Salinger vendría a representar la antítesis de algunos escritores de moda, mediáticos y sobreexpuestos. Una persona esquiva, misteriosa, escurridiza, inasible, como los personajes memorables que construyó, y que renunció a los trajines de la fama y el éxito para refugiarse en aquella alejada mansión que lo recluyó hasta su muerte. Un verdadero ejemplo de que lo que importa en la literatura es el texto y no el autor.
Es verdad que El guardian entre el centeno es una de las mejores novelas norteamericanas del siglo pasado, y que me fascino hasta el delirio su lectura, pero yo me quedo con el cuento que abre el libro 9 cuentos, "Un día perfecto para el pez platano", un relato memorable que nos enrostrará siempre que Salinger no ha muerto, que sigue vivo a través de los protagonistas freaks que perfiló.
En este enlace, pueden encontrar el texto completo:
UN DÍA PERFECTO PARA EL PEZ PLATANO