EL AÑO NUEVO SEGÚN ALONSO CUETO
En la sección cultural de Perú 21, se lee la siguiente nota de Alonso Cueto sobre el año nuevo:
Si las Navidades miran hacia atrás, el Año Nuevo mira hacia delante. Un amigo me dice que todos los fines de año se siente obligado a celebrar aun cuando no tiene ninguna razón para hacerlo. Para él, toda celebración debe ser una opción individual. Uno celebra cuando tiene razones personales: el nacimiento de un hijo, el aniversario de un matrimonio, la obtención de una meta. Pero el 31 de diciembre, la sociedad nos obliga a todos a celebrar, a reunirnos, a abrazarnos, a desearnos un feliz año. ¿Por qué nos entregamos a esa fiesta? ¿Qué celebramos realmente en Año Nuevo? Yo diría que la existencia colectiva. Si seguimos en este mundo, si aún tenemos ilusiones y esperanzas, si hemos cumplido como sociedad un año más, estamos obligados a celebrarlo de algún modo. Es un cumpleaños colectivo, una celebración grupal. Al abrazarnos nos estamos diciendo: hemos llegado unidos hasta aquí, vamos a estar bien, vamos a realizar nuestros sueños, vamos a seguir juntos.
Pero no nos basta con desear. También queremos saber. Herederos del oráculo, sentimos la necesidad de adivinar el futuro. Los periódicos se llenan de predicciones. Alguna vez le pedimos a una gitana que nos lea la mano. Incluso los hombres y mujeres más racionales no pueden resistir la tentación mágica de la predicción. Por eso, si no podemos adivinarlo, podemos proyectar nuestros deseos sobre él. La esperanza de un sustituto de la fe.
El rito de la renovación es común a todas las culturas. Es uno de los ritos de la vida. La renovación es una necesidad frente al tedio y a la repetición. La purificación de la fiesta es el único modo de volver luego a la rutina. El 1 de enero, que es un día de silencio, nos despertamos del sueño de la celebración, para entrar otra vez al ruido de la rutina. Es la misma realidad pero es otra. Renovada por los abrazos, las confesiones, las historias, el baile, los gritos que nuestro organismo colectivo necesita, al menos una vez al año.