Este año, el semiólogo, escritor y estudioso del medievalismo, Umberto Eco llega a 75 años de vida y al parecer en perfecto estado de salud, física y mental. Recuerdo haber leído a mediados de los 80, con un fascinación extrema, El nombre de la rosa. La novela llegó a mis manos en la tarde y me tomó toda la noche y parte de la mañana del día siguiente terminar de leerla. Cuando cerré el libro, en la edición de Lumen, me quedó una fuerte impresión sobre la cultura y la historia medieval que hasta ahora continúa.
La gran pregunta es: ¿leerán las jóvenes generaciones, con el mismo fervor y perseverancia, las más de 1,000 páginas que comprende el libro o se contentarán con apreciar la versión cinematográfica de la misma? Lo cierto es que la lectura de esta extraordinaria novela fue obligatoria para aquellos que nos formamos entre los 80 y los 90.
Posteriormente, mi acercamiento a Eco se dio a través de ensayos como Obra abierta, Apocalípticos e integrados y Tratado de semiótica general, libros indispensables para comprender la cultura de masas y parte de la teoría semiótica de este autor italiano.