21 December 2006


ENTREVISTA A CALDERÓN FAJARDO EN CARETAS

El día de hoy, en la revista Caretas, se hace una entrevista al narrador Carlos Calderón Fajardo -al cual se le debería difundir y leer más-. A continuación, algunas preguntas:

–En el Perú, ¿qué ha aportado la discusión entre escritores “andinos” y “criollos”?

–Literariamente nada, pues no ha habido una discusión de posturas estéticas. Lo interesante es su lado sociológico, pues revela una vez más la fractura entre Lima y las provincias, que se refleja también en el ámbito cultural. Yo no me ubico en ninguno de los lados aunque tengo amigos cercanos en ambos. Me ha parecido una tontería, pues se debería aprovechar la heterogeneidad de la literatura peruana como un elemento para enriquecerla.

–¿Y qué opina sobre una discusión más reciente, acerca del papel de la crítica literaria?

–Creo que esta debe iluminar el texto para el lector y descubrir lo que el mismo autor a veces no puede. Y si el texto es bueno, pues lo es. Y si es malo, también. Ser escritor tiene tan pocas compensaciones en el Perú, que no es justo que a uno lo silencien o critiquen por otros intereses.

–¿Cuál es su relación con el medio literario peruano?

–Me siento ajeno y esto ha hecho que se me considere un hombre raro, huraño, esquivo y tímido, y no soy nada de eso. Lo que pasa es que estoy en todas partes pero a la vez en ninguna, y con quien sí estoy es con mi familia.

–Usted ha comentado que todo lo que rodea la fama es pasajero y superficial. ¿Cuán fácil es dejarse llevar por ella en el medio literario local?

–Es fácil para cualquier humano, pero especialmente para los escritores. No conozco a ninguno que no sea vanidoso, egocéntrico y sumamente sensible a la crítica. Yo no pretendo ser el monje de la literatura: también me gusta que mi trabajo sea reconocido. Pero la persona que es demasiado visible pierde fuerza como escritor. Es mejor mantener un perfil bajo; escribir y trabajar pacientemente. Santiago Roncagliolo, por ejemplo, de escritor de libros está pasando a ser presentador de libros. Viajando constantemente de un lugar a otro, ¿cuánto tiempo puede dedicarle a la escritura?