"LOS ARGENTINOS TIENEN DOS PASIONES: EL FÚTBOL Y LA CARNE"
En la sección cultural del diario Correo, encuentro una interesante y entretenida entrevista realizada por Manuel Eráusquin al cronista chileno Juan Pablo Meneses, con ocasión de la aparición del libro La vida de una vaca. En la misma, el cronista chileno se refiere a las dos grandes pasiones de los gauchos: "el deporte rey" y el consumo de carne en cantidades industriales. Hay algunas revelaciones que van a sorprender a más de uno:
Correo: ¿Cómo visualizaste abordar este libro, donde muestras la importancia de la vaca en la identidad argentina?
Juan Pablo Meneses: Desde hace un tiempo que me estaba interesando el tema de la carne, pues comer carne me parecía una buena metáfora actual del mundo consumista. Sin embargo, cuando surge esta idea, yo vivía en ese momento en Barcelona y trataba de escribir la historia de la carne, pero en esa ciudad no era muy factible. Después me voy a vivir a Buenos Aires, y me doy cuenta de que había llegado al imperio de la carne, al reino de las vacas. Ciudad donde las mujeres andan con chaquetas hechas de cuero de vaca, donde las vacas están presentes en la publicidad, en los discursos políticos y en toda la cotidianidad de los argentinos. Por ejemplo, en el Día de la Madre lo único que hay es una humareda gigante porque en todas las casas hay un asado.
C: Digamos, una costumbre que posee una dimensión cultural muy fuerte.
JPM: Sí, y es una influencia muy fuerte, pues es todo un país identificado con la carne. En ese sentido Fontanarrosa dice que los argentinos tienen dos pasiones: el fútbol y la carne. Sin embargo, del fútbol se ha escrito muchos libros y por la pasión de la carne y el asado no existía ninguno. Por eso me pareció que era bueno escribir sobre eso.
C: Paradójicamente, siendo la carne tan importante en sus vidas no había un libro que pudiera dar cuenta de su importancia.
JPM: Para ellos comer más carne que cualquier país del mundo, comprarse un kilo de lomo por cinco dólares y que ese mismo lomo en Alemania vale treinta dólares, es algo que les resulta normal. El argentino nace sabiendo que hay un solo derecho que absolutamente nadie se lo puedo negar: comer buena carne y barata. Quizás por eso nunca se lo cuestionaron.
C: ¿Ahora, sigue manteniéndose esa estadística de proyecciones alucinantes, donde existen más vacas que personas?
JPM: Sí, pero creo que eso con el transcurrir del tiempo va a cambiar porque Argentina tiene 50 millones de vacas desde hace treinta años y sigue manteniendo esa cantidad, como que la producción de vacas no ha crecido, cosa que la población humana sí. Pero en realidad la industria ganadera argentina es famosa en el mundo por el tema de carne argentina. Uno va a un lugar del África y va a ver carne argentina como una marca.
C: Sin embargo, durante la crisis económica que tuvieron en diciembre del 2001 no se podía creer que en el país del reino de la carne hubiera niños desnutridos que parecían de la hambruna de Etiopía.
JPM: Claro, esas imágenes que dieron la vuelta al mundo eran de niños que provenían del norte de La Rioja y hace poco aparecieron algunos casos de desnutrición que eran menores. Pero eso se dio por un tema de distribución. Lo curioso que en el tiempo de la crisis el consumo de carne aumentó, sobre todo en las grandes ciudades. Recuerdo que se hizo una marcha contra el hambre que terminó con un asado al lado de la ruta que cortaron durante cinco horas para protestar. Ahora, en el interior sí hay muchos problemas con la distribución.
C: En todo caso, la carne es asunto de importancia nacional.
JPM: Sin duda, y yo me enteré mientras escribía el libro que hubo un paro ganadero. En ese momento de crisis llamaron al Ejército y ellos sacaron de sus campos carne para el consumo externo. Y es que hay una división del Ejército argentino que se dedica a criar ganado por si pasara algo y llegara a faltar carne. Es algo que está interiorizado, que forma parte de su identidad.
C: Además, la carne es probablemente una de las pocas cosas que los unen.
JPM: Hay que tomar en cuenta que Argentina es un país famoso porque tiene divisiones. Boca o River, Borges o Cortázar, Charly o Spinetta. Sin embargo, todos están de acuerdo en decir y proclamar al mundo entero que ellos tienen la mejor carne del mundo. Eso te da una idea de una identidad nacional muy fuerte. Incluso, hay un cuento de Fontanarrosa donde habla de unos amigos que se juntaban todos los días para comer un asado viendo fútbol. Lo curioso es que todos los días habían partidos importantes: final de la Copa del Mundo, final de la Copa Libertadores o Eurocopa. Hasta que un día se dan cuenta que estaban muertos, pero estaban en el cielo.