interesante artículo sobre las virtudes de este joven escritor:
Junot Díaz (República Dominicana, 1968) ha sobrevivido con ironía el "Fukú" (la maldición) de la fama. Al Premio Pulitzer por su magnífica novela "The Brief Wondrous Life of Oscar Wao" (2007), Díaz le ha dicho "¡Zafa!" (contra). Se ha excusado diciendo que el mejor escritor Latino en Estados Unidos es Francisco Goldman, y ha situado su novela en la saga sobre el dictador Trujillo. Sólo que a diferencia de las otras, que según él convirtieron a sus autores en "secretarios de Trujillo," habiendo sido seducidos por su mito, la suya pretende mostrarlo en su horror cotidiano. La RD de Trujillo fue un laboratorio de realismo mágico: el dictador construyó incluso el mito nacional del origen taíno como más auténtico que el evidente origen africano. El "color indio" sumaba un vasto mestizaje, incluyendo trigueños. La mala suerte (fukú) empieza con Cristóbal Colón, cuyo solo nombre demanda cruzar dedos (zafa). Esta novela es un conjuro contra la violencia naturalizada por los poderes en control. Su inteligente crítica reverbera con humor paradójico porque se ejerce, primero, en el lenguaje mismo: sólo el sarcasmo y la ironía, la sátira y la risa, pueden desmontar un lenguaje que reproduce la violencia como identidad y destino. Si el triunfo de Trujillo fue haberse apoderado del lenguaje, recuperarlo demanda recomenzar por lo más precario y descarnado ("Diez millones de Trujillos es todo lo que somos"). La novela es el espacio donde el lenguaje cambia de hablantes y voces, ahora desde la otra orilla, desde New Jersey y su población latina y pobre. El "fukù" se convierte en el "fuck you."
"La asombrosa vida breve de Oscar Wao" es, casi como toda gran obra latinoamericana, una novela política: una seria disputa del sentido histórico y actual, íntimo y social, del poder y sus representaciones, del lenguaje y sus servidumbres, de las mentalidades y su manipulación. Y lo es de un modo contemporáneo: está hecha con furia festiva y agudo desenfado, con una autoironía libre de todo empaque. No pretende revelar la verdad ni mucho menos proveernos de buena conciencia. Al contrario, su mundanidad es su lucidez: posee una inmediatez emotiva que hace cierta la intimidad de sus voces. Supone tanto el realismo mágico como el realismo sucio, el habla callejera como el lenguaje de la ciencia ficción y el cine. Y parte de la saga de las migraciones latinas, con sus desgarramientos y zozobras, machos erráticos, y heroico matriarcado tribal. El propio nombre del personaje es una pronunciación latina del inglés: Oscar Wilde. Y ese bilingüismo cómico, esa recodificación del español dentro del inglés, es otro de los horizontes de esta novela. Esa ampliación del espacio del relato en un mundo bilingüe, da cuenta, otra vez, de la violencia de la discriminación y la servidumbre.
Junot Díaz es impecable en esa trama bilingüe. Nunca cede al color local del Spanglish, que es ya académico, y hace del español el substrato contrastivo de su inglés desinhibido. (Inevitablemente, la traducción al español hará perder ese desparpajo dentro del inglés). Pero más importante es el bilingüismo interno del lenguaje a la vez popular y literario, oral y libresco, que Díaz, como Cabrera Infante o Luis Rafael Sánchez, usa corrosivamente. En sus extraordinarios cuentos de "Drown" se podía comprobar un peculiar fenómeno del habla de escritor transfronterizo: uno leía el inglés pero a poco creía estar leyendo español. No porque Junot Díaz inventase un lenguaje híbrido, tampoco porque su inglés esté plagado de español, sino porque la fluidez de su escritura, esa asociación discursiva que la cláusula castellana permite, corre bajo el inglés como la matriz española de la nueva lengua pluralizada de las migraciones hispanas en los EEUU. El mexicano-americano Rolando Hinoja-Smith había descubierto bajo su inglés el alejandrino español. Y la puertorriqueña Rosario Ferré, al traducirse al inglés encontró que no había original y copia sino dos libros distintos. En el caso de Díaz, el registro lingüístico se diversifica aún más debido a la pluralidad de sus hablantes y el registro de cultura popular y visual que cada uno de ellos acarrea.
"La asombrosa vida breve de Oscar Wao" es, casi como toda gran obra latinoamericana, una novela política: una seria disputa del sentido histórico y actual, íntimo y social, del poder y sus representaciones, del lenguaje y sus servidumbres, de las mentalidades y su manipulación. Y lo es de un modo contemporáneo: está hecha con furia festiva y agudo desenfado, con una autoironía libre de todo empaque. No pretende revelar la verdad ni mucho menos proveernos de buena conciencia. Al contrario, su mundanidad es su lucidez: posee una inmediatez emotiva que hace cierta la intimidad de sus voces. Supone tanto el realismo mágico como el realismo sucio, el habla callejera como el lenguaje de la ciencia ficción y el cine. Y parte de la saga de las migraciones latinas, con sus desgarramientos y zozobras, machos erráticos, y heroico matriarcado tribal. El propio nombre del personaje es una pronunciación latina del inglés: Oscar Wilde. Y ese bilingüismo cómico, esa recodificación del español dentro del inglés, es otro de los horizontes de esta novela. Esa ampliación del espacio del relato en un mundo bilingüe, da cuenta, otra vez, de la violencia de la discriminación y la servidumbre.
Junot Díaz es impecable en esa trama bilingüe. Nunca cede al color local del Spanglish, que es ya académico, y hace del español el substrato contrastivo de su inglés desinhibido. (Inevitablemente, la traducción al español hará perder ese desparpajo dentro del inglés). Pero más importante es el bilingüismo interno del lenguaje a la vez popular y literario, oral y libresco, que Díaz, como Cabrera Infante o Luis Rafael Sánchez, usa corrosivamente. En sus extraordinarios cuentos de "Drown" se podía comprobar un peculiar fenómeno del habla de escritor transfronterizo: uno leía el inglés pero a poco creía estar leyendo español. No porque Junot Díaz inventase un lenguaje híbrido, tampoco porque su inglés esté plagado de español, sino porque la fluidez de su escritura, esa asociación discursiva que la cláusula castellana permite, corre bajo el inglés como la matriz española de la nueva lengua pluralizada de las migraciones hispanas en los EEUU. El mexicano-americano Rolando Hinoja-Smith había descubierto bajo su inglés el alejandrino español. Y la puertorriqueña Rosario Ferré, al traducirse al inglés encontró que no había original y copia sino dos libros distintos. En el caso de Díaz, el registro lingüístico se diversifica aún más debido a la pluralidad de sus hablantes y el registro de cultura popular y visual que cada uno de ellos acarrea.