OSWALDO REYNOSO O LA INDECENCIA DE LA ESCRITURA
Cuando en la década del sesenta, Oswaldo Reynoso publicó “Los inocentes” (1961) y “En octubre no hay milagros” (1965), muchos críticos de la época calificaron al escritor de indecente y exigieron la inmediata suspensión en sus labores docentes por abordar abiertamente el tema de la sexualidad y recoger una jerga juvenil que, para la oficialidad, lindaba con lo vulgar. Al poco tiempo, apareció, en defensa del autor, un artículo de Mario Vargas Llosa en el que señalaba que “la culpa de todo lo tenían los propios escritores porque ellos habían acostumbrado a los lectores a una literatura pacata.” Posteriormente, salió a la luz “El escarabajo y el hombre” (1970), novela en la que Reynoso experimenta con el tratamiento del lenguaje y la estructura narrativa, y que la critica literaria no logró entender por el carácter insólito del tema y la estructura innovadora del texto, condenándola a un silenció injusto. A más de cuarenta años de la publicación de “Los inocentes”, el escritor nos abrió las puertas de su casa de Jesús María para dialogar sobre su experiencia narrativa y sus próximos proyectos.
¿Cómo nació su interés por la literatura?
Cuando en la década del sesenta, Oswaldo Reynoso publicó “Los inocentes” (1961) y “En octubre no hay milagros” (1965), muchos críticos de la época calificaron al escritor de indecente y exigieron la inmediata suspensión en sus labores docentes por abordar abiertamente el tema de la sexualidad y recoger una jerga juvenil que, para la oficialidad, lindaba con lo vulgar. Al poco tiempo, apareció, en defensa del autor, un artículo de Mario Vargas Llosa en el que señalaba que “la culpa de todo lo tenían los propios escritores porque ellos habían acostumbrado a los lectores a una literatura pacata.” Posteriormente, salió a la luz “El escarabajo y el hombre” (1970), novela en la que Reynoso experimenta con el tratamiento del lenguaje y la estructura narrativa, y que la critica literaria no logró entender por el carácter insólito del tema y la estructura innovadora del texto, condenándola a un silenció injusto. A más de cuarenta años de la publicación de “Los inocentes”, el escritor nos abrió las puertas de su casa de Jesús María para dialogar sobre su experiencia narrativa y sus próximos proyectos.
¿Cómo nació su interés por la literatura?
Empecé a escribir cuando tenía doce o trece años. Recuerdo que recién había ingresado a la secundaria y para ir al colegio (San Francisco de Arequipa) tenía que pasar cuatro veces frente a una vieja librería. El dueño era también un viejo cascarrabias. Era una librería antigua con estantes de madera, más que todo tenía artículos para escritorio. Unos de esos días, me llamó la atención un libro pequeño con pasta de cuero y el filo de las páginas dorado que se exhibía en la vitrina. Inmediatamente, supuse que en este libro iba a encontrar las historias más fabulosas jamás escritas y siempre que pasaba por la librería me detenía a contemplar el libro. Un día, entré a la librería a preguntar por su costo y el viejo me corrió con un bastón y me dijo que ese libro era para adultos. Esto despertó aún más mi curiosidad. Después de haber sobornado a unos de mis hermanos mayores con unos cigarrillos, logré tener en mis manos el librito. Corrí hacia mi casa y subí a la azotea. Recuerdo que era un atardecer, de esos atardeceres hermosos de Arequipa de coloración naranja quemada. Me senté en un cajoncito. No abrí el paquete, porque quería prolongar el placer de encontrarme con esas historias fabulosas. Quite el papel de la envoltura y acaricié el libro muchas veces. Por último, cerré los ojos y lo abrí en cualquier parte. Grande fue mi decepción al ver que las páginas estaban en blanco. Ya se iba la tarde y recuerdo que lloré. Luego, me reanime y me dije: “Bueno, si no he encontrado en este librito las historias más fabulosas jamás escritas, yo las puedo escribir”. Saqué un lápiz y empecé a escribir. Desde entonces, no he parado de crear historias hasta el momento.
¿Es cierto que durante su juventud esta vocación literaria se vio peligrar por una fuerte vocación religiosa?
Sí, pero hasta donde tengo entendido usted fue acólito y luego quiso ser sacerdote y su padre se opuso a ello.
Según José María Arguedas, “Los inocentes” marca un antes y un después dentro de la narrativa peruana, ¿cómo cree que se logró esta ruptura?
Se dice que “Los inocentes” inyectó de vitalidad a la narrativa peruana, ¿qué escritores influyeron en la elaboración de esta prosa?
Con relación a la crítica que recibió de “Los inocentes” y que en muchos casos fue injusta, ¿cree que ésta ha variado después de cuarenta años de publicada la obra?
Creo que ha variado en el sentido que se ha vuelto más liberal, ya no es una crítica cucufata, pero me parece que en algunos críticos sigue presente una actitud autoritaria, de sumos sacerdotes, que sin ningún fundamento alaban libros que no tienen ningún valor y otras veces silencian o ningunean a escritores que sí tienen méritos.
Un tema recurrente en sus obras es la perdida de la inocencia y la confusión que experimentan los jóvenes.
¿A qué se debe esta predilección por retratar el mundo juvenil marginal?
Si bien es cierto que el joven de cualquier condición puede llegar al borde del abismo en la etapa de la juventud, esto se hace más doloroso en el joven marginal, que ingresa a la vida sin ningún horizonte.
Con respecto a la novela “El escarabajo y el hombre” y que la critica silenció en su tiempo, ¿qué nos puede decir sobre ella después de treinta años de su publicación?
Con respecto a la novela “El escarabajo y el hombre” y que la critica silenció en su tiempo, ¿qué nos puede decir sobre ella después de treinta años de su publicación?
De los lugares que se mencionan en esta obra como El Palermo, La Sevillana, La Chilena, El Fredy, La Rica Playa ¿Cuántos de ellos han sobrevivido?
Ninguno, no hay Palermo, no hay Sevillana, ni tampoco hay la Rica Playa. Y si bien es cierto que los lugares han desaparecido, los personajes siguen vivos.
Cambiando de tema, ¿Qué opinión le merece la narrativa peruana joven?
Bueno, ¿cuáles son ahora sus nuevos proyectos?
A lo largo de mi vida yo me he dedicado a dos actividades: la docencia y la escritura. En este momento, estoy en pleno ejercicio de estas dos labores. En lo que se refiere a la enseñanza este año cumplí cincuenta años de ejercicio de la docencia. En lo referente a la narración, nunca he dejado de escribir. Estoy preparando una novela, es posible que dentro de un mes dé a conocer un adelanto de ella. Por otro lado, se cumplen más cuarenta años de la publicación de “Los inocentes”, treinta años de la aparición de “El escarabajo y el hombre” y para ello estamos preparando una gran celebración. Ahora, más que nunca siento ganas de seguir viviendo en pleno ejercicio y goce de todas mis facultades, tanto físicas como mentales, y de creación.
No comments:
Post a Comment