EL HOMBRE MISTERIOSO
El nombre de Hildebrando Pérez Huaranca está ligado a una de la más atroces masacres realizadas por Sendero Luminoso. Se le considera el despediado líder y ejecutor de la matanza realizada contra el indefenso pueblo de Lucanamarca. Sin embargo, su existencia ha quedado envuelta en una halo de misterio: antes de militar en Sendero, había publicado un libro de relatos, Los ilegítimos, para después convertirse en uno de los protagonista de la peor masacre del terrorismo. Por otro lado, muchos afirman que no sobrevivió a la guerra interna y que murió en combate, y unos pocos señalan que todavía vive, refugiado en algún lugar de Europa, esperando el momento oportuno para volver a la carga. El día de hoy, en el suplemento Domingo de La República, Enrique Patriau escribe una artículo sobre este personaje, realizando una semblanza sobre su faceta de escritor y militante de Sendero Luminoso:
"Estaba uniformado como militar, llevaba dos pistolas, mestizo, de ojos vivos, pelo lacio, de 1.70 metros de estatura aproximada, nariz aguileña, voz resonante como de mando militar, agarrado, no era gordo, era un profesor".
La detallada descripción corresponde al escritor Hildebrando Pérez Huarancca. Así lo recuerdan varios testigos de la matanza de Lucanamarca, entrevistados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). El 3 de abril de 1983, 69 campesinos murieron asesinados por una columna de Sendero Luminoso que incursionó en ese distrito de Ayacucho, en la provincia de Huancasancos.
Pérez Huarancca –así lo dice la CVR– estuvo al mando de unos 60 terroristas que provistos de hachas, machetes, cuchillos y armas de fuego perpetraron una de las más sangrientas masacres durante la guerra interna. El salvajismo, la deshumanización en su más grotesco esplendor. Un ajuste de cuentas planificado desde la Dirección Central de Sendero Luminoso, bajo el mando de Abimael Guzmán, contra una población campesina que había osado rebelarse contra esa organización y apoyar a las fuerzas del orden. Y la responsabilidad militar de esa acción genocida recayó en Pérez Huarancca.
Historiador Iván Hinojosa no cree que Pérez Huarancca haya sobrevivido a la guerra.
Curioso destino el de este hombre. Escritor, antes de Lucanamarca había publicado un libro de cuentos, "Los ilegítimos", que hoy merece reconocimiento entre los especialistas, más allá de las atrocidades cometidas. "Era una promesa narrativa", nos dice Pedro Escribano, editor cultural de La República. "Un buen escritor. No extraordinario, pero digno de atención. Era una especie de neoindigenista, aunque con muchas resonancias de Rulfo en su prosa", añade el crítico literario Gustavo Faverón. Integrante del grupo Narración en los setenta, junto a escritores de tendencia marxista ortodoxa como Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso, Pérez Huarancca se dejó atrapar y llevar por la vorágine de violencia de Sendero. ¿Por qué y cómo? Son respuestas que todavía permanecen en la oscuridad.
Historiador Iván Hinojosa no cree que Pérez Huarancca haya sobrevivido a la guerra.
Curioso destino el de este hombre. Escritor, antes de Lucanamarca había publicado un libro de cuentos, "Los ilegítimos", que hoy merece reconocimiento entre los especialistas, más allá de las atrocidades cometidas. "Era una promesa narrativa", nos dice Pedro Escribano, editor cultural de La República. "Un buen escritor. No extraordinario, pero digno de atención. Era una especie de neoindigenista, aunque con muchas resonancias de Rulfo en su prosa", añade el crítico literario Gustavo Faverón. Integrante del grupo Narración en los setenta, junto a escritores de tendencia marxista ortodoxa como Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso, Pérez Huarancca se dejó atrapar y llevar por la vorágine de violencia de Sendero. ¿Por qué y cómo? Son respuestas que todavía permanecen en la oscuridad.
Casi nada se sabe de cómo fue el proceso por el cual Pérez Huarancca terminó formando parte de Sendero. Según el escritor Dante Castro (cuya versión se puede revisar en el blog Puente Aéreo, de Faverón), el autor de "Los ilegítimos" no era senderista, al menos en sus inicios. Pero debido a su tendencia política de izquierda, terminó detenido y recluido en el CRAS de Huamanga, Ayacucho.
La versión de Castro es imposible de contrastar. Lo que sí es verdad es que Pérez Huarancca fue liberado de esa cárcel el 2 de marzo de 1982, tras una sorprendente y exitosa operación militar emprendida por senderistas. Aquella vez 304 presos fugaron, de los cuales unos 70 eran miembros del PCP-SL. Edith Lagos, camarada ‘Edith’, también escapó, aunque moriría meses después, en setiembre, en un enfrentamiento con la Guardia Republicana.
Cuenta Castro que Pérez Huarancca, para salvar su vida, debió "guardarse" sus discrepancias ideológicas con Sendero, convirtiéndose así en uno de sus mejores cuadros de combate. Y Lucanamarca fue su prueba de fuego.
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