ESCRIBIR, ESCRIBIR, ESCRIBIR
En su habitual columna, a proposito del encuentro Hay Festival, en Cartagena de Indias, Alonso Cueto reflexiona sobre el acto de la escritura. La nota dice lo siguiente:
A través de las ventanas del taxi, el mar de Cartagena de Indias llega desde muy lejos, a través de mechones blancos que erupcionan en la superficie. No hay una zona calma o plana en este mar que arde bajo el sol, como un anticipo adecuado a uno de los festivales literarios más interesantes e intensos del mundo. El Hay Festival, fundado por Peter Florence, se celebra en honor de la ciudad del mismo nombre en Gales. Sus sedes alternativas son Segovia, en España, y Cartagena, en Colombia. La razón: Hay es la ciudad con más librerías per cápita del mundo. Tiene 1,300 habitantes y 38 librerías, y su propósito es que todas las ciudades que le sirven de sede repitan esa proporción.
Estamos en el teatro Heredia en el centro de una ciudad cargada de historia (Cartagena fue, junto con Veracruz y El Callao, un puerto privilegiado y asediado por los piratas).
Aquí se desarrolla la mesa sobre historia y novela. Vicente Molina Foix dice que a los escritores les interesa lo que llama la "historia en zapatillas", es decir, lo que relaciona el contexto histórico con lo que pasa dentro de las salas y los dormitorios. Cita un ejemplo. En Marco Antonio y Cleopatra, de Shakespeare, hay un episodio en el que Cleopatra recibe al emisario de Roma que está a punto de invadir Egipto. A Cleopatra le interesa algo más urgente: saber cómo es la esposa de Marco Antonio. Reina de Egipto, Cleopatra es también una mujer enamorada. Confunde sus obligaciones políticas con sus necesidades emocionales. Es, por encima de todo, un gran personaje. Alguien en el público sigue con el tema y cita a Carlos Fuentes: "La historia es una botella en el mar y la novela es el manuscrito que está dentro de ella". Debo confesar que no me parece una mala frase, aunque no la entiendo del todo.
En otra reunión, al poeta colombiano Juan Manuel Roca el moderador le pregunta si él recomienda a un autor que no debe ser leído por los jóvenes. "¿Un autor que no debe ser leído? Mario Benedetti", contesta. Y a continuación agrega: "Mario Benedetti es a la poesía lo que Guayasamín a la pintura, lo que Silvio Rodríguez a la música, lo que Julio Iglesias a la filosofía".
Esa noche se presenta Wole Soyinka, el gran poeta africano, ganador del Premio Nobel. Contesta una serie de preguntas con gran sobriedad (afirma que fueron los primeros esclavos negros quienes trajeron la máscara de los bailes y espectáculos satíricos a Europa). En la rueda de preguntas, un niño de nueve años le pregunta qué tiene que hacer para convertirse en un escritor como él. "Escribe", le contesta Woyinka. "Escribe siempre. Escribe sobre lo que quieras y muéstraselo a tus padres, a tus hermanos, a tus amigos. Escribe. Y eso es todo". Para escritores de muchas lenguas, venidos de todas partes del mundo, es la única conclusión que cuenta.